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Se lo dije a un compañero de la LV Legislatura Federal que ocupó un alto cargo en el área seguridad pública, a los pocos días de haber sido capturado Joaquín Guzmán Loera: si no lo extraditan a los Estados Unidos, el Chapo “se les va pelar”.
 
Le comenté que hay varios juicios en diversas cortes federales de aquel país, principalmente en San Diego y Chicago, y que lo más sensato y prudente que debía hacer el presidente Enrique Peña Nieto era entregárselos a las autoridades judiciales estadounidenses aprovechando ese subterfugio, porque en un gobierno corrupto, todo tiene precio, y hoy, a escasas horas de la fuga del enemigo público número uno de aquel país, se confirma mi visión y mi amigo, muy temprano me mandó un mensaje dándome la razón.

 
No podía ser de otra manera conociendo el gobierno que tenemos, donde los funcionarios con los sueldos que perciben no justifican las riquezas que poseen, y no existe ninguna autoridad superior que les exijan cuentas, quizás, porque sus mismos jefes, a la luz pública y sin ningún rubor muestran más dinero, más joyas, más automóviles, más casas en México y en el extranjero que ni sumados sus emolumentos de toda su vida laboral, logran comprobar.
 
Qué se podía esperar de aquella festinada captura del capo más poderoso del mundo por el gobierno peña-nietista, cuando hemos visto que él mismo evidencia propiedades como la casa blanca, de más de 80 millones de pesos, y que en una franca burla a sus gobernados argumenta que es de su esposa, una vedette que como lo dijera la diputada electa del PRI Carmen Salinas, no le llega ni a los talones y ha ganado menos dinero que la futura legisladora, y no tiene una mansión de por lo menos el 10 por ciento de lo que vale el chalet de la gaviota.
 
Y eso por mencionar sólo una de las muchas propiedades del titular del Poder Ejecutivo Federal, que como buen maestro y líder de la actual camarilla que mal gobierna a México, pone el ejemplo para que todos los funcionarios de su gabinete, más otros de medio pelo, hayan hecho de la corrupción su "modus operandi" para darse vida de sultanes, de jeques, con salarios que les alcanzaría sólo para vivir cómodamente, sin ningún lujo.

 
Eso lo sabía el Chapo, por eso su negocio ha florecido, bajo el amparo de “los moches” que desde décadas le ha dado a los policías municipales, a los agentes ministeriales, a los ministerios públicos, a los jueces, a los procuradores de justicia estatales, a los gobernadores, a los altos mandos encargados de procurar justicia en la república mexicana, y a los miembros del gabinete mismo. No se podría explicar de otra forma cómo la industria del narcotráfico ha crecido sino rodeado de un manto de impunidad brindada por los encargados de combatirla.
 
Estaba seguro, desde el siguiente día que llegó al penal de –alta seguridad- del altiplano, que todo era cuestión de tiempo y de dinero para volver a salir, por la puerta grande (en sentido peyorativo). Solo era cuestión que sus abogados y gentes de confianza empezaran a acercarse con los funcionarios clave para empezar a entregar maletines repletos no de pesos, sino de dólares, y los dejaran trabajar de día y de noche sin ningún sobresalto, hasta lograr su objetivo que, la noche del sábado se cumplió.
 
La ley de la correspondencia necesaria se ha cumplido una vez más. A un gobierno corrupto corresponden acciones corruptas, ilegales, siempre en beneficio de los miembros de la nomenclatura y en perjuicio de los gobernados. De un gobierno que anda preocupadísimo por quedar bien con los grupos del poder económico domésticos y extranjeros en lugar de la sociedad empobrecida, vilipendiada, sojuzgada y burlada por ellos.

 
A don Claudio X González, a Emilio Azcárraga Jean, a Ricardo Salinas Pliego y sus corifeos de micrófonos y pantallas de televisión les importa sentar en el banquillo de los acusados a los maestros, a los que culpan de todo lo malo que pasa en este país, pero nada dicen del gobierno corrupto que tenemos porque ellos lo fomentan dando “mordidas” para que les permitan evadir impuestos y burlarse de las leyes, mientras al pueblo se las aplican a raja-tabla.
 
Esta gran nación ya no puede seguir así, si a los maestros el gobierno federal les impuso la evaluación como medio para permanecer en sus plazas, yo exijo que a Peña Nieto se le evalúe también, a través de un referéndum. Que se le pregunte a los mexicanos si el trabajo que desempeña el presidente de la república es eficaz y eficiente, si realiza y ejecuta políticas públicas que generen bienestar y seguridad para los que los eligieron y aun, para los que no.
 
Ya no podemos seguir permitiendo que los gobiernos corruptos sean intocables, impunes. Si ellos exigen evaluación para eficientizar el trabajo de los maestros de enseñanza básica, media y media superior, ellos mismos tienen que ponerse bajo la lupa de sus gobernados para ver si siguen gobernado o se van.

 
¿Por qué no han querido los diputados y senadores del PRI volver ley la revocación de mandato, es decir, que a la mitad del tiempo que duran sus mandatos y/o funciones se le pregunte a los mexicanos si estos funcionarios, todos, desde presidentes municipales hasta el de la república continúan o se van?
 
Peña Nieto debe ponerse bajo el escrutinio de todos nosotros. Evaluémoslo como el evalúa a los maestros. La ley debe ser pareja, y si el –que se vaya- triunfa, que deje el cargo en manos de alguien que quiera hacer su trabajo y función bien, apegada a derecho. Sólo así México podrá encontrar la ruta de la democracia verdadera, la integral y no la formal.
 
La fuga del Chapo solo evidencia el gobierno ineficaz, inoperante, incompetente y corrupto que tenemos.