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Columnas y artículos de opinión
Que me expliquen…
Helí Herrera Hernández
16 de marzo de 2015
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
Hay días que cuando escucho a los hombres que están en el poder público afirmar en sus discursos hechos relacionados con la situación que atraviesa la patria, me cuestiono si no será que el que está loco soy yo, porque su realidad no concuerda con la mía y su visión de país no es ni ligeramente cercana a la que observo.
 
Escribo todo esto porque la semana pasada el presidente Enrique Peña Nieto afirmó: "México lleva décadas de estabilidad política, social y económica", y es allí precisamente cuando me sumí en una reflexión profunda, explorando a vuelo de pájaro primero, a que décadas se referiría, y luego, como la oración esta en presente, deduje que se refería a los últimos 20 o 30 años, no más atrás porque entonces su afirmación tendría que haber sido en pasado, muy pasado diría yo.

 
Por la noche, ya con más calma y sin ruidos empecé a examinar esos 30 años a los que posiblemente se refería don Enrique, partiendo del gobierno de Miguel de la Madrid, (para no remontarme más atrás), de 1982 a 1988, justo cuando él y su gabinete integrado por los –chicago boys- iniciaron el desmantelamiento del sector estatal de la economía, poniendo a remate todas las empresas públicas que eran propiedad del Estado Mexicano, bajo la promesa que con el dinero recaudado se iba a impulsar el desarrollo de México que generaría bienestar social, y terminó su período y nunca se logró.
 
Vino después Carlos Salinas a terminar el remate: la industria telefónica que le dejaba a las finanzas públicas poco más de dos mil millones de dólares anuales, los canales de radio y televisión y cientos más de empresas públicas, sin que en su gobierno el pueblo de México se hubiere beneficiado, salvo Carlos Slim que la adquirió fiada, por no decir que regalada dado que se la vendieron a plazos, su hermano Raúl y él, que hasta la fecha siguen sin trabajar y viviendo como reyes.
 
De allí llegó Ernesto Zedillo Ponce de León quien vendió los ferrocarriles a una empresa ferroviaria norteamericana (de la que hoy es consejero y cobra anualmente más de 800 mil dólares), devalúo la moneda generando una crisis que empobreció a millones de compatriotas, pero eso sí, salvando a los banqueros, cuando con el apoyo de los legisladores de su partido y de los de Acción nacional crearon el FOBAPROA, que hasta la fecha les siguen entregando anualmente miles de millones de pesos.

 
En el 2000 vino la transición y la posibilidad de que México se transformaría en una nación que atendería las necesidades de los que menos tenían. Vicente Fox despertó la esperanza de millones de connacionales porque se comprometió a meter a la cárcel a todos los corruptos y porque generaría centenas de miles de empleos bien remunerados. No cumplió ni una ni la otra cosa, haciendo un gobierno de nueva cuenta para los ricos, aplicando la ley del embudo: la parta más ancha para sus –amigochos, como él les decía- y la más chica para los pobres.
 
Don Felipe le sumó, a la ya de suya difícil situación económica que vivíamos, la del desempleo (cuando se había proclamado como el presidente de ese rubro), así como la de la inseguridad pública al declararle la guerra a los carteles del narcotráfico que generó más de cien mil muertos durante su sexenio, aparte de los miles y miles de hombres y mujeres secuestrados por bandas criminales, robos y extorsiones que se convirtieron en el pan de cada día.
 
¿A eso podríamos llamarle estabilidad política, social y económica, cuando el tejido social se torció, cuando aumentaron de acuerdo con las estadísticas oficiales el número de mexicanos miserables y pobres, cuando la concentración de la riqueza solo se dio en unas cuantas manos; cuando la capacidad de compra de los salarios se derrumbó, cuando teniendo el precio del barril de petróleo a más de cien dólares teníamos el más alto costo de la gasolina de todos los países productores de petróleo?

 
Y ahora, este señor nos viene a decir que llevamos décadas de estabilidad política ¿y las muertes de diputados, candidatos a gobernadores, presidentes municipales?, ¿Y los gobernadores corruptos y ratas, así como partidos políticos como el verde que se han especializado sus dirigentes en violar un día sí y al otro también las normas constitucionales electorales, y las instituciones de sancionarlos los aplauden? Estabilidad social cuando tenemos temor salir a las calles, a las carreteras, a los cines, a las plazas públicas y ser asaltados o asesinados, levantados o secuestrados, y en el menor de los casos ser extorsionados –hasta el día viernes 13 el ejecutómetro marcaba ya 16,191 asesinatos en lo que va del gobierno de Peña-, y Estabilidad económica cuando se ha pulverizado el salario, los precios de las mercancías de la canasta básica anda por las nubes –el cono de huevo ya está en 70 pesos-, los recortes presupuestales afectan la atención médica y las medicinas de los hospitales públicos; las carreteras y calles están deshechas –salvo las de paga-, el peso devaluado, los comercios en quiebra, cerrando y varios etcéteras.
 
No, pues entonces si necesito que me expliquen porque yo veo un México distinto al de Peña Nieto, horriblemente distinto, con décadas de INESTABILIDAD política, social y económica desde que concluyó el modelo desarrollista al que quizás, por eso mismo se le denominó el milagro mexicano.
 
El optimismo de Peña sólo es compartido por los miembros de su gabinete y por los grupos Higa, Carso, Elektra, Monterrey, Televisa y una decena más.