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Sección: V?a Correo Electr?nico

Adiós al “Tiger” que amó a su familia y les dejó un legado de gratos recuerdos

19/03/2013

alcalorpolitico.com

Sr. Director:
Hoy acudo a ti para agradecerte las muestras de cariño y solidaridad que siempre has tenido hacia mi familia, así como las facilidades que me diste para atender en esta prolongada y dolorosa enfermedad a mi padre. Joaquín, te expreso mi profundo agradecimiento; sin tu apoyo no hubiese sido posible pasar este trago amargo.

Te pido me permitas distraer este importante espacio para agradecer, a nombre de mis hermanos, primos y queridos tíos, los mensajes recibidos y muestras de afecto. Para todos nosotros fue reconfortante que durante este mes y medio en el que Jano cayó en cama, primero en el hospital y luego en casa, no faltaron las llamadas y las visitas de sus amigos y vecinos de su querido barrio de La Gota.

“El Tiger”, nuestro Tiger, deja un espacio enorme en nuestras vidas, pese a lo difícil de su carácter, la convivencia con él para todos nosotros fue de enorme cariño y lleno de anécdotas en las que fue el principal protagonista; deportista incansable, disfrutó y destacó en todo lo que jugaba y hasta en los pleitos callejeros, donde, dicen sus amigos, fue bueno para los trancazos y “era un tigre”.

Líder nato, capitaneó equipos deportivos, pero también cuadrillas de trabajo siendo ingeniero topógrafo de la CFE. Su mayor orgullo, haber participado en los estudios preliminares de la presa de Chicoasen en Chiapas, abriendo brecha en las inmediaciones del imponente cañón de El Sumidero, el que recorrió y amó durante los años de su construcción. Fue por eso un defensor ecologista.

Ese fue su legado, así como las frases que acuñó y las palabras que se inventó y socializó en la familia y que distinguieron su personalidad. La "plajumada" éramos la chiquillada que llegaba a pedirle dulces y chocolates que compraba por bolsas y paquetes, llenando los cajones de su escritorio y que ponía a la vista sobre su viejo restirador, junto al montón de planos apilados para que los deseáramos.
Los “indios plajumas”, como así nos decía, éramos los hijos y los primos que llegábamos a la casa de la abuela a invadirla y comernos todo lo que había en el refrigerador, así como a tomarnos entera la deseada botella de Coca-Cola que dejaba a propósito, todos los días, sobre la mesa del comedor para después pelearnos y, ya jóvenes, los que llegábamos furtivamente a robarnos sus cigarros.

Éramos los que llegábamos como marabunta a sus fiestas de cumpleaños a las que nos invitaba reiteradamente con 6 meses de anticipación y en la que reunía a sus queridos amigos los “tortas” y “los borrachonautas”.

Éramos y somos la familia que él amó y unió y por la que siempre se preocupó. Jano siempre estuvo cuando se necesitaba y lo seguirá haciendo desde donde esté.

Buen viaje Papá

Ylia