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Columnas y artículos de opinión
El fragor de las pasiones
Helí Herrera Hernández
15 de diciembre de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
 
Cualquier alto funcionario que sabe que sus decisiones generan efectos, debe pensar y repensar dos veces cualquiera que ésta sea, en todos los escenarios, y no llevarse, como bien lo dice el Gobernador Duarte, por sus intereses personales, sino tomando en cuenta lo que le conviene a Veracruz.
 
Y es que la iniciativa para homologar las elecciones locales con las federales, como lo marca la nueva Ley Electoral Federal, obligó al Ejecutivo Local a enviar, la semana pasada, una iniciativa de ley para que en el proceso electoral de 2016, los veracruzanos elijamos un gobernador de dos años, y de esa forma éste gobierne hasta 2018, y en las elecciones federales de ese año, se elija Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales y locales, así como un gobernador, ahora sí de seis años.

 
Pero ésta no era la única opción, habrá que apuntarlo, dado que la mayoría de los medios de comunicación y varios columnistas así lo han dado a entender. No, la iniciativa pudo (si se hubiera querido y por el bien de Veracruz y los veracruzanos), haber contemplado un gobernador y diputados locales de cinco años, es decir, que en 2016 eligiéramos tanto al ejecutivo como a los legisladores por ese lapso de tiempo, y así, en las elecciones federales de 2021 en que se elegirán diputados federales, allí lo hiciéramos por un gobernador de seis y diputados de tres.
 
El sustituto de Javier Duarte tomaría posesión el primero de diciembre de 2016 y concluiría su mandato el 30 de noviembre de 2021, para dar paso allí al siguiente Ejecutivo, ahora si, de nueva cuenta, de seis años. Lo mismo ocurriría con los legisladores de la LXIV Legislatura, que durarían de nueva cuenta tres.
 
¿Por qué lo explico así? Pues porque esos mismos periodistas y columnistas, al igual que el promotor de la iniciativa y sus colaboradores están dando a conocer solo un escenario, el de dos años, y siembran, en el concierto estatal, que la homologación de las elecciones tiene que ser a fuerza de dos, y eso es pecar de incauto, dado que si recurrimos a la legislación electoral federal en ningún articulado precisa eso. Sólo obliga, a todas las entidades federativas, a homologar sus elecciones locales con las federales, por ahorro económico principalmente, y por hastío ciudadano que ya está cansado de elección tras elección, y despilfarro monetario en cada una de ellas.

 
Los términos >interés por Veracruz<, y >quien tiene la responsabilidad política de Gobernar<, acogidos por el Ejecutivo como motor para la iniciativa de dos años, son cuestionables desde el punto de vista económico, en primer lugar, político en segundo y social en tercero Veamos: Se ha comprobado históricamente que los Presidentes de la República, gobernadores y Alcaldes hacen poco, o casi nada en su primer año de gobierno, y que es en el segundo donde logran arrancar su administración, después de haber tapado todos los “hoyos monetarios” que heredaron. ¿Qué empresario va a invertir, de manera consciente y razonable sus dineros en Veracruz, cuando todo capitalista lo que exige siempre es certidumbre, y aquí, aparte del tiempo el otro factor es, si en relevo hay cambio de partido político?
 
Otro factor es el que comentan los que hacen negocios con el gobierno, que si con un ejecutivo de seis años sufren para sus cobros, con uno de dos de plano se abstendrían de hacerlos, generándole al gobernador del partido que gane, inclusive del PRI, una parálisis de desarrollo social porque nadie le fiaría, a sabiendas que a los dos años tendrían que elegir otro, y pudiera ser de partido distinto al que gobierne esos dos.
 
Es lógico ahora entender la inestabilidad social que tal medida generaría, porque el Estado en sí y los veracruzanos no veríamos obras importantes y necesarias durante esos dos. Pagaríamos, sin deberla, las consecuencias de una decisión tomada al fragor de la pasión, del interés personal o de grupo, y no de manera institucional, responsable y de lo que le conviene a los veracruzanos.  

 
He buscado, se los juro, argumentos sólidos tanto del promotor como de sus alfiles que enriquezcan el proyecto de dos, pero los que han dado sirven, en efecto, para apuntalar la de cinco. Esos fueron los que inspiraron a Pepe Yunes para, en su conferencia de Prensa del jueves 11, asestarles calificativos contundentes: “……es inoportuna……inconsecuente,…..lesiva para las finanzas del Estado,…..no le genera confianza a los inversionistas, a los proveedores, a quienes van a recibir los esfuerzos de la administración…..no les genera certidumbre y eso detiene inversiones…….es inconsecuente con la realidad económica….lesiva para la economía…….No genera condiciones de estabilidad económica ni de estabilidad política.
 
Pero fue más allá ”……¿Cuál es el objetivo que busca y que persigue? Porque yo no lo encuentro, y de todo corazón deseo que los cálculos no les fallen y que las cuentas las tengan claras…”. A todo lo afirmado por el Senador de Veracruz, hasta este momento de estar escribiendo mi artículo, no ha habido respuesta de los promotores.
 
Pero sobre el tema no se ha escrito la última palabra. Viene lo más difícil para el Gobernador y es, en principio, librar la batalla en el seno del Poder Legislativo dado que ya hay diputados que abiertamente están en contra de su iniciativa como los dos legisladores de Xalapa Ricardo Ahued y David Velasco; pero hay más que subrepticiamente apoyan a José Yunes Zorrilla y claro, a Héctor Yunes que también opino en contra.

 
Por tratarse de un sismo priísta, donde están confrontados el Gobernador con los dos senadores de mayoría de Veracruz, todos ellos de ese partido, no me cabe la menor duda que tendrá que ser, al mas alto nivel del priísmo nacional, o séase el primer priísta nacional, el que decida al respecto, tomando en consideración, además, el presidencialismo revivido en México.
 
Ya veremos si se toma en cuenta la estabilidad económica y política de Veracruz, o el fragor de las pasiones personales o de grupo.