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Columnas y artículos de opinión
Café científico
Azoteas verdes
Paula Ximena García Reynaldos
30 de enero de 2015
alcalorpolitico.com
Aunque el término “azotea verde” es algo más o menos reciente, en realidad la idea no es del todo nueva, podríamos pensar incluso que su primera referencia histórica está en los legendarios Jardines Colgantes de Babilonia. Sin embargo la tendencia moderna de esta solución arquitectónica, surgió mucho después en el siglo XX en la década de los sesentas, en Alemania, y va más allá de poner macetas con plantas en los techos, sino más bien de aprovechar esos espacios de los edificios, adaptándolos para que pueda albergar pequeños ecosistema.
 
El proceso en que un techo cualquiera se convierte en una azotea verde se llama naturación y consiste en adaptarlo para que pueda volverse una tierra cultivable, teniendo cuidado de que esto no afecte de ninguna manera la integridad del edificio en cuestión.
 
En una azotea verde hay, por supuesto, vegetación, que crece en el medio de cultivo adecuado, que para el caso de los techos debe ser una mezcla de tierra que al mojarse no resulte muy pesada, para evitar que la construcción pudiera sufrir daños estructurales.
 

Lo ideal es que bajo la cama de tierra que se utilice se coloque un tejido de filtración, que permita que el agua de riego pueda salir, incluso para reciclarse, además bajo este tejido de filtración debe existir una barrera impermeable que separe la estructura del techo propiamente dicho, evitando que se acumule humedad y sirviendo como límite para las raíces de las plantas que ahí crezcan.
 
Los diseños exitosos de techos verdes son posibles gracias a materiales y desarrollos tecnológicos como fibras sintéticas para hacer las barreras y mejores impermeabilizantes que sirven como aislantes, pero también se utilizan otros recursos menos sofisticados, como piedras porosas para los sistemas de drenaje.
 
Contar con azoteas verdes en los edificios citadinos es algo bueno, pues la tierra cultivada y las plantas retienen el agua de lluvia, haciendo posible la devolución de esa humedad al ambiente, en lugar de lo que pasa en casi todas las ciudades: cuando llueve, el pavimento no absorbe el agua, ésta sólo escurre al drenaje, y en el peor de los casos su acumulación causa inundaciones desde muy pequeñas, hasta catastróficas.
 

Además de esto, la vegetación de las azoteas verdes ayuda a reducir el efecto llamado isla de calor, que es muy común en las ciudades, pues los materiales que forman el pavimento y los edificios son propicios para acumular calor, resultando que muchas veces las zonas citadinas sin vegetación tengan temperaturas entre 3 y 10°C más altas, que las zonas con vegetación. Esto se debe a que el concreto, el asfalto y otros materiales con los que construimos calles y edificios, absorben y acumulan el calor que nos llega del Sol, además de reflejarlo, haciendo que la temperatura a su alrededor se eleve. Sin embargo en las zonas con vegetación, el fenómeno de la evapotranspiración, en que tanto el suelo como las plantas, pierden agua, ayuda a regular la temperatura.
 
Si se hace una elección adecuada de las plantas de una azotea verde, también se puede promover la protección de la biodiversidad de la zona, dándoles un lugar adecuado para vivir a especies de aves o insectos, por ejemplo. Además estos espacios cultivables pueden usarse para producir alimentos, como se hace ya en Japón, donde las azoteas verdes se utilizan para cultivar hortalizas.
 
En México desde hace unos años existen empresas privadas que se dedican al diseño e instalación de techos verdes en edificios de grandes corporativos. Además también hay asociaciones civiles que promueven talleres y distribuyen productos para que los ciudadanos se animen a contar con área verde en sus azoteas.
 

También los gobiernos locales están llevando a cabo acciones que promueven estos desarrollos, por ejemplo hace unos pocos días se inauguró la azotea verde del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México.
 
¿Y qué podemos hacer cada uno de nosotros si no tenemos una azotea muy grande o no tenemos recursos para hacerla “verde”? Al menos podemos contribuir cuidando algunas plantitas en una maceta en una ventana, un pequeño balcón o incluso en un rincón de nuestra casa.
 
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