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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

“El olvido está lleno de memoria”

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 28/10/2020

alcalorpolitico.com

Los múltiples homenajes a los médicos, en su día, son bien merecidos.

Mario Benedetti en la frase que le da título al presente escrito sintetiza el problema del contexto. No obstante, el planteamiento del mismo se tomó de Francesco Carnelutti cuando afirma:

“Le ocurre a la gente, incluidos los juristas, en cuanto a la condena, algo análogo a lo que ocurre cuando un hombre muere: el pronunciamiento de la condena, con el aparato que todos conocen, más o menos es una especie de funeral; ...se reanuda para cada uno de nosotros la vida cotidiana y, poco a poco, en el muerto no se piensa más. Bajo un cierto aspecto se puede asemejar también la penitenciaría al camposanto, pero se olvida que el condenado es un sepultado vivo.”



No pretendemos construir un muro de lamentos. No pretendemos que se construyan muros de ninguna especie, sino todo lo contrario. La publicación tiene diversos motivos; uno de ellos, en palabras de Gabriel Marcel, es la búsqueda de la verdad y la justicia. Esto bajo el entendido de que un juicio es verdadero o falso y eso significa que está o no de acuerdo con la realidad.

En este punto, se plantea la cuestión del filósofo: ¿Qué se quiere decir con estar de acuerdo con la realidad? Nada impide que las abogadas y los abogados, si conocen el camino, escalen a las alturas filosóficas, pero, es necesario comprender que al pisar los primeros escalones para el ascenso abandona el campo jurídico. Es mejor que descendamos al texto legal:

“El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto.” (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 18, párrafo segundo).



Un reporte periodístico suscita la opinión que hoy se publica y se titula: “Pese al nuevo sistema penal, incrementa el gasto en cárceles de Veracruz”. Lo leímos en el Portal alcalorpolitico.com (20/10/2020). Dentro del encabezado no percibimos la relación entre una cosa y la otra, salvo que actualiza en la memoria la existencia de aquellos que están sepultados en vida y que en la cotidianeidad son olvidados.

A pesar de un nuevo sistema penal –dice la cabeza de noticia- incrementa el gasto en cárceles de Veracruz. La verdad es a pesar del gasto no se realiza el nuevo sistema penal. Si nos aproximamos al contenido del reporte periodístico es posible leer algo asombroso: “Este 2020, el Gobierno de Veracruz promedia un gasto de 240 pesos diarios en la manutención de cada uno de los reclusos que hay en los 17 centros penitenciarios de la entidad”.

La primera causa de asombro es algo de sobra conocido, que a los presos se les trata como niños o adolescente. En efecto, con la palabra “manutención” usualmente se comprende alimentación, salud, vestimenta, recreación y la más importante educación y es una voz aplicada a los niños y adolescentes.



La segunda causa de asombro emerge cuando se vincula el texto del artículo 18 constitucional y los 240 pesos diarios por recluso que gastó el Gobierno:
  1. El sistema penitenciario se organizará sobre la base del respeto a los derechos humanos;
  2. El texto constitucional expresa el respeto del derecho del trabajo y a la capacitación para el mismo como base de la organización del sistema penitenciario;

  3. También el derecho a la educación, la salud y el deporte serán la base de la organización del sistema penitenciario; y,
  4. El sistema penitenciario se organizará para para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley.
  5. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres para tal efecto.

Es obvio que el derecho de libertad de traslación está suprimido, pues ellos están presos. Pero, qué sucede con el goce y ejercicio del derecho a la vida, a la libertad en general, a la seguridad y dignidad de la persona, a la igual protección de la ley. Qué ocurre con las garantías contra la esclavitud o la tortura.

Y, podemos seguir con el repaso: ¿Derecho a contraer matrimonio? ¿Derecho a fundar una familia? ¿A tener un hogar? ¿A tener un domicilio? ¿A formar parte de una ciudadanía? ¿A tomar parte en los asuntos públicos? ¿A participar en elecciones periódicas, libres y auténticas?

Otros tantos motivos de asombro y reflexión se encuentran en las libertades específicas: libertad de conciencia, libertad de pensamiento, libertad de credo, libertad de palabra, libertad de expresión, libertad de reunión, libertad de asociación.



Las cuestiones se pueden alargar: ¿El derecho al trabajo? ¿El derecho a la libre elección del trabajo? ¿El derecho a la seguridad social? ¿El derecho a las libertades sindicales? ¿El derecho a las vacaciones? ¿El derecho a la educación? ¿El derecho a la vida cultural? ¿El derecho a la protección de la creación intelectual o artística?

No habrá que pensar mucho para caer en la cuenta de la brecha enorme que existe entre el mandato constitucional y la realidad de los pomposamente llamados Centros de Reinserción Social [CERESOS]. Y, sólo se dispuso de 240 pesos diarios, en promedio, por cada recluso. En el punto “E” una causa más de asombro, aunque separados, la mujer se hace visible al lado del hombre y para los mismos efectos.

Finalmente, para el preso llega el día de la liberación, pero se le reinserta en una sociedad perversa. “El preso al salir de la prisión, cree no ser ya un preso; pero la gente no. Para la gente él es siempre un preso, un encarcelado; a lo más se dice excarcelado; …" (F. Carnelutti).



“Por desgracia, las estadísticas empequeñecen la realidad” (A. Beristain). Al momento de escribir estas líneas, los datos oficiales en México arrojan la cifra de 89, 171 muertos a causa de la pandemia Covid-19. Se habla de muertos o, si acaso de decesos, rara vez de víctimas directas y menos se consideran las víctimas indirectas (padres, hijos hermanos, de la víctima directa). Domina la idea de que estamos ante una catástrofe, es decir, ante una desgracia, desastre o miseria provocados por causas naturales que escapan al control humano.

¿Qué pensaríamos si se descubriera que estamos ante una calamidad, es decir, ante una desgracia, desastre o miseria que resulta de acciones humanas intencionales? Por ejemplo, que la pandemia del coronavirus es una secuela del deterioro del medio ambiente, yerro en un laboratorio o la consecuencia de un manejo erróneo de la pandemia. ¿Sería algo distinto a un crimen de lesa humanidad?

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