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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Entre analfabetas te veas
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
28 de mayo de 2015
alcalorpolitico.com
Cada vez que una institución nacional o internacional hace estudios sobre asuntos relacionados con la educación de los mexicanos, nos ponemos a temblar y, casi sin leer los resultados, ya estamos preparados psicológicamente para más de lo mismo: andamos mal, siempre rondando los últimos lugares en calidad y los primeros lugares en fallas.
 
Ahora, con vergüenza, conocemos los índices sobre el nivel lingüístico de estudiantes universitarios, derivados del estudio que hizo la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) aplicando un examen a 4 351 alumnos, con un promedio de edad de 20 años, de 11 diferentes universidades, 7 instituciones públicas y 4 privadas. Todos ellos alumnos de primer ingreso en el área metropolitana de la ciudad de México, que, se supone, es de las ciudades con menor rezago educativo.
 
Sintetizando: los alumnos obtuvieron 5.9 en comprensión lectora, 65% de los alumnos no han desarrollado una capacidad de abstracción adecuada (que, según la psicología, se logra en la secundaria), 91% no muestra dominio de la ortografía y de la acentuación; 43% no tuvo dominio para cohesionar un texto; sobre conocimiento de la gramática, la media de porcentaje de aciertos fue 49.54, la más baja de todas las habilidades medidas. El 90% de estos alumnos mostró haber obtenido calificaciones superiores a 7.5 en español y literatura en bachillerato, materias que el 80 % consideró fáciles. En total, 28.3% de los alumnos dijeron que habían leído hasta 3 libros; 28.8%, de 4 a 6, y 42.9%, más de 6. (Véase: http://asambleaanuies.ibero.mx/wp-content/uploads/2013/11/Estudio-EXHALING-6-nov.pdf).
 

Entre las universidades evaluadas están: la UNAM, el ITAM, el CIDE, la Anáhuac, la Ibero, la ENAH (Antropología e Historia), el INBA (Bellas Artes), la UPN (sí, la de maestros), y la misma UAM. Como se puede apreciar, son algunas de las universidades más prestigiadas de México… ¿Y el resto? Y se trata de alumnos que están iniciando los estudios para obtener un grado universitario y ejercer una profesión. Es decir, los futuros médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, antropólogos, historiadores, artistas, contadores, administradores, etc.
 
Durante la presentación del libro Habilidades Lingüísticas de los Estudiantes de Primer Ingreso a las Instituciones de Educación Superior del Área Metropolitana de la Ciudad de México, Irma Munguía Zataraín, profesora investigadora del área de lingüística, explicó que «el conocimiento lingüístico está mínimamente presente y aparece de una manera dispersa, discontinua, no orientada en los planes y programas de estudio. No hay contenidos disciplinarios gramaticales en los planes y programas. Quizá por eso los alumnos no saben, y por eso fracasaron. Es lo que muestra el sistema educativo. Así están los alumnos», concluyó lacónicamente.
 
Sumándose a este deplorable panorama, después de realizar el estudio «Medición Independiente de Aprendizaje (MIA)» a 3 143 estudiantes de Veracruz de entre 5 y 16 años, ubicados en 187 localidades de 70 municipios, investigadores de la Universidad Veracruzana y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Unidad Golfo concluyen: «En México los estudiantes menores de 16 años tienen una comprensión de lectura similar a la de países como Uganda, donde solamente uno de cada diez niños de tercero de primaria puede leer y comprender correctamente un texto de segundo grado» y «sólo el 14.1 % de los alumnos de quinto de primaria pueden resolver un problema de matemáticas simple: el 85.9 % no cuenta con la destreza para hacerlo».
 

El doctor en antropología, Felipe Hevia, director del proyecto, explicó que el objetivo de este estudio es que «padres, maestros y la sociedad en general conozcan el nivel educativo de los niños, se involucren más en la educación de los pequeños, se deje de responsabilizar únicamente a la escuela del rezago educativo y se reconozca que existen otros factores a los que también hay que combatir» (http://www.sinembargo.mx/16-05-2015/1344550).
 
Es cierto: no podemos simplemente culpar a un componente del sistema educativo: educa toda la sociedad, aunque es verdad que existe una increíble desidia en muchos maestros por capacitarse, actualizarse, ir más allá de los paupérrimos programas oficiales y esforzarse por revisar los libros oficiales de español para corregir, por ética profesional, este derramadero de tiempo que es la jornada escolar. En ocasión de un examen escolar de ortografía se «recomendó» a quienes lo elaboraban que eludieran aquellas reformas que la Academia de la Lengua incorporó desde hace por lo menos cinco años, pues los maestros no las conocían… Vamos, ni las que se hicieron hace veinte años.
 
Pocos hacen algo y muchos, nada; entre estos, la SEP.
 

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