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Sección: V?a Correo Electr?nico

Los otros muertos

?ngel Lara Platas 26/02/2013

alcalorpolitico.com

En el reciente suceso que afectó al edificio B2 aledaño a la Torre de PEMEX, y que quitó la vida a 37 personas que laboraban para la paraestatal, movió los más profundos sentimientos de sus compañeros –que suman miles-, y de todo el pueblo mexicano en general. La autoridad reaccionó y decretó duelo nacional. A los heridos se les brindaron las atenciones adecuadas y oportunas, y los familiares recibieron el apoyo necesario para reducir el camino de la angustiosa tramitología que como pesada sombra, acompaña a los deudos preocupados por dar humana sepultura a sus muertos.

Para determinar las causas de la explosión, no tan solo invitaron a prestigiadas instituciones nacionales, sino que vinieron especialistas extranjeros que en trabajo colegiado darán su veredicto final. Se entiende perfectamente que es para que no vuelva a ocurrir otra desgracia similar, al menos en instalaciones de PEMEX.

Sin embargo, hay otros muertos –aproximadamente 25 mil cada año- que además de permanecer en el anonimato la mayoría, sus parientes –mexicanos también-, sufren las peores condiciones burocráticas para recuperar los cuerpos de sus allegados. Ya ni se diga de de los bienes materiales.

En las carreteras del país al día mueren más de 50 personas en accidentes viales, y poco se hace para atender éste problema. Los medios de comunicación solo informan de una mínima parte de estos sucesos. Lo que se escucha es que el vehículo era conducido con exceso de velocidad y falta de pericia. Sin embargo hay otras causas que se soslayan.

Por ejemplo, las autopistas de México ahora se encuentran en las peores condiciones de transitabilidad. Durante los últimos doce años el mantenimiento que recibieron no fue el adecuado, a pesar que el cobro por peaje es suficiente como para mantenerlas en las mejores condiciones de seguridad y confort. Esto obliga a pensar que el organismo responsable de las autopistas (CAPUFE), probablemente no destinó el recurso suficiente para ese fin. Los usuarios están pagando por un servicio que no reciben. Claro, las carreteras libres no se quedan atrás.

Si bien es cierto que en cerca del 80 por ciento de los accidentes el conductor es el responsable, la presencia de baches, derrumbes, piedras en el camino, ganado o falta de letreros anunciando obras o reparaciones, son causas atribuibles a los responsables de la administración de las autopistas.

Los accidentes se convierten en verdaderos desintegradores de familias. Después de un percance vial de graves consecuencias la vida cambia para nosotros, para nuestros hijos y demás familiares. Se pierde la capacidad de llevar una existencia normal, física y psicológica; y también económica. Pero es el Estado el responsable directo de conformar y fomentar la cultura vial.



De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud, México inicia el 2010 con el séptimo lugar con más muertes por accidentes en carreteras del mundo. A pesar de estas cifras el gobierno federal no le ha puesto la atención debida a este problema. En nuestro país por cada muerto por SIDA 4 mueren en accidentes de tránsito.

Los accidentes viales representan el principal gasto de la Cruz Roja. Los heridos en accidentes vehiculares han ocupado hasta un 20% de las camas de los hospitales, y el 30% en cuidados externos muchos de ellos con daño en columna y cerebro.

Es grave que dos terceras partes de los que sobreviven en los primeros minutos después del choque, mueran durante las horas siguientes por deficiencias en los servicios médicos de emergencia.

Esto no ocurre en la República Federal Alemana. Aunque en aquel país no existen restricciones para la velocidad, y los accidentes presentan mayor índice de fatalidad, el auxilio en carreteras es por medio de helicópteros. Cuando hay un accidente, un aparato lo registra e inmediatamente sale al lugar un helicóptero con médico a bordo.

Caminos y Puentes Federales de Ingreso y Servicios Conexos, ya debería de estar presentando su plan para la prevención de accidentes. Cada día los accidentes matan a mucha gente.

El estado tiene la responsabilidad de concientizar a los conductores. Para eso son las campañas de educación vial. Corresponde al Gobierno proyectar los programas de cultura vial.

Los accidentes son un asunto de Estado, de seguridad nacional, de salud pública.

No es salida que en algunas instituciones hayan encontrado las carpetas vacías, sin información ni antecedentes. Para eso están los expertos, para eso hay presupuestos. El gasto del Estado por accidentes que representan muertos o heridos es muy alto.

CAPUFE no debe esperar a que un evento de trascendencia exhiba sus fragilidades. Está a tiempo de abrirle las puertas, sin escama alguna, al conocimiento y a la experiencia. Nada justifica iniciar de cero.

En cuestión de accidentes cada minuto vale oro.

Sin lugar a dudas que este tema ya está en la agenda de prioridades del Presidente Peña Nieto. Simplemente, se trata de otro asunto de luto nacional.