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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la Ley

Apocalipsis

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 23/12/2020

alcalorpolitico.com

En estos artículos parece un estribillo escribir que interpretar una ley significa explicarla, entenderla y aplicarla. Hoy, estamos ante una ley desconcertante, por decir lo menos. Nos referimos la Ley de fomento para la lectura y el libro. Intentaremos explicar, entender y aplicar esta ley federal refiriéndola a un libro mucho más desconcertante: el Apocalipsis de Juan, el último libro de la Biblia.

El juicio rector del comentario, es que la Pascua de Cristo es la “fiesta de todas las fiestas” y no lo es la Navidad. ¿Pascuas de Navidad? Se preguntaba J. Benigno Zilli Mánica. Iniciemos con la Ley. Centramos la atención en su objeto, según el artículo 4 y sus ocho fracciones:

Propiciar la generación de políticas, programas, proyectos y acciones dirigidas al fomento y promoción de la lectura. El orden lógico sería la existencia de un plan, conteniendo sus proyectos. Cada proyecto tendría la exposición de sus programas y cada programa sus actividades. Pero, el legislador quiso mencionar primero las políticas.



¿Qué son las políticas públicas? Las políticas públicas son los proyectos/actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública con fines de satisfacer las necesidades de una sociedad. Tal vez, por esta noción, en la ley se deja de lado la idea primera de diseñar un plan o se da por supuesto.

Fomentar y estimular la edición, distribución y comercialización del libro y las publicaciones periódicas. Fomentar es igual a favorecer de algún modo que una acción se desarrolle o que aumente un aspecto positivo de ella. Es digno de notar que con en esta fracción no se trata de fomentar la lectura, sino la producción y comercio de libros y publicaciones periódicas.

Fomentar y apoyar el establecimiento y desarrollo de librerías, bibliotecas y otros espacios públicos y privados para la lectura y difusión del libro. Encontramos en Internet queLeer es una actividad muy importante para la formación integral de los jóvenes y del ser humano, ya que a través de la lectura se puede comprender mejor el entorno que se habita, al mismo tiempo que se adquieren valores y permite expresar juicios personales más pertinentes en el desarrollo de esta actividad y de la vida en general.” Pero esta fracción tampoco fomenta directamente la lectura.



Hacer accesible el libro en igualdad de condiciones en todo el territorio nacional para aumentar su disponibilidad y acercarlo al lector. Accesibilidad significa la posibilidad de acceder a cierta cosa o facilidad para hacerlo. Y acceder significa tener entrada a un lugar. En el caso, se trata del acceso al libro o publicación periódica. Aunque “las condiciones de igualdad” en la actualidad son un sueño imposible, poniendo aparte los libros obligatorios de la Educación básica.

Fortalecer la cadena del libro con el fin de promover la producción editorial mexicana para cumplir los requerimientos culturales y educativos del país. Esta Ley entiende por “Cadena productiva del libro” el conjunto de industrias que participan en los diversos procesos de producción del libro y está conformada por la de la Celulosa y el Papel, la de las Artes Gráficas y la Editorial. En la de Artes Gráficas se incluye la participación de los que brindan servicios editoriales, los impresores y los encuadernadores que reciban sus ingresos en más de un ochenta por ciento de los trabajos relacionados con el libro y la revista.

Y, por “Cadena de libro” la ley define el conjunto de personas físicas o morales que inciden en la creación, producción, distribución, promoción, venta y lectura del libro. A este respecto, es ejemplar la estrategia para promover la lectura y su difusión por parte del Portal alcalorpolitico.com, con el espacio que obsequia a sus lectores “Te invitamos a compartir el libro que leíste”.



Estimular la competitividad del libro mexicano y de las publicaciones periódicas en el terreno internacional. Es hora de anticipar o, quizás, precipitar una conclusión, pues del comentario se infiere que la ley debió llevar por título “Ley del fomento a la industria del libro” (“Negocios son negocios”, nos dirá más de un empresario).

Estimular la capacitación y formación profesional de los diferentes actores de la cadena del libro y promotores de la lectura. Está claro, muy claro, para conseguir la competitividad nacional e internacional del libro mexicano, los actores de la cadena del libro necesitan ser profesionalmente competentes. Un punto en el cual las competencias laborales podrían coincidir con las competencias educativas.

La aplicación de la ley en comento tiene mucho no de contradicción pero sí de contraste. La presentación del libro anunciado busca picar la curiosidad del lector. Por supuesto esta tarea se la dejamos a los que saben de ello. Nuestro quehacer se reduce a servir o mediar sus conocimientos.



Alguno de aquellos que saben del tema inicia su presentación con una ecuación Apocalipsis = Revelación. En seguida nos dice que “El lenguaje coloquial ha retenido del término ‘apocalipsis’ su asociación con acontecimientos terribles... Con el tiempo, el término ‘apocalipsis’ se ha convertido en sinónimo de acontecimientos catastróficos o incluso del fin del mundo. (Jean Pierre Prévost)

Enseguida, el conocedor afirma algo inesperado o sorprendente que nos dejó en un estado de confusión o desorientación. En efecto, nos dice que ese uso coloquial del término no carece de fundamento, ya que los textos que llevan el nombre de apocalipsis cuentan con una serie de visiones acongojantes y de signo poco tranquilizador.

Agrega, no obstante, algo que nos hace salir del estupor: “Sin embargo, reciben el nombre de apocalipsis por otra razón. Un apocalipsis es

un desvelamiento, una manifestación, una revelación. Los apocalipsis quieren presentar una luz, un punto de vista nuevo, en una época especialmente atormentada. Cuando los acontecimientos son complicados y difíciles, pretenden aportar el esclarecimiento que procura la fe.”

Jean Pierre Prévost deja pendiente la distinción entre fe religiosa y fe humana. Concluye su presentación afirmando que “El Apocalipsis de Juan es un modelo del género: la iluminación de la pascua se proyecta sobre todos los acontecimientos por espantosos que sean. Este libro pretende ser, ante todo, una apertura al misterio de Cristo y de su reino en vías de realización”.

Fue una fortuna leer en estos días que los libros de la Biblia no se les debe considerar como caídos del cielo, sino que fueron escritos por seres humanos. El Apocalipsis de Juan es uno de estos libros. Otro tanto pasa con las leyes, ellas también son de factura humana. Por esto, aquellos y éstas no son obras perfectas (acabadas) y, consecuentemente, deben interpretarse. Es decir, hay que explicarlas, entenderlas y aplicarlas.



Si tal apreciación es correcta, entonces, para creyentes y no creyentes, la luz que arroja el Apocalipsis ante el estado de emergencia que en México y en el Mundo estamos sufriendo, es la humanidad de Jesús de Nazaret y que, en términos jurídicos, se expresa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 1, “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Éste es el punto de vista nuevo.

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