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Sección: Vía Correo Electrónico

AMLO pudo ser el mejor presidente de la historia moderna pero, divide a los mexicanos

Opinar sobre sus decisiones, es considerado traición a los principios de la llamada "4T"

23/10/2021

alcalorpolitico.com

Estimado Psicólogo Joaquín Rosas Garcés:

Quiero felicitarle a usted o, si fue alguien más de sus colaboradores, por el impecable texto de la editorial "corazonada" que he leído el día de hoy sábado 23 de octubre.

Personalmente he creído este tema que se menciona ahí, sobre esa división que pregona el presidente con gran ligereza, al decir "nuestros enemigos"; "los neoliberales"; "los de derecha"; "los aspiracionistas"; "los fifís"; "los que están en contra del régimen"; "los individualistas"; "los conservadores", es una triste realidad.



Recuerdo haber leído una vez que México era un país en el que no había discriminación, pues en la playa todos éramos "güeros". Hoy, tristemente, encontramos un México dividido por instancias de la máxima autoridad. Nadie puede opinar de manera diferente, pues es una traición a los principios de la que él llama "cuarta transformación". ¿Dónde queda la libertad de expresión? ¿Dónde, el papel de unificar a un país para fortalecerlo, que es lo que debe lograr un presidente? ¿Dónde, el "barreremos de arriba hacia abajo"?, cuando únicamente se ve una barrida de los beneficios de los más necesitados: el seguro popular que atendía a quienes no tenían un servicio institucional; dos instituciones de salud federales fuerte y, sí, con muchos problemas, pero que atendían a sus afiliados; las guarderías, desaparecidas para que no fueran "negocios"; los beneficios que verdaderamente recibían con el programa "prospera", mediante el cual sí llegaban apoyos que sacaron de la pobreza a muchas familias; los medicamentos, que se hacen de manera "consolidada" pero sin que se sepa con certeza si van a llegar o no a quienes los necesitan.

No creo que haya sido un error el cambio. Al contrario: era la oportunidad que tuvo el presidente de cambiar un país que nunca imaginó que extrañaría a Peña Nieto, a Calderón o a Fox. Tantas situaciones estaban tan mal que el pueblo bueno y sabio acabó fastidiándose de tantas mentiras, veladas, escondidas, pregonadas de manera que parecieran verdad. Nadie olvida que Salinas dijo que México estaba a un paso del primer mundo, antes de que Zedillo tuviera que destapar la olla de la realidad, abriendo el camino para el cambio que no se pudo dar y que en 2018 dio la oportunidad a López Obrador de aplicar todo aquello que venía proponiendo; teorías que él venía estudiando por más de 18 años. Tenía el papel por el que había luchado y que le daría la posibilidad de convertirse en el mejor presidente de la historia moderna. Pero lo echó a perder: decisiones arbitrarias, sin sentido; mentiras a diario; divisionismo notorio en cada frase que formula; evitando las tendencias mundiales que llevan a los países a buscar otras tecnologías para rescatar un planeta que ya está cansado. Pudo rodearse de expertos convencidos de su propuesta, pero prefirió a los aduladores que, sin emitir opinión, se inclinan por decir "sí Señor" a cualquier idea, por disparatada que sea. Una máxima dice que las personas más exitosas son las que se saben rodear de quienes saben más que ellos. Aquí, tal parece que el único personaje que demuestra sentido común es Marcelo Ebrard, pero que no deja de ser un funcionario de este gobierno.

Yo no voté por este presidente. Sin embargo, asumo que ganó legalmente, gracias a lo que él pregonó en sus múltiples y permanentes campañas. No lo pongo en duda, pues yo confío en las instituciones, a pesar de sus fallas. Y tuve la idea que expresé arriba: que llegaría a ser un gran presidente, pues tenía todo, absolutamente todo, a su favor. Con ello, millones de mexicanos tendríamos que quedar callados ante los hechos.



Pero, después de más de tres años, se vuelve una obligación cívica, moral y de principios, expresar no un descontento, sino una protesta ante el rumbo al que se está llevando a nuestro País.

De ahí mi felicitación. Por haberse expresado por muchos que preferimos no dar esa opinión por temor a ser tachados desde "individualistas", hasta "traidores". No nos engañemos ni permitamos que se siga engañando a muchas personas de ese pueblo bueno y sabio, pero que también confía en su presidente. No permitamos que se juegue con las libertades y con los derechos que han costado tanto. No permitamos que se nos quiera imponer un divisionismo en el que no creemos y ante el que no estamos de acuerdo. No podemos permitir que las revanchas personales se conviertan en injusticias históricas.

Usted alza la voz. Muchos tendremos que dejar de callar.



Le agradezco su atención, suplicándole omita mis datos, no sea que me cuelguen alguna situación que me lleve a ser tildado de alguno de los ingratos sobrenombres que he mencionado.

Quedo a sus órdenes.

Nombre (…)
Tel (…)