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Columnas y artículos de opinión
Economía y sociedad
Universidad Veracruzana. La acreedora incómoda
Hilario Barcelata Chávez
17 de septiembre de 2015
alcalorpolitico.com
  • ¿Por qué el interés del gobierno estatal de considerar los recursos para la UV como un “subsidio”?  
  • Ninguna ley dice que los recursos de la UV sean un subsidio.  
  • ¿Por qué no quiere aceptar que tiene una deuda con la UV?  
Característica esencial del actual gobierno de Veracruz ha sido negarse sistemáticamente a aceptar la existencia de sus adeudos incómodos. Ya sea pretextando que no lo son, ya sea manteniéndolos ocultos porque le resultan perturbadores, porque abultan de manera escandalosa sus pasivos o porque de plano no tiene cómo pagarlos. Anda como la vecina manirrota que vive al día y se esconde permanentemente de los aboneros: “díganle que no estoy…”
 
También la Universidad Veracruzana, pilar fundamental del desarrollo del estado, sufre las consecuencias de esta siniestra práctica financiera.
 
El Presupuesto de Egresos del gobierno de Veracruz establece anualmente una partida presupuestal para el financiamiento de la UV, la cual le debe ser entregada en su totalidad de manera obligatoria, toda vez que este documento ha sido aprobado por el Congreso local y tiene fuerza de ley, tal como lo señala en su artículo 1º donde establece que contiene “disposiciones de carácter general y de observancia obligatoria para la Administración Pública del Gobierno del Estado de Veracruz”.
 

De aquí es fácil entender que si el gobernador no entrega parcial o totalmente estos recursos a la UV, está dejando de cumplir un compromiso financiero y generando una obligación futura de pago, es decir una deuda, tal como la define el diccionario de la Real Academia Español: “una obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común dinero. Obligación moral contraída con alguien”. Por lo que mientras esos recursos no sean entregados, la obligación permanece, constituyendo además, el incumpliendo de un deber legal que debe ser castigado conforme a las ley.
 
El gobernador Javier Duarte no piensa lo mismo. Él dice que su gobierno no le debe nada a la UV. Que lo que esa institución le reclama no es una deuda porque los recursos son un “subsidio”. Argumento respaldado por el Secretario de Finanzas, Antonio Gómez Pelegrín, quien explícitamente dijo a los medios que “El hecho de que el subsidio esté incluido en el Presupuesto de Egresos del Estado no obliga al Gobierno de otorgarlo…”. Y que “Un subsidio, por definición, no puede ser una obligación, y por ende, en ningún caso puede considerarse deuda”. Arguyen ambos que se trata de un “subsidio” entendiendo por esto una ayuda económica de carácter asistencial (según aclaran en la página oficial del gobierno estatal), es decir, una trasferencia de recursos que no es obligatoria y que se da hasta donde se pueda (o se quiera).  
 
Pero esta argumentación parece no tener sustento legal: el Presupuesto de Egresos de Veracruz no dice que los recursos que el gobierno del estado otorga a la UV tengan la naturaleza jurídica de un subsidio. Tampoco lo dice la constitución del estado ni las leyes secundarias que se refieren a la obligatoriedad del gobierno estatal de brindar recursos a la máxima casa de estudios. Asimismo, de acuerdo con el Código Financiero del estado, la UV es una “Unidad Presupuestal” que tiene una asignación financiera en el presupuesto para el ejercicio de sus funciones (artículo 10 fracción XXXI) por lo tanto lo que recibe no son “subsidios”, sino asignaciones de gasto.
 

La obligación del gobierno de Veracruz de otorgar financiamiento a la Universidad Veracruzana no está en duda ni es incierta. Es un deber legal, pero también es un compromiso moral, ético y social. No es graciosa concesión ni altruismo asistencial. Así lo señala el artículo 10º de la constitución de Veracruz que establece que el patrimonio de la UV se constituye con las aportaciones federales y estatales (no dice que se constituya con “subsidios”). Asimismo la Ley para la Coordinación de la Educación Superior establece que “la Federación, los Estados y los Municipios prestarán, en forma coordinada y dentro de sus respectivas jurisdicciones, el servicio público de educación superior”. De igual modo, la Ley de Educación del estado de Veracruz establece en su artículo 13º la obligación del gobierno estatal de incorporar en el presupuesto de egresos, recursos para garantizar, fortalecer y elevar la calidad del sistema educativo dentro del cual se encuentra incluida la UV (artículo 8º) y tampoco aparece la palabra “subsidio”. De la misma manera, la Ley Orgánica de la Universidad Veracruzana establece que su patrimonio “estará constituido por fondos públicos que le sean asignados por los gobiernos federal, estatal y municipal” (artículo 13º fracción IV)
 
Si los recursos para la UV fueran un subsidio deberían aparecer como tales de modo explícito en el Presupuesto, tal como aparecen otros recursos que si son subsidios, por ejemplo los asignados al Poder Legislativo, al Poder Judicial al IEV y al CEAPP los cuales se agrupan en la partida denominada “Trasferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas”  
 
En cambio el artículo 16º del Presupuesto es terminante al establecer lo relativo al financiamiento de la UV:
 
 

¿Por qué el interés del gobierno estatal de considerar los recursos que entrega a la UV bajo la figura legal de “subsidio”? La respuesta está en el artículo 53º del presupuesto de egresos de 2015 el cual señala que el gobernador podrá reducir y suspender los subsidios y otras ayudas que se prevén en ese documento cuando así lo decida, incluso sin aprobación del Congreso local. Es decir, si se acepta que el recurso para financiar a nuestra máxima casa de estudios es un “subsidio” podríamos en cualquier momento por simple voluntad del gobernador quedarnos sin recursos para sostener el funcionamiento de la UV.
 
Bajo esta argumentación, la deuda por 2,058.6 mdp que el gobierno del estado tiene con la UV por recursos de ejercicios anteriores podría quedarse sin pagar. Y lo que es peor, los recursos que se presupuesten en el futuro tendrían la misma falta de certeza lo cual pone a la UV en una situación de vulnerabilidad e incertidumbre que amenaza su sobrevivencia.