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Sección: Estado de Veracruz

El TLC acabó con la industria textil del país; la CIVSA en Mendoza, un ejemplo

- Obreros están en huelga desde 2006 y no se avizora solución con los propietarios

- Llegó a ser de las más productivas en calidad y cantidad de México, para exportación

- Guardianes le tienen cariño a la empresa pero, las importaciones asiáticas la hicieron quebrar

Miryam Rodr?guez Hern?ndez Ciudad Mendoza, Ver. 17/01/2013

alcalorpolitico.com


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La Compañía Industrial Veracruzana SA (CIVSA), una de la joyas de la industria textil de la zona centro, aún conserva su esencia, su majestuosidad, pero sobre todo una gran historia que la llevó a ser conocida a nivel nacional e internacional.

La fábrica tuvo sus inicios en 1896, fue construida por los mismos trabajadores bajo el mando de personas que venían de Francia, pero que tenían como actividad la crianza de cabras, “vendieron todas sus cosas para poder instalarse en esta zona y poner una fábrica, por eso en ese año la inauguró Porfirio Díaz”, indicaron obreros que están resguardando lo que hay dentro del edificio.

Relataron los propios trabajadores, quienes saben muy bien la historia de esta la última textilera del estado, que en 1896 los dueños trajeron de otros estados la mano de obra, “pero no sólo llegaban los trabajadores sino éstos con sus familias completas”.

Hasta 1980 que era cuando estaba en su apogeo la textilera, cuando había casi mil empleados, producía 1 millón de metros de tela semanales, mismos que eran exportados a Canadá, Italia, Francia, Roma, en gran medida a Europa “era muy famosa su calidad, por eso se iba hasta allá, era muy codiciada la tela de aquí, tan es así que llamaban esta región la Manchester Veracruzana”.

Recuerdan algunos de estos exobreros, quienes desde hace seis años tuvieron que dejar de trabajar aquí, que este lugar fue grande a nivel nacional en muchos sentidos, entre los que destacan la producción, la plantilla laboral y el sueldo que percibían, este aspecto para 1980 era muy bueno según lo expresan, incluso hasta mejor que el que ofrecía la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y el gobierno a los maestros “decían que la industria textil era el pilar y motor del país”.

Los horarios en los que la gente trabajaba eran: el primero de 8 horas, es decir, 48 horas a la semana de las 7:00 horas a las 15:00 horas (excepto el domingo); el segundo 42 horas, que eran de 7.5 horas entre lunes, martes, miércoles y jueves, viernes 8 horas y sábado 4 horas; el tercero de 42 horas, lunes, martes, miércoles y jueves de 22:30 horas a las 7:00 horas y el viernes de 23:00 horas a las 7:00 horas.

Pero la bonanza de este grandioso lugar vino a pique cuando se signó el Tratado de Libre Comercio, pues ingresaron telas de países asiáticos a muy bajo costo “fue ese el momento en que se vino abajo la industria textilera”, aseveraron.

Esto obviamente afectó a la CIVSA. Se le sumaron más problemas económicos a la firma que por cierto ya venía en decadencia, además que un grupo de empleados hacía paros de actividades por diversos motivos; y así llegó en el 2006 la declaración de huelga.

Dentro de la fábrica, actualmente se observa la maquinaria que existe desde las mejores épocas de ésta, entre las que destacan: la prensa que sirve para hacer pacas de material y así fabricar hilos “salen fibras que se pueden revolver con algodón y así hacer hilos para jergas, franelas, mechudos”.

Por medio de toda la maquinaria que se posee en esta fábrica, que por cierto de su rubro fue la última en el estado que se cerró, se logran procesos largos, desde tratar el algodón para convertirlo en hilo, hasta el obtener una hermosa tela de diversos tipos.

Sin embargo para poder lograr esto se tiene que invertir mucho tiempo, pues también dependen del material que se requiera, pues algunas telas son un poco más complicadas; el procedimiento puede tardar hasta dos días.

Dentro de las telas que se hacían en esta factoría cuando estaba en funciones -recuerdan los obreros-, estaban la mascota, mascotín, mascotón “así se les dice porque depende del tamaño del cuadrito en el estampado”.

Hay aún otras máquinas que en su momento se usaron para poder hacer diferentes dibujos, en estas el tejido era con varios hilos donde se usaban hasta 75 conos de hilo, tarea que se convertía en difícil pero no imposible.

Los trabajadores que resguardan ahora el edificio y maquinaria, platican con entusiasmo la labor que ellos hacían, uno y otro destacan todo el proceso para lograr que el algodón se convirtiera en hilos, otros, aquel que permitía que los hilos se convirtieran en tela y la exportación que se hacía de ésta.

“No sólo se trataba de entretejer hilos, sino también de agregarle almidón, luego lavarla para que se les caiga una especie de goma que se les aplica, después por medio de vapor se pasa a la tambora para secarla, ¿tiene idea del proceso?, pero esa era la labor que aquí con gusto hacíamos todos”, expresaron.

Las máquinas que se pueden observar dentro de esta fábrica datan de los años 1960 a 1980, que fueron traídas en aquel entonces de otras fábricas, pero al día de hoy siguen funcionando “todas funcionan, por eso las prendemos de vez en cuando para que no se peguen”.

Las que definitivamente desde hace algún tiempo están paradas, son aquellas que funcionan por medio de aire; aunque en este momento están descompuestos los compresores y la inversión para arreglarlos es muy alta.

Esta joya fue muy famosa en todo el país, ejemplo claro: las visitas de presidentes de la república, entre los que destacaron: Lázaro Cárdenas, Adolfo López Mateos, Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz, Miguel Alemán Velasco.

Esta superficie de 6 hectáreas, que no sólo es territorio, maquinaria, jardines, salones, sino que alberga un cúmulo de historias de las familias que por muchos años vieron en el trabajo que se hacía ahí su sustento, que podría ser reactivada de nueva cuenta, o quizá vendida para otras actividades, se llegó a consolidar como una de las mejores fábricas del ramo textil que existieron en el estado.

Sus pasillos, a pesar de ser parte de un edificio que pareciera no tiene vida, despiden aún la esencia de éxito, de trabajo, de historia, misma que a pesar de que las hojas del calendario caigan, quedará para la historia.