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Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

Bajan del Gólgota y van hablando del fútbol y del tiempo

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 15/04/2019

alcalorpolitico.com

Días oscuros no nos han faltado, días de tensiones y violencia. Días de luto y sufrimiento. Días de tristezas y nostalgia. Días de amargura y desesperanza. Días de rabia, protesta e indignación. Días de zozobra y angustia.

La vida también nos ha regalado días de bondad, de paz y de mucha luz. Días de consuelo, alegría y solidaridad. Días de esperanza y de lucha. Días de oración y de fe. Días de sorpresas y detalles. Días de ilusión y de amplios horizontes.

Días para recordar y no para lamentar. Días para festejar y no para olvidar. Días para construir y no para destruir. Días para soñar y no para dormir. Días para hacer la paz y no la guerra. Días para extender la mano amiga más que para mostrar el puño amenazador. Días para elevar los ojos al cielo y no para conformarse con ver la amarga realidad.



También hemos vivido y padecido semanas enteras de traiciones, de violencia y de mucha maldad. Semanas de tensión, de angustia y de muerte. Una semana tras otra de asesinatos, desapariciones, secuestros, inseguridad, crueldad y mucho sufrimiento. Semanas así que se resisten a desaparecer, semanas con las mismas noticias, con las mismas desgracias, con los mismos horrores.

¿Cómo mantener la esperanza y el ánimo de vivir ante días violentos y semanas igual? Muy complicados y llenos de dolor han sido estos últimos años. Entre tantos días y semanas así también llegan a nuestra vida los días de Dios, la semana de Dios.

Se llama Semana Santa no porque se trate de una semana piadosa y celestial, barnizada de devociones y tradiciones antiquísimas. Es una Semana Santa porque es la semana definitiva, angular y fundamental en la historia de la humanidad.



Por una semana como ésta podemos resurgir y tener la seguridad que el mal no tiene la última palabra, aunque muestre todo su poder y crueldad, como está pasando en nuestros tiempos. En la entrega de su propia vida Jesús nos revela el camino para sobreponernos al mal y la violencia, el camino para vencer el mal con el bien.

Las historias que meditamos estos días cuestionarían el hecho de que le llamemos Semana Santa, ya que paradójicamente es también una semana donde hay traiciones, violencia, injusticias, corrupción, mentiras, infidelidades, soberbia, abuso de poder, sufrimiento y muerte.

Pero tanta maldad -como la que ahora también nosotros padecemos y generamos- no llega a eclipsar la bondad y el amor de Jesús que se entrega por nosotros. Eso es lo que queremos celebrar y contemplar. Que viendo a Jesús comprendamos cuánto amor nos ha tenido, al entregar su propia vida.



Las respuestas al misterio del mal y a la forma como el mal ha golpeado nuestra vida no vendrán de grandes discursos ni de teorías elaboradas. Mirar fijamente al crucifijo, poner nuestra mirada en el Cristo sufriente nos levantará de nuestras tristezas y nos llevará a la alabanza y a la acción de gracias por tanto amor, para que lleguemos a decir como San Pablo: “Me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20).

El P. Octavio Ortíz nos exhorta: “En nuestras horas oscuras, cuando sintamos el cansancio de la fe, cuando todo nos parezca obscuro y la angustia haga presa de nuestros miembros, veamos a Jesús en Getsemaní, y digámosle con sincero corazón: ¡no te dejo solo! ¡No, no te dejo solo en tu lucha por la salvación de las almas! Salgamos de esa oración con el alma ardiente y dispuesta a seguir luchando por Cristo y sus intereses. No reduzcamos nuestra misión cristiana a nuestras pobres miradas, cuando Cristo nos pide estar con Él en lo más duro de la batalla”.

Esta es la semana indicada para dejar que Dios se revele y nos permita superar lo que humanamente hablando no podemos aceptar y entender. Es tan grande y sagrado lo que celebramos que no podemos participar de manera rutinaria.



En alguna ocasión el escritor Julien Green comentaba con tristeza que al salir de misa las personas iban hablando cosas frívolas y superficiales. Y decía: “¡Qué pena de cristianos! Bajan del Gólgota y van hablando del fútbol y del tiempo”.