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Sección: Estado de Veracruz

Deprimida la construcción en la zona de Orizaba, provoca quiebra de ladrilleras

- Hacer tabiques fue negocio por años en el municipio de Maltrata, ahora ya no los pueden vender

- De 90 tabiqueras que había hace 5 años, ahora sólo quedan 40 y sobreviven con dificultades

Miryam Rodr?guez Hern?ndez Maltrata, Ver. 21/01/2013

alcalorpolitico.com


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La desaparición de tabiqueras en este municipio es una realidad; en el 2007 funcionaba un promedio de 90, ahora sólo quedan 40, es decir, más del 50 por ciento quebró. Las causas han sido diversas, pero las principales, son: que el barro con el que se hacen los ladrillos ya escasea, que las personas tardan mucho en vender su tabique y que, ya no es una actividad redituable.

Entrevistado sobre este tema, Antonio Andrade, quien se ha dedicado desde su corta edad a esta actividad, asegura que muchas de las tabiqueras han quebrado en los últimos 10 años, comenzaron a cerrar paulatinamente, pero los últimos cinco años la situación fue cada vez peor.

“La gente ve y hace cuentas y esto es trabajar por trabajar, no se le gana y por eso prefieren cerrar. Los dueños se la ven difícil porque tienen que pagar a los trabajadores su jornada, el traslado a las ciudades donde se va acomercializar y después no se vende el producto”, explicó.

Al respecto, el alcalde Mario Rosas Garcés, indicó que esta actividad se ha efectuado desde hace muchos años, es característica de este municipio, pero al paso del tiempo se volvió poco redituable “se debería de vender en la zona a mil 300 el millar, pero debido a la baja venta, lo llegan a dar hasta en 800 pesos y no recuperan el capital”.

Dijo que es muy visible que el trabajo que ahora hacen en las tabiqueras ha disminuido en gran medida “había gente que dos veces por semana fundía su tabique, cocían con horno hasta 12 millares, pero en estos días ya no se ve la misma actividad”, puntualizó el Munícipe.

Y al no tener otra opción de trabajo, en años pasados decidía la gente ir en busca de una mejor calidad de vida a Estados Unidos, pero en este momento con las exigencias para poder ingresar al país del norte, prefieren quedarse en el país y en su municipio.

Las acciones que el Ayuntamiento ha emprendido para poder apoyar a estos pobladores, es ofrecerles trabajo en las obras públicas que se hacen, otras actividades propias del Ayuntamiento, o buscar colocarlos en algunas empresas que solicitan personal “empezamos a acomodar gente en una empresa que elabora mangueras, radiadores; en las obras que se hacen colocamos a las personas de este lugar”.

El proceso para obtener ladrillos

Antonio Andrade explicó que el trabajo para hacer ladrillos, no es nada fácil ni se efectúa en poco tiempo. Para empezar, el material que se requiere es el barro amarillo y negro, el cual por cierto ya se está escaseando; éste debe tener ciertas propiedades, entre las más importantes: no ser pegajoso.

Luego de pasar por el molino, el material es recogido y depositado en una carretilla por la persona que tiene a su cargo esta labor “es el oficial quien efectúa este trabajo, pues de la carretilla saca la mezcla y la vacía en los moldes, pero en cuestión de un minuto lo sacan del molde y lo deja a que se seque”.

La jornada del denominado oficial concluye cuando deja listos para ser enrejados alrededor de mil a mil 200 tabiques “se acomodan para que se sequen, que les pegue el aire y después se envían al horno”.

El problema para quienes hacen los tabiques -desde el dueño de la tabiquera hasta los trabajadores-, es decir, quien extrae el barro, lo pone en el molde, lo hornea y quien lo lleva a donde se va vender, se complica cuando el clima es frío, húmedo y llueve, pues así es difícil que los ladrillos se sequen, incluso algunos se cuartean y se quiebran.

Por tal situación tarda aún mucho más la producción, es más larga y para completar una horneada de 18 millares pueden pasar hasta 20 días “pero esta actividad es de las más antiguas que se hacen en este municipio, pero a veces ni se llega a sacar lo que se invirtió, a veces tenemos que venderlo hasta en 800 pesos el millar, pero le digo, la gente es lo que sabe hacer aquí, es lo que siempre se ha hecho”.

Cuando los tabiques están secos, son colocados en el horno, el cual es calentado con aserrín o madera (antes se usaba la pasta de café). El tiempo aproximado de estar al fuego los ladrillos es de 12 a 14 horas. Cuando el ladrillo sale ahumado, es decir, rojo y negro o se pasa de calor y se arruga, ya no sirve para venderse “el cliente no lo compra y esa ya es un gran pérdida”.

Ahora esta es la situación de las ladrilleras de este municipio, la actividad ha disminuido en gran medida y los integrantes de las familias buscan la forma de emplearse en cualquier lugar; aunque la actividad que mejor saben hacer es la producción de ladrillos.