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Sección: Nacional

Es enorme la tradición editorial de la UV: destaca Felipe Garrido, de la Academia Mexicana de la Lengua

- Se inauguró el 2º Congreso Internacional de Correctores de Texto en Español

- Asisten especialistas de España, América del Sur, Estados Unidos y Veracruz

Arturo Reyes Isidoro Guadalajara, Jal. 24/11/2012

alcalorpolitico.com

Por su importancia en el mundo editorial tanto en México como en el extranjero, la Editorial de la Universidad Veracruzana fue calificada aquí, ante especialistas del país y de varios países de habla castellana, como “territorio propio”.

“Es enorme la tradición editorial de la Universidad Veracruzana” resaltó Felipe Garrido, Premio Xavier Villaurrutia 2011 y director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua.

Su opinión fue compartida por Martí Soler, catalán que en 2006 recibió del gobierno mexicano el Águila Azteca, actualmente gerente editorial del Fondo de Cultura Económica.

El reconocimiento a la Editorial de la UV, que actualmente dirige el escritor Agustín del Moral, se hizo durante el acto inaugural del 2º Congreso Internacional de Correctores de Texto en Español en paralelo a la inauguración de la 26 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Al Congreso asisten especialistas de España, Argentina, Perú, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Panamá, Guatemala y Estados Unidos, así como representaciones de varios estados del país.

Las palabras introductorias del acto inaugural las hizo la coordinadora general, fundadora y directora general de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC), quien durante varios años residió en Xalapa y colaboró con el semanario Punto y Aparte.

Para resaltar la importancia del Congreso, cuya primera edición tuvo lugar el año pasado en Argentina, se mencionó algo que parece obvio pero que el lector comúnmente olvida: que los libros y todo tipo de publicaciones no se hacen solos.

Se recordó que la corrección de textos es un trabajo más antiguo incluso que la imprenta, pues se sabe que en los viejos monasterios los monjes copistas se intercambiaban los escritos con el fin de suprimir los errores, como también se sabe que muchas de las marcas de corrección que se hacen en el trabajo editorial hoy día ellos las utilizaban.

Cuando los monasterios empezaron a darle paso a las universidades, el quehacer de los copistas salió a las aldeas y con ello surgió una nueva actividad: la de los copistas laicos, quienes se ocuparon de reproducir para los estudiantes ricos los textos autorizados.

Con el tiempo, las sociedades se transformaron pero el trabajo de los correctores se mantuvo en el silencio, como fieles intermediarios entre el generador de las ideas, los autores y el consumidor final, los lectores.