Arzobispo de Xalapa invitó a feligreses a acercar a sus hijos a la iglesia

El Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, hizo un llamado a que los feligreses acerquen a sus hijos a la Iglesia y no sólo los lleven a cumplir los sacramentos de iniciación como el bautismo, la confirmación y la eucaristía.

"Desafortunadamente en México llegamos hasta la primera comunión y ahí la hemos regado tanto los pastores como ustedes, sobre todo los padres de familia, porque a veces dejamos a los chiquitos a los 9 o 10 años como católicos graduados con doctorado y mención honorífica pero resulta que después se los bailan los protestantes o los profesores en la universidad les dicen lo que quieren acerca de la fe y nadie se sabe defender".

Durante la homilía dominical, Reyes Larios lamentó que la fe católica se conforme con realizar los sacramentos básicos en la infancia y después sólo vuelvan para el día de la boda, si es que se casan por la Iglesia, o en su caja para la misa del sepelio.



Es un error cumplir con los sacramentos y dejar de asistir a la Iglesia pues es conformarse con la fe de niños.

"Tengan conciencia de nuestra fe (...) pensamos que eso es suficiente. Cuando se les dice a los papás por qué no mandan a sus hijos a la iglesia dicen que para que si ya hizo su primera comunión, como si eso fuera lo máximo".

En sentido explicó que el bautismo es empezar la misión y es reconocer la identidad, es el momento en el que las personas son transformadas en hijos de Dios.



Por tanto, desde ese momento toca cumplir como hijo de Dios, hermano de Jesucristo y heredero del cielo; asistir a la iglesia y dar ese ejemplo a los hijos es labor de los padres, dijo el Arzobispo durante su mensaje en la Catedral.

Sin embargo y ante la fragilidad de las personas y "porque todos somos pecadores", la Iglesia tiene el sacramento de la penitencia para que ante cualquier falta los feligreses se puedan confesar y limpiar sus errores.

Por último, pidió conciencia y humildad en los católicos para aceptar sus errores y pecados y así ser transformados en hijos de Dios.