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Sección: Estado de Veracruz

Niños escenifican la Natividad, durante la celebración eucarística en la Catedral de Xalapa

El Arzobispo Hipólito Reyes habló del amor y cómo este acto se encuentra en las cosas más sencillas

Alicia Aguilar Guevara Xalapa, Ver. 25/12/2014

alcalorpolitico.com

A ser humildes y sencillos nos enseñó Jesús al nacer en un pesebre y con muchas carencias materiales, resaltó el arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios durante la misa para celebrar la natividad de Jesús.
 
Con la presencia de niños vestidos de María y José y en sus brazos el Niño Dios, acompañados de ángeles, el Arzobispo celebró la eucaristía en la Catedral Metropolitana ante un gran número de católicos y los felicitó porque a pesar de la desvelada acudieron.
 
Señaló que muchas veces tomamos la postura de que no descubrimos a Dios en lo sencillo.
 
"Hoy Dios sigue estando presente entre nosotros, pero nuestro mundo se obstina en alejarse de él en todas partes. Ojala nosotros tengamos esa sencillez, humildad, ese don de Dios porque es un regalo, una gracia de el para descubrirlo en lo más sencillo como es un bebé nacido en un pesebre".
 
Incluso, reconoció que el Papa Francisco ha tenido muchos gestos de pobreza y de la sencillez.
 
En su mensaje, explicó que en la misa de nochebuena, se contempla el nacimiento del Niño Dios, pero en la misa de este día, se trata de comprender quien es el Niño Jesús, ya que mediante él, Dios se comunica con nosotros.
 
Refirió que en la nochebuena los pastores recibieron un mensaje de Dios a través del Ángel quien anunció el nacimiento del Salvador, el mesías en Belén.
 
"Nos alegramos porque ha nacido el mesías el que era la palabra eterna del padre, el que decimos en el creo engendrado no creado de la misma naturaleza del padre por quien todo fue hecho, ese mismo es el que nace y se hace hombre entre nosotros".
 
Al abordar el "cuentito" que lee cada vez que oficia misa, relató la historia de un pastor que siempre renegaba contra Dios, en sus oraciones jamás daba gracias de nada, al contrario le reclamaba a Dios si no veía el sufrimiento humano.
 
El pastor reclamaba que Dios no sabía de trabajo, dolor, hambre y frío ni lo que es llorar, la blasfemia siempre era la misma.
 
Una noche que vio a los pastores correr, les preguntó hacia dónde iban, ellos les respondieron: a ver a Dios, así, el pastor pensaba en aprovechar la oportunidad de decir a Dios, todos sus reclamos, con la idea que estaría rodeado de piedras preciosas y lujosas vestimentas.
 
Al llegar a la gruta a ver a Dios y listo para hacer los reclamos que había planeado, preguntó a María y José por él; ellos le señalaron el humilde pesebre, "ahí estaba él, en un pesebre de madera vieja, un colchón de paja rodeado de animales y con los olores del establo, cubierto con unos trocitos de manta".
 
El cuento relató que antes que el pastor pudiera blasfemar, el pequeño Niño sintió frío, hambre y lloró, fue así que el pastor cayó de rodillas y en silencio pidió perdón mientras decía en voz baja, "Dios, de veras está llorando ".
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