Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Brecha generacional y tecnología hacen de universidades, espacios de conflicto y pugna: UAM

- La universidad necesita acercarse a lo que consumen para entender las nuevas culturas juveniles: Adrián G. de Garay

- Debe construir e impulsar modelos educativos alternativos, dice el investigador

- Envejecida la planta de docentes y es la responsable de guiar a la “generación digital”

- Alumnos califican de  “rucos”, “abuelitos” o “vejetes” a profesores y éstos ven a los jóvenes como “incultos”, "vagos" o “mugrosos”

Alicia Aguilar Guevara Xalapa, Ver. 28/10/2013

alcalorpolitico.com

Existe una brecha generacional enorme en las universidades de México que provoca muchos conflictos en la relación profesor-alumno, los avances tecnológicos también juegan un doble papel, o contribuyen a un mejoramiento de la enseñanza aprendizaje o se pueden convertir en una limitante.

“El no reconocer cómo los jóvenes están reconfigurando las lógicas, sentidos, legitimidades y compromisos, lleva a experimentar el campus y universidad como un espacio de conflicto- pugna entre profesores y alumnos”, manifestó el académico e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, Adrián Gerardo de Garay Sánchez.

Durante su conferencia: ¿Quiénes son los jóvenes universitarios y cómo son vistos por las autoridades y el profesorado?, presentada en el auditorio de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana (UV), señaló que la mayoría de los jóvenes universitarios de hoy crecieron en la cultura digital, donde se busca vivir el momento de manera múltiple, dinámica, porque pueden desenvolverse en varios planos al mismo tiempo “multitasking”.

“Estamos ante una nueva generación de estudiantes universitarios muy distinta a las generaciones de hace 30 años. En esos años no existían celulares, Internet, ni computadoras personales, estábamos conectados con el mundo a través de textos impresos, cine, pocos canales de tv, prensa escrita y radio”.

Recalcó que “la universidad necesita acercarse a sus consumos, para lograr entender las nuevas culturas juveniles y a partir de ello construir modelos educativos alternativos”.

En su presentación, el académico presentó cifras de la Encuesta Nacional de Juventud 2010, en ella se plasma que la totalidad de estudiantes universitarios saben usar Internet, es decir, un 98 por ciento; mientras en los jóvenes entre 18 y 24 años de edad sin licenciatura el uso de Internet no es una práctica común.

Según datos de la UNAM, el 99 por ciento de estudiantes tiene cuenta de correo electrónico, el 92 por ciento tiene celular, el 89 por ciento tiene alguna red social, la gran mayoría Facebook y un 40 por ciento tienen Twitter.

La brecha generacional

Durante 1970 los profesores universitarios tenían en promedio 28 años, hoy en día tienen 57 años, “las plantas académicas han envejecido”.

En el entorno los profesores eran jóvenes como sus alumnos, la única diferencia es que unos tenían en la mano el borrador y el gis y otros estaban en los pupitres. Ahora la mayoría de profesores son adultos y hasta adultos mayores.

Los profesores desconocen al alumnado, los “desprecian”, los llaman “incultos”, "vagos", “mugrosos”, y existe una “arrogancia” de académicos y más en los que cuentan con posgrados o lo que se llama “pedigree”.

Mientras tanto los estudiantes tratan con distancia y desdén a los profesores, los llaman “abuelito”, “vejete”, “ruco”, y no ven a los profesores como una oportunidad de aprender de ellos, expresó el conferenciante.

Durante 90 minutos, Adrián Gerardo de Garay Sánchez, desmenuzó cómo se han transformado los paradigmas en las universidades desde 1970, cómo se ha incrementado el número de mujeres que van a la universidad, cuáles son los vicios con los que llega el estudiante de bachillerato a las aulas universitarias y por qué muchos alumnos desertan.

Y destacó que es importante propiciar que estudiantes conozcan, reconozcan y aprovechen a sus profesores. “Es impostergable que tanto unos como otros construyan puentes de socialización múltiples y diversos. Es urgente que miembros de las comunidades universitarias aprendan e identifiquen los diferentes ambientes educativos en que se mueven”.

Las cifras que dan un vuelco al país

Según lo presentado por el Investigador, en México en 1970, había 40 millones de habitantes, un 49 por ciento eran hombres y un 51 por ciento mujeres. De esa población 47 mil 600 jóvenes tenían acceso a la educación superior, lo que representaba un 6 por ciento.

En México de cada 100 estudiantes sólo 17 eran mujeres, es decir sólo había 8 mil 100 mujeres en las aulas.

En Veracruz, 8 mil 655 jóvenes eran universitarios, el 70 por ciento eran hombres y estudiaban en los campus Xalapa, Orizaba, Veracruz y Poza Rica de la Universidad Veracruzana, “no existían universidades privadas en Veracruz”.

En el 2012, cuatro décadas después, la población de mexicanos era de 112 millones, de igual forma un 49 por ciento de hombres y un 51 por ciento de mujeres.

De esa población 3 millones eran estudiantes universitarios, y ahora de cada 100 estudiantes 50 eran mujeres.

"En cuatro décadas se incrementó un 184 por ciento la tasa de crecimiento de mujeres en las universidades, se dio una -feminización de la matrícula-".

Para esta fecha y la actualidad, la Universidad Veracruzana tiene aproximadamente un 52 por ciento de su matrícula conformada por mujeres.

En este sentido, destacó que en promedio el 55 por ciento de los aspirantes a ingresar a estudios de licenciatura en la Universidad Veracruzana no son aceptados en cada ciclo, “no está mal, en la UAM logra entrar un 10 por ciento, el 90 por ciento son rechazados”.

Estudiantes que trabajan

La situación laboral de los universitarios tiene repercusiones en la manera en que viven los procesos de socialización y la manera en que enfrentan los estudios.

En general, una tercera parte de los estudiantes en promedio tiene alguna responsabilidad laboral, la diferencia consiste en que mientras en las universidades públicas la mayoría de los que trabajan lo hacen por algún tipo de necesidad económica, en las universidades privadas la mayoría lo hace para adquirir experiencia laboral o independencia de sus familias.

Los universitarios que trabajan ven potencialmente reducido su tiempo para el estudio y tienen una realidad dividida.

“Seguir pensando entonces en un perfil de ingreso y en su tránsito por la universidad de sujetos que se dedican de tiempo completo a sus estudios es una falacia”.

Y es que destacó que además muchas veces los estudiantes tienen más que un trabajo “chambitas” mal pagadas y sin prestaciones de ninguna especie, y aunque hay programas de becas, el monto de las mismas para muchos casos es insuficiente para sostener sus estudios.

“De hecho el monto de las becas para PRONABES es el mismo con el que se creó el programa en el año 2000”.

Bachillerato, normas y vicios

El Investigador explicó cuáles son las variables que determinan que un estudiante de bachillerato tenga una continuidad de estudios hacia la universidad y qué criterios toman éstas para elegirlos o seleccionarlos.

En la gran mayoría se toma en cuenta el resultado del examen de admisión, otras pocas combinan estos resultados más los promedios de calificaciones de bachillerato.

En este punto se resaltó que las mujeres regularmente llevan un mejor promedio y los hombres se desenvuelven mejor en un examen con opción múltiple.

La mayoría de estudiantes de nuevo ingreso a la universidad son egresados de escuelas públicas, existe desigualdad entre distintos ambientes y capitales de origen en cuanto a los padres, por ejemplo en las universidades privadas dos terceras partes de los padres tienen estudios superiores, en las instituciones públicas asciende a sólo una tercera parte.

“Eso significa que en México se está conformando un sistema educativo superior que su interior reproduce las desigualdades imperantes en la sociedad. Las familias con recursos llevan a su hijos a escuelas privadas, las de escasos recursos a las instituciones públicas”.

Todo esto se suma a los hábitos de estudio que traen estudiantes de bachillerato y que muchas veces disminuyen en la universidad, al mismo tiempo que se alejan de sus profesores en comparación con la relación más cercana que tenían con docentes en preparatoria.

Estos y otros aspectos llevan a la conclusión de que es importante que las instituciones realicen importantes programas de integración a la comunidad universitaria o incluso en nivelación académico durante el transcurso del primer año.

Ejemplificó con metáforas que los estudiantes que ingresan a las universidades son como atletas, cada uno preparado para diferentes carreras, maratón, 400 metros, cien metros o incluso caminata, por tanto no todos pueden ser vistos de igual forma.

Asimismo, destacó que las autoridades universitarias ven a los estudiantes como atletas preparados para correr 100 metros en una pista de tartán (respecto a una carrera de licenciatura), cuando muchas veces los estudiantes que llegan a la universidad ven el trayecto por la misma como un “todo terreno” y con diversos entornos climáticos que hacen pesada, difícil y aventurada la carrera.

Se siguen creando empleados

Destacó que a los jóvenes se les sigue formando todavía en la nómina del empleo remunerado, apostando que al salir del sistema educativo lograrán obtener una ocupación de este tipo, mientras que las tendencias apuntan a que será difícil un crecimiento significativo en los empleos remunerados proliferando los contratos por proyectos. “Los trabajos para toda la vida están desapareciendo”.

Dijo que apenas hace dos meses el INEGI destacó que el empleo afectó más a quienes tienen mayor nivel de formación, pues ese segmento reportó 76 por ciento de la población desocupada, mientras que los que no contaban con estudios completos representaban únicamente el 24 por ciento de población desocupada.