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Sección: V?a Correo Electr?nico

Analfabetas digitales

Arturo Reyes Gonz?lez 26/11/2010

alcalorpolitico.com

De acuerdo con información de la dirección de Planeación y Programación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en nuestro país el 55% de los adultos son considerados analfabetas digitales, esto es, que más de la mitad de la población mexicana no tiene instrucción ni acceso a las tecnologías de la información.

Ante este dato, fue inevitable empezar a contar a los familiares y conocidos cercanos –adultos- que no usan la computadora, considerando aspectos como si saben o no prenderla, si conocen o entienden de términos relacionados con la internet, y de los programas y “paquetería” con los que cuenta la maquina. ¿Si les hablamos del facebook, del twitter y twitear, del posteo, del muro del face, etiquetar, snaptu, inbox, entenderán?

El resultado: 10 personas adultas, así “bajita la mano”, de mi entorno inmediato cotidiano. ¿Sabe usted que de acuerdo al Tercer Foro Internacional de Derechos Humanos y Tecnologías de la Información y Comunicación, este tema que afecta a poco más de 30 millones de mexicanos se constituye casi como un derecho humano más?

Ahora, otro punto consecuencia de lo anterior. Veamos si usted ya lo había pensado: ¿Hasta dónde este desconocimiento y esta falta de acceso de los adultos del país a las tecnologías de la información, a las cuales millones de mexicanos jóvenes, adolescentes y niños sí tienen la oportunidad de accesar y hoy es parte importante, vital me atrevería a decir del desarrollo de su vida, ahonda las diferencias sociales y de pensamiento entre ambas generaciones?

¿Lo cree? ¿Lo ha pensado? ¿No? Porque resulta que una nueva generación de mexicanos se está formando y en millones de casos influenciando, rigiendo por información desarrollada en un contexto global diferente al nuestro, con datos, cifras y estereotipos venidos y orientados por otro tipo de culturas sociales, económicas y hasta políticas. Cuáles son, quizá la estadounidense y un poco la europea.

Influenciados y hasta educados en un medio en el cual la información relacionada con el sexo, perversiones, violencia, narcotráfico y drogadicción, entre otros, deambula de manera libre y fluida. Donde las limitantes de acceso y la censura son escasas, donde –lo comentamos ayer al abordar el tema de las narcomodas- los corridos y la música que hablan de sangre, de violaciones, de cuernos de chivo, de tomar alcohol en cantidades desorbitadas, de la poligamia y de matar son cosa de todos los días, sin que haya algo, alguien que les diga, oriente y señale que lo que están viendo, escuchando y leyendo tiene un determinado contexto y en muchos casos afecta nuestro entorno social y a la familia.

Imagine usted a cuántos de estos adultos que hoy están totalmente fuera y alejados del contexto del internet y de las nuevas tecnologías de la información, son producto de la época de oro del cine mexicano, y sus estereotipos sociales hayan sido Pedro Infante, Antonio Aguilar, Dolores del Río, María Félix, Jorge Negrete o vayamos un poco más adelante y les haya tocado la etapa de las telenovelas y el cine de ficheras de los 70`s.

De inmediato ponga del otro lado de la balanza a estos niños y adolescentes mexicanos que ven entonces esas series de televisión en su gran mayoría gringas y algunas europeas, donde el libertinaje es cosa de todos los días, pero que además se generan y reflejan un entorno social y económico totalmente distinto al nuestro, lo que complementado con la internet debe ser un producto social de pensamiento diametralmente puesto, distinto a la manera en que piensan sus padres, tíos, abuelos y en algunos casos, no lo descarte del todo, maestros y educadoras.

A mi me tocó en la Universidad, apenas algunos años atrás, una catedrática que nos comentaba que ya tenia correo electrónico, de alguna manera ese día que lo comentó nos dejo sentir que presumía de estar al día en el tema, pero nos aclaraba al mismo tiempo, que no lo tenia “prendido” -fue el término que utilizó- todo el día, “sólo por ratos” dijo. Lo que de inmediato nos reflejó el nivel de conocimiento con que contaba del tema, medio a pobre. Resultado, se convirtió en la burla de los compañeros del salón.

Mi hija me ha comentado también que en su salón de clases de la secundaria, varios maestros están identificados por apodos relacionados con su mala dicción para referirse a términos de la web, sobre todo de las redes sociales, ya que en su momento no los han sabido pronunciar de manera correcta o los desconocen, lo que los ha convertido en la burla de estos adolescentes para los que dichos términos y herramientas son cosa de todos los días.

Me parece de suma importancia trabajar en lograr que estas generaciones se entiendan, tengan puntos de coincidencia, de identificación, en beneficio de nuestro país y de nuestras relaciones familiares, por poner nada más un punto de partida.

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