El libro: arma letal para el neofascismo

"No le disparen. No le disparen, no tiene arma. No tiene arma. No le disparen"
(Rakeyia Scott)…Su familia dice que tenía un libro.




Estremecedora la noticia de lo ocurrido en la ciudad de, Carolina del Norte, el martes 20 de septiembre. El eco, hecho clamor, se propaga por todos aquellos lugares donde aún vibran los corazones. Los gritos de angustia de la esposa de Keith Lamont Scott pidiendo a los policías que no le hicieran nada a su marido porque padecía una lesión cerebral traumática (TBI) inundaron los oídos de millones de ciudadanos en el mundo, quienes ahora exigen Justicia. Por cierto, no solo en EU se han incrementado estos actos de cacería humana encargada a las fuerzas policiaco-militares internas; parecen ser técnica de entrenamiento que incluyen la tortura, la tolerancia cero y la supresión total del “criminal”.

Es la política de Seguridad Nacional (fascista[1]) que transforma a los soldados y policías en zombis obedientes que ven con odio y como enemigo peligroso al ciudadano común, al negro, al homosexual, al escritor, al periodista, al ecologista, al indígena, al estudiante, al poeta, al trabajador, al jubilado, al pobre, a la mujer, al maestro; en suma desprecian al que representa una amenaza para la voraz

elite que nos impone la economía salvaje de mercado.

El señor Scott representaba una amenaza para los agentes del ¿orden? simplemente porque era un ciudadano común. Por esta razón asumieron, sin verificarlo, (por el miedo inducido en los entrenamientos) que en sus manos portaba un arma. Poco importó que la víctima tuviera disfunciones cognitivas y de comunicación o que fuera incapaz

de darse cuenta de estar actuando de manera inapropiada debido al TIB: ellos lo asesinaron mostrando un total desprecio por la vida[2].

Si se desea aplicar Justicia de verdad, los oficiales policiacos deben ser castigados sin atenuantes. Esos actos de abuso de autoridad no deben quedar en la

impunidad en ningún país civilizado. El Estado, sobre todo, debe dar una respuesta justa a esos ciudadanos, justificadamente indignados, que siguen manifestándose en varios lugares de la Unión Americana.

Aceptémoslo, lo

que más genera temor en las fuerzas represivas, es darse cuenta que los entrenan para asesinar sirviendo, NO a los gobernados, sino a los que detentan el poder. Las armas, finalmente, pueden ser anuladas con otras o mediante efectivas técnicas defensivas; pero para lo que no hay defensa es contra las conciencias libres. Consecuentemente, los gendarmes, podrán defender su barbarie argumentando temor justificado al comprobarse que la víctima portaba ¡UN LIBRO! en sus manos, tal como lo registran familiares y amigos de la víctima[3] .

Pero ¿Por qué un libro es peligroso? Bueno, porque son los depositarios de la memoria colectiva de la sociedad presente. En ellos está el pasado que nos permite fijar nuestra identidad y dignidad humanas. Con base a la información que contienen (Historia), reforzamos los principios fundamentales de la vida, el amor, la paz y la justicia que nos hace peligrosos frente a quienes los pisotean: los amante del dinero.



No es que la vida de los negros valga un comino para los entes represores, el asunto es que LA VIDA en sí dejo de importarles a los asesinos neoliberales. Sus políticas de desprecio a la vida y culto a la muerte se han globalizado. En el capitalismo, por “razones” de Estado, se deja en la completa impunidad crímenes como los de la guardería ABC, Nochixtlán, Agua Blancas, el Charco, 2 de octubre, Acteal, Ayotzinapa, Atenco, Tlataya, San Fernando, el halconazo, etcétera, porque los negocios son primero.

Por cierto, hay una coincidencia que lleva a la reflexión: la edad del señor Scott, al momento de su asesinato era de 43 años, igual que el número de estudiantes normalistas de Ayotzinapa, quienes cumplen

este 26 de septiembre, 48 meses desaparecidos con aterradora impunidad.

Un abrazo fraterno para ellos en donde quiera que se encuentren.



[1] Movimiento político y social de carácter totalitario y nacionalista fundado en Italia por Benito Mussolini después de la primera guerra mundial.

[2]

://www.asha.org/public/speech/disorders/TBI.htm?LangType=1034l

[3] http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/09/21/doce-policias-heridos-en-protestas-tras-balacera-en-charlotte