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Sección: Estado de Veracruz

Aplican conductores ebrios la doble moral, acusan oficiales de Tránsito

Se molestan porque son sancionados, pero si fueran ellos las víctimas de un percance, querrían justicia, dicen

Alfredo Santiago Hern?ndez Agua Dulce, Ver. 17/02/2013

alcalorpolitico.com

La doble moral social queda de manifiesto en los filtros del programa alcoholímetro de Tránsito del Estado, en las madrugadas de los fines de semana, quienes violentan la ley son víctimas y quienes las aplican son satanizados por realizar su trabajo.

Los conductores alcoholizados con conciencia de estar violentando la ley, se molestan cuando se les aplica el reglamento de vialidad y sus unidades son enviadas al corralón municipal.

La delegación se llena rápidamente de primos, amigos y compadres de servidores públicos de alto rango, incluso sin que ninguno de estos siquiera esté enterado de que piden favores a su nombre.

Así también arriban personas prepotentes quienes sufren de proyecciones y se sienten abogados, conocedores de las leyes, amenazando de forma altanera y en muchos casos grosera a los elementos de Tránsito del Estado, quienes cometieron “la imprudencia” de hacer el trabajo por el cual están recibiendo un salario.

Los oficiales, muchos resignados, consideran estas situaciones como gajes del oficio, coinciden: “Es el pan de cada fin de semana, nos reclaman porque les aplicamos el reglamento, a pesar de estar conscientes de que están cometiendo un delito, exigen justicia y se dicen víctimas”.

“Qué pasaría si a estas mismas personas prepotentes que están pidiendo las facilidades para la liberación de un conductor, fueran los padres, hermanos o hijos de una víctima fatal de un atropellamiento o un accidente causado por un borracho al volante, seguramente estarían exigiendo que este sea encarcelado, reclamando justicia”.

El programa “alcoholímetro” tiene la finalidad de evitar tragedias, accidentes y sobre todo lesionados y muertos a causa de los mismos, una tarea complicada en una sociedad de doble moral, esa que pide todo el peso de la ley cuando son víctimas de un ebrio al volante, pero que reclama flexibilidad cuando ese inconsciente es su familiar, compadre o amigo.