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Columnas y artículos de opinión
Candidato ciudadano
Helí Herrera Hernández
1 de junio de 2015
alcalorpolitico.com
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twitter:HELÍHERRERA.es

La otra ruta
 
La agonía del Partido Revolucionario Institucional sigue su marcha. Tal y como ha sucedido en todos los procesos electorales su votación viene a menos y solo ha podido controlar algunos órganos de poder gracias a las alianzas que ha realizado con otros institutos políticos, que le han dado los puntos porcentuales que hasta antes del año 2000 tenía.

 
Dicho en otras palabras el PRI viene cayendo y cayendo elección federal tras elección federal, y los miles de votos que va dejando en el camino los recupera con los que sacan sus aliados eternos del partido verde, y los del PANAL, hoy turquesas, que ya con los diputados y senadores que éstos obtienen se deslindan de sus colores y camaleónicamente se convierten en tricolores, con los que han alcanzado mayorías absolutas en las dos cámaras que integran el Congreso de la Unión.
 
El descrédito del PRI ante la opinión pública por el desgobierno y la corrupción por ellos fomentada, la han sabido sortear inteligentemente impulsando a partidos peleles como el de la familia González Martínez, que disfrazados de ecologistas y con prácticas tramposas e ilegales se han posicionado entre la población pobre y necesitada, y en algunos casos con el partido de la maestra Elba Esther Gordillo que ha hecho del gremio magisterial su fuente electoral que le ha permitido salvar los techos electorales que la ley electoral exige para tener vida política.
 
Las últimas encuestas realizadas por un periódico del Distrito Federal muestra, coincidentemente con un artículo publicado en el periódico estadounidense The New York Times, que es el Partido Revolucionario Institucional el partido más repudiado en estos momentos, y por consecuencia el menos votado para las elecciones que tendremos dentro de seis días.

 
Este escenario arroja dos vertientes: la primera explica por qué el gobierno federal le está dando tanto apoyo a través de las secretarías de estado y de los medios de comunicación al partido verde, especialmente televisa y televisión azteca, a tal grado que han rebasado los topes de campaña que, de acuerdo con la legislación electoral es motivo suficiente para que pierdan el registro electoral, y por qué las autoridades electorales encargadas de cumplir dicho mandamiento no lo han hecho limitándose a imponerle multas y multas, que pagan gustosos estos mequetrefes con dinero nuestro, tanto los consejeros del INE como los magistrados del TRIFE.
 
La lectura no puede ser otra: luego entonces el Verde está predestinado por el presidente de México, como primer priísta en este país, a sustituir a su partido, mostrándolo como un partido joven, fresco, llamativo por la mercadotecnia que impulsa a través de la radio y la televisión que son, sus más claros aliados dado que hasta diputados y senadores les han dado para que desde el Congreso de la Unión defiendan sus intereses de monopolios.
 
La segunda vertiente es la más difícil de comprender: está la gente tan harta de los partidos políticos tanto por la corrupción que impera dentro de ellos, derivado del manejo inescrupuloso de los dineros públicos que reciben, como del papel que desempeñan en los cargos de elección popular sus militantes, que están viendo la figura de los candidatos independientes o ciudadanos como la alternativa para capturar todas esas inconformidades de la sociedad.

 
Y digo que es la más difícil de entender porque la sociedad ve las candidaturas ciudadanas o independientes como la alternativa frente a los partidos políticos. Tan solo en su primera aparición como posibilidad para accesar al poder por esa vía, en Nuevo león, un candidato sin partido político como el bronco va a ganar la elección de gobernador manejando un discurso anti partidos, aunque ahora lo sea por el partido Movimiento Ciudadano. ¿Cómo entender entonces esto? ¿Acaso no decía que se iba por la candidatura independiente, al margen de cualquier partido porque éstos son corruptos?
 
 ¿Quizá su justificación sea porque Movimiento Ciudadano no está catalogado como un partido político, sino como su nombre lo dice, en un instrumento de la ciudadanía para tomar el poder y ejercerlo en beneficio de la comunidad?
 
Aquí mismo en Veracruz ya un senador priísta en su página web, en su Facebook y en las redes sociales aparece con el logo de candidato ciudadano, y como en política cualquier palabra o mensaje tiene una connotación, yo le doy la lectura de que este personaje político ha decidido, ante el repudio generalizado de su partido y las componendas que sus dirigentes realizan, que ha tomado la decisión de competir por la gubernatura de Veracruz de manera independiente, contagiado por lo que sucede en el estado norteño de Nuevo León.

 
De ser cierta esta apreciación creo que ha tomado a tiempo la decisión de salir como candidato ciudadano. Tiene los días, las semanas y los meses necesarios para recorrer desde Pueblo Viejo hasta las Choapas para convencer a sus seguidores de que esta es la ruta que los nuevos tiempos políticos y la sociedad reclaman y, por qué no, para tener serias posibilidades de triunfar porque eso de ser candidato por el partido verde, un partido delincuente y por otro repudiado cada día más, significaría colocar sus aspiraciones en la cuerda floja, en el límite del precipicio.
 
Gana más como un candidato surgido de la sociedad que del partido revolucionario institucional, o de su criatura política: el verde.