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Columnas y artículos de opinión
El timbre electoral: La suciedad
Helí Herrera Hernández
25 de mayo de 2015
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
El país ha pasado en siglos del Estado Benefactor que produjo desarrollo y bienestar, al Estado de las élites donde el capital está por encima del individuo y, el mercado de la sociedad.
 
Los políticos egresados de las escuelas neoliberales, o aquellos que se han rodeado de economistas graduados en las tesis miltonfriedmanas han logrado minimizar al Estado, lo volvieron individualista, lo aburguesaron, lo adelgazaron como diría el celebre Carlos Salinas de Gortari y lo apartaron del pueblo, construyendo así una nación de pobres, de hambrientos, de desempleados, de extorsiones, de secuestros, de crímenes, de inseguridad, de jóvenes rechazados por las instituciones educativas y, lo que es peor, de una sociedad cuya pesadilla se vislumbra interminable dado que no se observa, a corto plazo, un nuevo despertar con oportunidades para todos.

 
Escribo esto porque siendo las elecciones el medio para que hombres y mujeres en México decidan un cambio de rumbo económico, éstos solo son testigos de un gobierno corrupto que le da lo mismo que periodistas valientes les descubran propiedades que no abarcan con sus salarios devengados durante toda su vida, o que violen la ley cuantas veces quieran en materia electoral, impidiendo con sus mancebos tanto en el Instituto Nacional Electoral como en el Tribunal Federal Electoral castigo a los delincuentes electorales que compran conciencias, que disfrutan tiempos en radio y televisión 500 veces superior a los partidos pequeños, que han hecho de la dádiva y la limosna la mejor ruta para ganar votos, aprovechándose del nivel cultural que permean a las grandes mayorías, propiciada, maquiavélicamente, por ellos mismos.
 
Este escenario de impunidad y protección a los tramposos por quien debe castigarlos, es lo que ha generado el escepticismo, el que millones de compatriotas se alejen de las urnas porque ven imposible un triunfo ajeno a la burguesía, a los partidos que han detentado el poder en México y demostraron con las políticas públicas desarrolladas que son iguales, que están cortados con la misma tijera, y que una cosa es el discurso en campaña y otra muy distinta la acción gubernamental.
 
El abstencionismo lo han propiciado y alentado los partidos de la derecha en México porque sacan raja del mismo, porque son los directamente beneficiados de éste, y como la burguesía reaccionaria es inmoral porque no tiene recato alguno para expoliar a las masas trabajadoras, mucho menos vergüenza han tenido para crear un sistema electoral impúdico, inmune a ellos y perjudicial para los partidos políticos que representan los intereses de la clase media y trabajadora.

 
Observe y reflexione la actual campaña a diputados federales donde los partidos de esta clase social enriquecida se limitan en los medios de comunicación a denostarse, ver quien es más cochino, quien es y ha sido más mentiroso cuando estuvieron en el poder, y así, en uno, dos y tres resumen lo que cada uno de ellos no hicieron ni han hecho, dado que ni el PRI ni el PAN han aumentado los salarios, ni el PRI ni el PAN bajaron los impuestos; ni el PRI ni el PAN bajaron los combustibles y, ni el PRI ni el PAN han metido a la cárcel a los corruptos en este país, porque casi todos andan en campaña, una vez más, como blancas palomitas, aprovechando la pobreza y la ignorancia de los mexicanos para llamarlos a votar por ellos, previa dádiva, previa limosna.
 
¿Dónde está la plataforma electoral? ¿Dónde la oferta política? ¿Dónde el compromiso público de transformar la desigualdad en justicia social? ¿Dónde la palabra empeñada para liquidar el Estado Burgués que tanta miseria ha generado en un Estado Popular? ¿Dónde el abc que nos precise el rumbo para ser eficaz y eficiente al Estado?
 
Y allí están los partidos políticos criaturas del PRI y del PAN: el Verde y el Panal, postulando a las hijas e hijos de los líderes priístas como sus candidatos a diputados, como una autentica casa chica de esos institutos políticos, viviendo en amasiato por la noche aunque de día se manifiesten independientes. Silvana Beltrones, Pablo Gamboa, Javier Herrera Borunda, en una sinergia que explica por qué son intocables y las autoridades electorales no los tocan, no les quitan el registro a pesar de todas las violaciones que a la Ley Electoral Federal han hecho.

 
El ciudadano hoy se tiene que conformar con campañas de lodo en lugar de ideas, de propuestas, de alternativas de gobierno que no plantean los partidos de la burguesía y que, quienes las hacen, >los partido chicos<, por su escaso tiempo en la radio y la televisión pasan inadvertidos para el grueso de la población, provocando con ello la confusión y el calificativo de que todos los partidos son iguales.
 
Tarde se dio cuenta el presidente de la Cámara de Senadores que la reforma electoral, como todas las que propuso Enrique Peña Nieto no han servido, que son letra muerta porque en este aspecto siguen siendo los partidos de la derecha los que imponen sus criterios a través de sus representantes en el INE y el TRIFE (consejeros y magistrados, dado que ellos son los que los proponen por cuotas), dejando en indefensión al resto de los partidos políticos en México.
 
El simplismo y la demagogia; la impunidad y la corrupción; la desvergüenza y la sinrazón son en este proceso electoral el timbre, la marca, tanto de las autoridades electorales como de los partidos políticos ricos en México que lo mismo denostan y se burlan de los chichimecas que hacen alarde de los relojes, de las casas blancas, de los yates y de la violación a la ley electoral como la que hace la franquicia del PRI –el verde-, sin que le quiten el registro, a pesar que la norma de la materia así lo precise.

 
El actual Estado no tiene agendada la rectitud, la honradez, la moral o la ética como marca propia porque son las élites adineradas las que lo integran por sí, o por interpósita personas. De allí que los sueños de millones de compatriotas sólo sean pesadillas de las que quisiéramos despertar, pero que no nos dejan estas gentes perversas, cuya única patria es el dinero, como lo dijera el generalísimo Don José María Morelos y Pavón.
 
El trabajo que les queda a los hombres y mujeres demócratas, progresistas y de pensamiento avanzado es duro, sinuoso, largo y de mucho sacrificio. Habrá que no bajar los brazos.