César Camacho vino a suturar heridas en las filas priístas para sumar muchos votos

El presidente nacional del PRI, César Octavio Camacho Quiroz, reconoció que para ganar necesitan ser muy eficaces en el trabajo político, pero además vaticinó que los candidatos veracruzanos serán la “caja de resonancia” de las “cosas buenas” que pasan en Veracruz.

Entre empujones y pisotones logró llegar al salón del SUTERM,que estabamedianamente lleno y con la presencia de algunos cientos de simpatizantes de la exalcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales.

Una

vez en elpresídium,el líder nacional de los priístas logró sentar en un mismo presídium a los suspirantes a la gubernatura de Veracruz, Héctor y Pepe Yunes, también a Alejandro Montano, junto con el exgobernador Fidel Herrera, quien reapareció en la escena política, ya como el nuevo delegado del instituto político en el estado de Oaxaca, noticia que confirmó en el aeropuerto de Veracruz, a su llegada.

Al hablar de la unidad de su partido, resaltó que el PRI nacional tiene en alta estima al priísmo veracruzano por la admirable labor

y porque saben trabajar en unidad.

Fue ahí donde explicó que no es lo mismo unidad que unanimidad, la unanimidad resultaría sospechosa porque todos podrían pensar igual. En Veracruz la unidad se ha construido a partir del respeto por lo que piensan otros, por darle a cada quien su lugar, por respetar su espacio político.

En ese momento, refirió que la expresión de esa unidad ejemplar veracruzana, era la presencia de personajes de la clase política local y nacional como son Fidel Herrera, quien demostró que la "fidelidad" por Veracruz dio buenos resultados para los veracruzanos, “te abrazo querido Fidel Herrera”.

La unidad priísta veracruzana quedó demostrada, dijo, al tener juntos en el espacio físico y en el trabajo legislativo a Héctor y José Yunes en la Cámara Baja, lo mismo que Alejandro Montano en la Cámara Alta.

No olvidó mencionar al alcalde de la ciudad, Américo Zúniga Martínez, quien hace bien su trabajo en la capital de Veracruz, sede del Palacio de Gobierno, que tiene a otro de los suyos, Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz.

César Octavio Camacho Quiroz refirió que el PRI decidió por los jóvenes que han demostrado su pujanza y fortaleza.

Logró entrar como todos, a los empujones y pisotones para presumir que sus candidatos son los que tienen la oferta socialmente más atractiva, toda vez que se ha formulado a partir de la capacidad para escuchar a quien nunca se equivoca, porque padece los problemas de todos los días: la gente noble, trabajadora, solidaria, pero también exigente.

Recalcó que el PRI seleccionó a las mejores mujeres y varones para representar al Partido y está seguro de que ganarán porque la militancia le dará otra oportunidad, en Xalapa, a Elizabeth Morales y a Carla Vega, como su suplente de ganar la curul.

Fue ahí donde subrayó que los candidatos del PRI darán la pelea por Xalapa y Veracruz para que sean, primero, caja de resonancia nacional, de las “buenas cosas” que ocurren en Veracruz.

Llevarán a la Cámara de Diputados, el optimismo y el entusiasmo de trabajar por México y van a conseguir más recursos que tanta falta hacen a Veracruz para más educación, empleos mejor pagados, obtener mayor seguridad que tanta falta le hace a los mexicanos y todo eso para vivir en paz, en armonía, en un clima de libertades donde impere la justicia.

Pero para ello, necesitan ser muy eficaces en el trabajo político, muchos votos, producto del ejercicio de la libertad, para decidir lo mejor de los veracruzanos y desde Veracruz y todos los rincones del Estado, “vamos a conseguir que la prosperidad se quede a vivir en la casa de los veracruzanos, vamos a jalar parejo con nuestro compañero Enrique Peña Nieto”.

Finalmente, se comprometió a regresar a Veracruz, de hacer compromisos no para que gane el PRI como última instancia sino para que gane Veracruz y gane México, país de libertades al que todos queremos como es, pero que todos también hemos soñado mejor.

Hay que decir que fue muy notoria la desorganización del evento en el que con apuros los líderes partidistas lograron subir al salón y al salir rompieron la puerta "trasera", mientras que por donde salían los simpatizantes, entre éstos mujeres y niños, rociaron algo que pareció gas pimienta, quizá para desalojar el lugar.