Contaminación invade presa “Miguel Alemán” dejando a pescadores sin sustento

Basura y más basura, palos, botes, vinaza, sosa cáustica y todo lo que arrastra la corriente en esta temporada de lluvias es lo que desemboca en las 22 mil hectáreas de extensión de la presa “Miguel Alemán”.

El agua un tanto turbia y con olor fétido por el lodo que llega de las altas montañas, es lo que se percibe en esta zona selvática donde los lugareños hablan el zapoteco, pero también hablan un poco de español.

En esta presa conformada también por islas, la gente vive, tiene sus chozas y su medio de transporte son las chalupas; los que tienen mejores posibilidades, adquieren pequeñas lanchas fuera de borda que utilizan como transporte público para llevar a la gente hasta La Capilla o San Miguel Soyaltepec.

En su angustia por que el Gobierno haga algo contra las empresas contaminantes, denuncian que al terminar de zafrar los ingenios de esta zona, arrojan sus desechos provocando la mortandad de miles de peces.

Esto fue corroborado por un grupo de mujeres que señaló cómo mueren los peces en los ríos que desembocan en esta presa.

Por su parte, obreros de estos ingenios, dijeron que al terminar la zafra llevan a cabo trabajos de limpieza de esa maquinaria, donde aplican sosa cáustica y también va inmersa la vinaza, que al mezclarse, se convierte en una sustancia altamente tóxica no sólo para la fauna, sino para todo el medio ambiente.

Esta presa tiene una superficie de 47 mil 800 hectáreas, una cuenca de captación de 3 mil 288 kilómetros cuadrados y una capacidad de almacenamiento de 8 mil millones de metros cúbicos y genera 744 millones de kilowatts/hora al año.

Aquí arrojan sus desechos los ingenios “Central Motzorongo”, “El Refugio” y “Constancia”, que conjuntamente muelen en cada zafra más de 2 millones de toneladas de caña; lo que habla que son millones de litros de agua que utilizan para sus procesos y que después la arrojan a los ríos de esta zona; que va cargada de sustancias tóxicas.

Esos ríos -que hace muchos años fueron centros de recreación para las familias de esta zona, como el río Paraíso, que más adelante se llamó “Barranca Seca”- hoy están heridos de muerte; en tiempo de calor expiden un olor nauseabundo, insoportable y la gente que vive en las riberas de éste tiene que aguantar porque no tiene a dónde irse a vivir.

Esta intensa contaminación no para aquí, porque aunado a estos desechos, caen grandes descargas directamente de los drenajes de las poblaciones de Motzorongo, Tezonapa, Cosolapa y otras pequeñas comunidades de los estados de Oaxaca y Veracruz.

“Estos dos municipios, divididos por la avenida Jiquilpan, no han sido ayudados por los gobiernos los cuales no han invertido en plantas de tratamiento; porque prefieren hacer obras de relumbrón”, manifestaron Obdulia Cano y René Calipa.

Es increíble -comentaron- que en la localidad de Motzorongo, con más de 100 años de existencia, apenas estén instalando verdaderamente un drenaje, porque antes sólo fueron obras inconclusas.

Algunas localidades y colonias no cuentan con drenaje, lo que provoca que muchas casas arrojen las aguas negras a cielo abierto y caigan a los arroyos y los contaminen.

Así, estas aguas van a caer a la presa “Miguel Alemán”, donde los lugareños se quejan de esta fuerte contaminación que les merma en la pesca de la mojarra; con la que hace más de tres generaciones han sostenido a su familia.

Para este reportaje, personal de alcalorpolitico.com acompañó a Don Antonio Tepole a pescar en esta inmensa presa, quien con esa esperanza de obtener algunas mojarras para vender y ganarse unos pesos, sale muy temprano en busca de esos peces.

Después de haber salido a bordo de una camionetita, aparte de vieja, con falta de mantenimiento mecánico, se caminaron varios kilómetros entre veredas de caña y plantaciones de hule. El sol estaba más que candente, con una temperatura cerca de los 40 grados centígrados; sin un árbol dónde resguardarse de los intensos rayos del sol.

Sin embargo, don Antonio Tepole, con un cuerpo que parecía ser frágil, caminaba a orillas de la presa cargando su atarraya, como si nada, sin fatigarse ya que por tantos años de trabajar en la pesca y en la albañilería, su piel está más que curtida.

Con unos huaraches ya muy usados, un tanto encorvado, empezó a tirar la atarraya una y otra vez; pero sin tener suerte.

Con la esperanza de que cayera algo, se cambió de lugar y decía: “vamo ma para allá, allá ta bueno, vamo” y sin tomar descanso, siguió caminando y expresaba que la basura es lo que también impide tirar la atarraya con seguridad por temor a que se rompiera.

Más adelante estaban sus dos hijos, quienes se trasladaban en su chalupa para tirar el tendal, es decir, una atarraya más grande que permite asegurar los peces.

Con todo y eso, lo que caía, eran unas mojarrillas muy pequeñas y que eran devueltas al agua para que sigan creciendo.

Así pasaron más de tres horas y sólo pescaron cerca de tres kilos; cuando para sostener su familia, dijo, se requiere pescar cuando menos 20 kilogramos de mojarra, de lo contrario, es un día perdido.

Pero todo eso, dijeron, el no caer pescado se debe a que muchos peces mueren por la intensa contaminación que desechan los ingenios, la gente de la zona alta que no ha tomado conciencia como las autoridades para instalar plantas de tratamiento.

Expresaron que en esta presa hay otra plaga, el payo negro y el pelícano, que se comen toneladas de mojarra cuando aterrizan a esta zona, cada fin de año.

Por ello, consideraron la urgencia de que los gobiernos hagan algo, programas sustentables para que esta presa “Miguel Alemán” siga dando de comer a las familias que viven de esta actividad acuícola.

Advirtieron que de seguir así, sin apoyos, olvidados del Gobierno del estado de Oaxaca, tendrán que emigrar a otros lugares, donde logren ganar para sostener a su familia.