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Columnas y artículos de opinión
Esfera Política
Cuando el reloj se detuvo
Ricardo Vázquez Salazar
28 de junio de 2015
alcalorpolitico.com
Desafortunadas decisiones e imposiciones tiránicas que van en contra de la ciudadanía; únicamente por considerar la conveniencia política. Con la parchada nueva Ley de Tránsito, autoritaria, atestada de violaciones a los derechos humanos, pretenden ponerle la bota en el cuello a la ciudadanía. Como están las cosas en Veracruz, solo hace falta un detonante, este podría ser. Lo curioso es que los 400 pueblos encuerados y demás grupúsculos al servicio oficial seguirán teniendo salvoconducto. Los feminicidios en Xalapa son alarmantes e incontenibles; para los diputados locales es prioritario terminar de “ajustar” la nueva Ley del garrote. Una tras otra.
 
Eran días de fiesta cuando se llevaban a cabo los eventos de inauguración: del Museo de Antropología, de la Escuela Normal Veracruzana, del Centro de Especialidades Médicas, CEM; de carreteras, escuelas, clínicas y hospitales; de urbanización en los municipios: introducción de drenaje y agua potable –aunque potable es un decir, pero bueno-, pavimentación de calles y avenidas. Todo eso pertenece al pasado.
 
Fueron otros tiempos aquellos, en que cada administración estatal entregaba a la ciudadanía valiosos paquetes de obras y acciones en beneficio de los veracruzanos, contemplados en cada Informe de Gobierno. En la actualidad, la obra pública no se contabiliza por los kilómetros de calles pavimentadas, sino por el número de baches tapados. No es broma, cualquiera puede checar este dato, los directores de obra pública municipales así lo han venido señalando orgullosos.
 

En materia de infraestructura y servicios públicos, en Veracruz el tiempo se detuvo hace diez años y medio, cuando Fidel Herrera Beltrán asumió la gubernatura en su primer periodo.
 
Hoy en día, ante la ausencia de nueva infraestructura, entre la clase política se destacan los logros personales, se vanaglorian y se magnifican con bombo y platillo, como si estos representaran un bien para la ciudadanía, que en la realidad son completamente ajenos. Son triunfos para sí mismo, electorales o de un nuevo cargo público, absolutamente apartados de cualquier posibilidad de beneficio para la población; sin ninguna expectativa. La disposición por la comunidad pasa -ya no a segundo- al tercer plano, porque ante todo está primero el interés personal y enseguida el de grupo.
 
Lo que si se ha entregado a la población desde la anterior administración estatal, es un fuerte desfalco a las finanzas estatales; corrupción e impunidad han traído como consecuencia graves deficiencias en los servicios públicos, en perjuicio de los veracruzanos. Se ha enlutado a miles de hogares veracruzanos por la delincuencia organizada que se ha arraigado. Lo ocurrido este sábado en el municipio de Mariano Escobedo –cercano a Orizaba-, en que la población enardecida quemó dos patrullas de la policía, confirma una vez más el hartazgo de la ciudadanía por la delincuencia organizada y por la impunidad, hecho que dio lugar a la formación de grupos de autodefensa este fin de semana en este municipio y otros circunvecinos como Maltrata y Nogales.
 

Los veracruzanos merecen un mejor porvenir. No un “vamos bien y viene lo mejor”. Sería absurdo contemplar un tercer periodo de “fidelidad”. El destino va a cambiar el próximo año, para bien de la población; la ciudadanía está dispuesta a lograrlo. .
 
Las lecturas son muy claras, el anuncio que acaba de hacer en Acayucan el senador José Francisco Yunes Zorrilla, sobre la realización de obras millonarias para beneficiar a los municipios de Oluta, Acayucan, Oteapan y Zaragoza, con recursos de la federación, no es fortuito. Lo mismo hará en la Huasteca y en otras regiones de Veracruz.
 
Para el otro senador, Héctor Yunes Landa, el hecho de haber conocido las entrañas del Poder, no descarta estar expuesto a felonías; le obliga a tenerlo muy presente. Sabe que lo pueden traicionar como se la hicieron a Pepe, se mueve con cautela. Ahí está ya “Alianza Generacional”, para lo que se ofrezca.
 

Pepe y Héctor, Héctor y Pepe caminan juntos; el escenario les marca que no les conviene distanciarse, ni agarrar cada quien por su lado. Están conscientes que los Yunes azules van con todo, que enarbolarán la bandera del descontento, por lo que tienen cruzados los dedos para que el candidato tricolor-verde sea uno más emanado de la “fidelidad”. Saben también que puede surgir un “Bronco”, incuestionable, con valor y dispuesto a rifársela para enderezar el rumbo de Veracruz.
 
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