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Sección: V?a Correo Electr?nico

Al presentar encuestas sin el porcentaje de indecisos, se disparan preferencias

Análisis técnico explica por qué se debe publicar la “tendencia bruta” y no sesgar resultados eliminando a quienes no se definen

31/05/2012

alcalorpolitico.com

Amigos

Les dejo esta reflexión sobre lo que sucede en la actualidad en las ENCUESTAS.

Es importante tener en consideración estos puntos, ya que nos permiten tener una mayor claridad sobre la realidad que se vive a tan solo 30 días de la Elección Presidencial 2012.

Reflexiones técnicas

Un grave error que muchos analistas cometen al leer encuestas e interpretar las tendencias electorales es tomar la preferencia efectiva como el resultado más certero.

En realidad, hoy por hoy los porcentajes más confiables de los estudios demoscópicos deben buscarse en la preferencia bruta, sin dejar de observar el comportamiento de los electores volátiles y el de aquellos que ocultan o esconden su simpatía partidista.

En la última encuesta de Consulta Mitofsky, difundida este martes, Enrique Peña Nieto saca 18 y 19 puntos de ventaja a sus contendientes de la coalición de izquierda y del PAN en preferencia efectiva, debido a que al priísta —a través de una fórmula estadística— se le asignan 9 de cada 20 electores que supuestamente aún no deciden por quién votarán.

Esta distribución si bien no resulta del todo equivocada, si lo es que se encuentra sesgada desde la óptica matemática-actuarial.

En preferencia bruta el margen de victoria de Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota se reduce a 14 y 16 puntos, respectivamente, considerando un 20% de ciudadanos que aún no expresan preferencia alguna.

El comportamiento de los indecisos y de aquellos que no responden a qué candidato o partido darán su sufragio una vez que estén frente a la urna, debe analizarse con mayor detenimiento.



Desde mi personal óptica es erróneo el criterio matemático de asignar proporcionalmente el porcentaje de los que no saben o no contestan, partiendo de la hipótesis de que aún no definen cuál será el sentido final de su voto.

Creo que una buena parte de estos supuestos indecisos en realidad ya sabe por quién va a votar, pero no lo expresa abiertamente por una cuestión de seguridad personal, desconfianza hacia el encuestador o vergüenza pública.

Bajo esta hipótesis estoy convencido de que la diferencia entre Enrique Peña Nieto y su más cercano contendiente Andrés Manuel López Obrador no es de 14 puntos, como lo revela el más reciente estudio demoscópico de Mitofsky —que coincide con otros publicados por Organización Editorial Mexicana, Milenio y Reforma—, sino menor.



Esto NO QUIERE DECIR que Andrés Manuel López Obrador ya casi alcanza a Enrique Peña Nieto. Para nada.

Es más, en el más cerrado de los escenarios (14 puntos de diferencia) al día de hoy representaría en votos efectivos algo así como 7 millones de votos entre Peña Nieto y López Obrador.

Lo único que advierto es que la HOLGADA VENTAJA que tuvo Enrique Peña Nieto (desde hace 60 días) sobre sus más cercanos contendientes ahora sólo es SIMPLEMENTE UNA VENTAJA, la cual todo indica se estrechará más sin que eso represente (de no ser algo muy grave) que por el tiempo que falta las tendencias lleguen a cruzarse.

La gran conclusión es que a 30 días de la elección, lo mas objetivo es decir que el único cambio que se puede percibir será lo que alcancemos a medir a partir del último debate organizado por el Instituto Federal Electoral —previsto para el 10 de junio en Guadalajara— lo cual de que no ocurra algo sumamente extraordinario, el regreso del PRI a Los Pinos será un hecho.