En la actualidad, los indígenas por pobreza, necesidad y marginación, terminan por vender su identidad, costumbres y tradiciones a las empresas que lo único que buscan es hacer de la cultura una forma de comercio, expresó el integrante de la Red Unidos por los Derechos Humanos en Veracruz, Juan Carlos Soto.
Entrevistado luego de su ponencia en el tercer seminario internacional de liderazgo en educación básica, con el tema central "Educación indígena en Latinoamérica y en el Caribe", manifestó que en todo el país no hay un respeto hacia las culturas indígenas.
“Siempre volvemos a lo mismo, el modelo de desarrollo que nos quieren imponer no contempla a las culturas indígenas, es como un escenario de museo y que son utilizados por las empresas para hacer negocios”, acotó.
A pesar de que lamentó esta situación dijo que el indígena desde hace algunos años ha decidido voluntaria e involuntariamente denigrar su propia cultura, modificando sus rituales para responder a la demanda comercial.
“Por ejemplo los voladores de Papantla, ahora ya dan más vueltas para que sea más atractivo y competir con el circo, sólo deben ser trece vueltas porque así es el ritual”.
Añadió que ahora los sacerdotes indígenas voladores de Papantla que suben a
hablar con los dioses “bajan para arrastrarse por una limosna y además piden cuota de 20 pesos mínimos”, éste -dijo- es sólo un ejemplo de que la cultura se ha convertido en una comercialización.
Esta situación, consideró que puede obedecer a diversos factores, pero principalmente por la necesidad, hambre, miseria “accede a vender su dignidad, sus costumbres y raíces, donde el único beneficio es para los empresarios; pasan a formar parte de la cultura capitalista, la gente hace artesanías no para usarlas sino para venderlas”.
La palabra “interculturalidad”, aseguró que sólo obedece a la idea de uniformizar a todas las culturas indígenas en el asunto de la vendimia y comercio, pero no porque se busque respetar a este sector de la población.