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Sección: V?a Correo Electr?nico

ESPACIO CIUDADANO

¡Hacia un cambio real en el 2018!

Jorge E. Lara de la Fraga. 20/11/2017

alcalorpolitico.com

“No cerremos la puerta a la transformación del país;
tendamos puentes hacia el progreso y hacia la esperanza…”

Los últimos días de diciembre son de tregua en el ámbito electoral nacional. Los adversarios políticos velan sus armas y se preparan para la contienda. Por el bien de todos espero que la civilidad y la altura de miras prevalezca sobre los bajos instintos y las malas artes. La ciudadanía mexicana tiene que estar atenta a ese significativo proceso histórico que se efectuará en el 2018, en donde se observa la oportunidad de reencauzar el rumbo del país hacia derroteros que beneficien al mayor número de connacionales y en ese sentido es menester que todo individuo en posibilidad de sufragar se identifique con las características personales de los candidatos, conozca sus trayectorias como representantes o funcionarios, sepa de sus programas de trabajo y como resultante de todo ello vislumbre los problemas cardinales que sufre o padece nuestra República.

México no puede seguir por el mismo sendero, dirigido por políticas erróneas que han permitido ampliar la brecha de una minoría de magnates y de un ejército múltiple que se debate entre la pobreza y la miseria. Para salir del atolladero se impone poner en operación un audaz programa o proyecto que se sustente en nuestro potencial energético, mismo que funcionaría como el pivote de un desarrollo integral. Aunado a ello tendrán que implementarse acciones para aminorar gastos públicos superfluos, emprender estrategias contra la corrupción y darle vigencia a un eficaz control fiscal que evite la evasión de impuestos. En ese contexto, prevaleciendo mejores condiciones económicas para la labor gubernamental, serán factibles las acciones comunitarias, educativas, sociales y culturales que se proyecten en favor de optimizar el nivel de vida de los mexicanos.



Hace poco me decía una compañera y amiga que no puede distinguir bien entre un candidato y otro, cuál es mejor y cuál no es confiable, pues todos hablan de mejorar las cosas, de cambiar a México y de sacar de la pobreza a ese contingente de más de 55 millones de paisanos que subsisten de milagro. Le sugerí a la interesada que se adentrara un poco en la biografía de cada uno, en sus realizaciones respectivas como elementos públicos y que también se asomara un tanto a los idearios, principios, programas y prácticas de los institutos políticos o alianzas o que respaldan a cada uno de los pretendientes. En ese sendero –le indicaba- es probable que encuentre la respuesta que anda buscando, toda vez que hay candidatos congruentes en su decir y hacer y otros que se contradicen a plenitud entre su discurso y sus realizaciones. Por otra parte, el gran compromiso de la sociedad de nuestro país es luchar contra ese fenómeno lamentable que se denomina abstencionismo; si la gente no sufraga en buena proporción se ponen en vigencia acciones deleznables que trastocan a nuestra naciente democracia. Por ello no hay que hacer la tarea fácil a esos hampones electorales que desde ahora se relamen los bigotes ante una escuálida participación en las urnas. Tengan la seguridad de que si se rebasa el 60% del padrón existente dejamos en la inopia y en el peor de los ridículos a esos “mapaches de siete suelas” y estaremos dando un salto cualitativo hacia esa añorada transición que sólo se ha reflejado, hasta ahora, en un cambio de partido y en un enroque de personas, pero no en un viraje trascendente de rumbo para este barco republicano que se encuentra a la deriva y sin capitán diestro al mando.

Haría una recomendación a todos los electores y es de que no sean víctimas propicias de las palabras aterciopeladas, de los comerciales rimbombantes y de los slogans estereotipados. Es casi seguro que varios de esos candidatos presidenciales utilizarán los medios masivos de comunicación para enajenar, convencer a las personas y vender su oferta o su producto. Va a depender de cada usuario, de cada espectador, lector o escucha “caer en la trampa” o analizar acuciosamente el mensaje, para decidir el rumbo de su voluntad a la hora de emitir su sufragio por la mejor opción. Ojalá, en cada caso, se haga presente ese análisis interior y no se haga evidente la consigna, la compra del voto o la amenaza velada para inclinar tendenciosamente el sentir ciudadano. Tengo la esperanza que en el 2018 que se avecina velozmente podamos vislumbrar un mejor futuro para nosotros y nuestros descendientes. La izquierda consecuente debe terminar por ajustar sus estructuras mentales y estructurales a nuestro entorno y proponer al país una visión que tienda un puente entre la utopía y la realidad.