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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Cien años de la Secretaría de Educación Pública: sus grandes teóricos educativos

José Manuel Velasco Toro 23/09/2021

alcalorpolitico.com

El presidente Álvaro Obregón decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) el 25 de julio de 1921. Una centuria de labor educativa que pasó sin pena ni gloria frente a otras celebraciones. El primer Secretario fue José Vasconcelos Calderón quien, como muchos hoy en día, siempre creyó de que la educación es fundamental para lograr la libertad humana, impulsar el desarrollo nacional y piedra angular en la superación intelectual que es esencial para abatir la pobreza.

Su proyecto educativo hay que comprenderlo en el escenario temporal y social de la época, así como el de los diversos teóricos de la educación que le sucedieron en la pasada centuria. Vasconcelos impulsó la primera reforma educativa del siglo XX. Tuvo como eje rector un profundo sentido humanista de cosmovisión universal y sostuvo que el conocimiento debía ser plural para poder ser factor de unidad social, nacional y libertario. Afirmó que era imperativo enseñar los valores humanos para superar la ignorancia que lacera cualquier sociedad y conduce a la desunión. Como también consideró imperioso lograr la identidad nacional frente a la heterogeneidad cultural que, en ese momento de la historia, se consideró contraria al ideal civilizatorio.

Ese fue el espíritu de su gran proyecto educativo emanado de la Revolución: educar al pueblo. Su estrategia: la escuela rural cuyos profesores serían una especie de misioneros culturales que llevarían la enseñanza de nuestro pasado y de la historia universal, del conocimiento fundamental para el progreso que sembraría la semilla de una consciencia nacional base del mestizaje cultural propio. Las “Casas del Pueblo”, como se llamó a las escuelas rurales, constituyó el instrumento para el logro de la identidad nacional.



Otro de los grandes teóricos de la educación mexicana, aunque no estuvo al frente de la SEP, pero sí actuó como Oficial Mayor y luego Subsecretario de educación, fue Moisés Sáenz, educador, indigenista y fundador del Sistema de Segunda Enseñanza en 1925 (Secundario). Fue impulsor constante y creativo de la escuela rural, pues observó que uno de los grandes problemas de la nación era su diversidad cultural, pero, sobre todo, la marginación y pobreza de los pueblos indios. Para superar tal situación, propuso su incorporación a la vida nacional sin destruir su cultura, pero sí unirla a la civilización universal y al espíritu iberoamericano. Los principios de su idea educativa fueron la solidaridad social, cultural e intelectual. Para él era menester socializar en el sentido de relacionar, conjugar, articular la heterogeneidad cultural en la que los valores humanos serían la argamasa que detonaría el desarrollo de la identidad nacional. Frente a un México mayoritariamente rural, centró su atención en la comunidad por lo que planteó que la educación debía ser activa, ocupando aspectos de salud, economía y ambiente y, sobre todo, alentadora de la inteligencia para avivar el conocimiento que conduciría al cambio.

Si bien Vasconcelos y Sáenz creyeron en la educación como base angular para impulsar el futuro desarrollo nacional, entre ambos existió una distinta mirada teórica sustancial. Vasconcelos pensó en la asimilación cultural del indio para construir una nación mestiza; Sáenz, por el contrario, concibió la integración en el sentido idealista de cimentar una familia mexicana en la que indio y mestizo fueran parte convivencial, donde el primero fortaleciera el contexto de su vida a la par del desarrollo nacional y el segundo a la cultura mexicana.

A estos dos teóricos de la educación les sucedió, al frente de la SEP, Narciso Bassols que fue uno de los pensadores que planteó la educación socialista, cuyo origen histórico se encuentra en la escuela racionalista combinado con la fe marxista. La idea motriz radicó en la concepción de que la religión era el origen del atraso de los pueblos y había que combatirla mediante la educación laica. Enfatizó que la instrucción coadyuvaría a responder a un reclamo de justicia e igualdad social.



En 1958 asumió la conducción de la SEP Jaime Torres Bodet. Ante la persistencia de la precariedad educativa se creó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito que tuvo como objetivo completar la gratuidad de la enseñanza básica y mejorar la calidad educativa, sin perder de vista el principio de libertad que abate la tiranía de la ignorancia. A partir de este momento se planteó una enseñanza que equilibrara la formación con conocimientos y prácticas que fuesen ventajosas para la vida, el cultivo de la inteligencia y el ejercicio ético como fundamento de ponderación social.

Fue bajo su secretariado que surgió la inquietud para lograr que la educación, en el nivel que fuere, formara para el trabajo y el alumnado adquiriera amor por el estudio para posesionarlo de un carácter autodidáctico. El conocer historia y civismo lo consideró clave para la formación del buen ciudadano. La primera dota del criterio para comprender los procesos de cambio y las acciones humanas en la lucha por el ideal de libertad e igualdad. El segundo da sentido de responsabilidad ciudadana.

La reforma educativa de Torres Bodet fue profunda, buscó cubrir la demanda básica a nivel nacional sin descuidar la calidad que implica actualidad cognitiva en el profesorado, la práctica como base de la reafirmación del conocimiento teórico y la confluencia de filosofía y ciencia para aprender enseñando, desafortunadamente algo olvidado el día de hoy.



Después llegó Agustín Yáñez como Secretario de la SEP. Un momento en el que existía un enorme analfabetismo entre la población mexicana, en especial rural. Su proyecto esencial fue superarlo y lanzó una intensa campaña de alfabetización cuya estrategia fue reconocida por la UNESCO. A la par se preocupó por ampliar la cobertura en el nivel de educación media superior, la atención vocacional y la creación del sistema de telesecundaria que inició en los estados con mayor rezago en este nivel como eran Oaxaca, Veracruz, Tlaxcala, Hidalgo y Puebla.

Ya en plena década de los años ochenta asumió la conducción de la SEP otro de los grandes teóricos de la educación: el veracruzano Jesús Reyes Heroles. Ante el reclamo social de reformar la educación para reimpulsarla como medio de movilidad social en un mundo que era cada vez más internacional y complejo, dio pasos certeros para mejorar la educación en los diversos niveles e impulsar la descentralización, pues consideró que, sin la participación responsable del nivel de gobierno de los estados, no se podría avanzar en calidad y cobertura.

Al igual que Moisés Sáenz y Torres Bodet, estuvo convencido de que la educación debía relacionar lo teórico con lo práctico, lo aprendido con la realidad vivida. Como también sostuvo que sólo mediante una educación de calidad que atendiera las necesidades regionales, se contribuiría a reducir la desigualdad social. Las premisas que guiaron su proyecto fueron seis: elevar la calidad educativa mediante una mejor formación docente; comprometer la participación activa de los estados en la atención regional cimentando el federalismo educativo; procurar una educación vinculada con la actividad productiva por lo que era menester la autonomía de pensamiento; atender la educación física a la par de la estética; vincular educación e investigación científica; y hacer de la gran tarea educativa cimiento de la democracia participativa.



Grandes educadores, grandes teóricos y políticos que, cada uno en su momento vivido de nuestro México, supieron que la educación es la base del desarrollo económico y del bienestar social, es argamasa de la democracia, llave para abatir la pobreza, faro de responsabilidad civil y consciencia libertaria. Y las preguntas derivadas: ¿Qué teóricos educativos de la talla de Vasconcelos, Sáenz, Bassols, Torres Bodet, Agustín Yáñez y Reyes Heroles presiden la atalaya de la educación el día de hoy? ¿Qué proyectos creativos, realistas y operativos se han diseñado para enfrentar al gran problema educativo que vivimos bajo el impacto de la pandemia y la hegemonía de la digitalización? ¿Dónde está ese compromiso de la educación de vanguardia que hace del conocimiento el principal instrumento para abatir la ignorancia y lograr el desarrollo social? Sólo pregunto.