Apasionados de los libros

En Xalapa, el sábado pasado se llevó a cabo en las instalaciones de la Usbi (Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información) de la Universidad Veracruzana, en colaboración con el Programa Estatal de Lectura, el taller denominado “Los sentidos de la lectura”, impartido por Elizabeth Álvarez José, ganadora del premio “México lee” en la categoría “Fomento a la lectura y la escritura en otros espacios educativos”, quien pertenece al Programa de Lectura de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV).

Como muchos otros padres de familia que prestaron atención a la convocatoria, que se publicó en varios medios de comunicación, a pesar del fresco clima y la llovizna que imperó, acudí puntual a la cita para llevar a María Natalia, mi hija la pequeña, quien se sumo a varios niños y niñas que sobresaturaron el cupo.

Extasiado comparto el hecho de que los mismos organizadores comentaban, previo al inicio del mismo, que esperaban que pocos llegaran a la primera sesión, tanto por el clima como por el día y el horario que se trataba, pero contrario a dicha expectativa, en lugar de veinte participantes que esperaban llegaron treinta, por lo que se puede hablar de un éxito rotundo.

La primera jornada se tituló "¡Escucha, lee y siente!" en la que se relacionó a la lectura con la música, el arte, la danza y la historia, para lo cual se presentó el violinista Jorge Alberto García Ortiz, y así, se explicó, en el futuro estarán invitando a distintos personajes que complementarán el esquema de interés hacia a lectura.

Estando junto al resto de los padres y observando el inicio del taller, mientras escuchaba las palabras de la moderadora no pude dejar de pensar en niños y jóvenes tanto de Veracruz como del país que no tienen la oportunidad, la orientación, la guía para acudir a este tipo de actividades; primero me vinieron a la mente todos aquellos pequeños y jóvenes que deben de trabajar para ayudar en sus casas o que de plano no tienen para comer algo en el día y por lo mismo abandonan las aulas, luego también aquellos que posen una condición económica mínima o “estable” pero que están más metidos en los video juegos, el chat o la Internet.

Elizabeth hizo énfasis en un punto que considero vital para el desarrollo de la lectura en nuestro país, y cuestionó: ¿en qué momento se trastoca la relación que nuestro yo lector mantiene con los libros?

Y es cierto, retomando su planteamiento, sucede que los niños en general son amantes de los cuentos y la literatura, son además partidarios de la fantasía y emocionados escuchas o lectores iniciales, sin embargo, hay un punto de quiebre que ha propiciado que en la mayoría de los casos esos pequeños apasionados de la lectura se conviertan en adolescentes apáticos, flojos y alérgicos a leer.

Entonces, ¿dónde fue?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿quiénes son el o los culpables de tan atroz hecho que ha logrado producir miles desapasionados de la lectura?

¿Para el caso de las personas cercanas a mi generación, fue acaso la escuela (por cierto, hay que ir a ver “De panzazo”), fueron nuestros entonces maestros, maestras, de primaria, de secundaria?

¿O fue algún pariente, primo, tío, padre o vecino? ¿Quién, quién, quién nos mató el amor por los libros?

Me detengo un momento más, intento encontrar alguna referencia personal que me permita especular sobre dónde o cómo está sucediendo, mi mente se llena de ideas pero no ubico una en concreto.

De repente, como solemos decir, me cae una y me parece que es una sólida respuesta, si no para todos los casos, sí de muchos, de una inmensa mayoría: ¡hay un enemigo muy poderoso y se llama televisión!

Así es que, asumo, ese debe ser uno de los grandes y principales problemas. Me quedo con la idea de la “caja idiota” que absorbe la mente y el tiempo de miles de hombres y mujeres en este país y por supuesto en el mundo. ¡Caray, qué lastima!

Lo bueno es que tanto la UV como la SEV promueven y desarrollan este tipo de talleres de lectura para niños, que además de todo ¡es gratuito! y está dirigido a pequeños de 8 a 12 años.

Ojala que lo puedan reproducir y llevar a los más municipios posibles en todo el estado. Ojala que sea así, que no cesen en su intento y que padres de familia, tíos, primos, vecinos se enteren para que puedan acudir.

Posdata

¡Claro que pensé también en repetidas ocasiones en Enrique Peña Nieto!

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