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Sección: Estado de Veracruz

Libertas

Ciencia, Tecnología e Innovación, puntales para un nuevo desarrollo social

José Manuel Velasco Toro 06/02/2020

alcalorpolitico.com

Nada es más claro, en esta época del conocimiento, que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) son factores esenciales de la producción que generar valor. Pero, sobre todo, son elementos sustantivos que, por el conocimiento y la dimensión de la información que se posee, pueden ser base sustantiva para impulsar un desarrollo social viable, equitativo y sustentable para las personas en general.

Para que la CTI se constituya en un horizonte social optimista, se requiere de políticas públicas que brinden un sostenido impulso a la ciencia y a la innovación tecnológica con miras a procrear una transformación social soportada en la democracia cognitiva. Son muchos los aspectos de la vida donde el conocimiento fundamental y básico puede contribuir a reorientar el desarrollo social aminorando la situación de pobreza material e intelectual que se manifiesta extrema en los países en desarrollo (como es el caso de México).

Desde ella y con ella, se pueden crear oportunidades de empleo en nuevos puestos de trabajo derivados del avance tecnológico democratizando, dentro del sistema educativo, el acceso al conocimiento sustantivo para brindar perfiles de egreso con habilidades que permitan superar la incorporación a nuevos mercados laborales y no sólo los tradicionales. Ello, a su vez, permitiría crear condiciones sociales para que la cultura científica permee en la población, lo cual coadyuvaría a superar actitudes y conductas basadas en creencias o supuestos que tienden a desinformar, más que a informar para conocer. Por ejemplo, poseer conocimiento básico que permite comprender la información disponible, ayudaría enormemente a considerar aquellos aspectos que inciden, positiva o negativamente en la salud de la persona, coadyuvando a un mejor bienestar individual, colectivo y público pues reduciría la presión sobre los sistemas de salud.

Conocer tecnología para la producción de alimentos ayudaría a mejorar su obtención en equilibrio con el medio ambiente pero sobre todo abriría, como ya existe en algunas ciudades (aunque apenas a nivel de iniciativas individuales), la producción de alimentos básicos que coadyuvarían al bienestar familiar, sobre todo porque las áreas urbanas ya concentran casi el 65% de la población en México. Desde luego, la generación de energía más limpia es prioritario para sumarse a los esfuerzos para revertir las condiciones que están provocando la alteración climática, cuyo panorama presenta condiciones nada favorables para la civilización humana, campo en el que se tiene el conocimiento científico y la tecnología para lograrlo.

Reforestar, sin destruir la floresta existente, recuperar entornos ecológicos devastados por la estupidez humana, así como reconvertir áreas susceptibles de reverdecer en los espacios urbanos para redimir la base de la vida que radica en la fotosíntesis, fenómeno que acumula la energía del Sol en materia verde que es consumida por animales y, claro está, por nosotros los seres humanos, pues como bien lo dijo el científico Vladimir Vernadsky en el lejano año de 1929, “somos hijos del Sol”. Ello mostraría el camino hacia un nuevo paradigma de vida sustentable soportado en un pacto con la naturaleza al crear responsabilidad ética hacia el planeta que es, como bien enfáticamente señala Dorion Sagan, “nuestra madre, la matriz bioquímica de la cual proviene la piel de nuestro cuerpo pero también el medio ambiente del cual nos apropiamos y que infectamos con nuestra imparable proliferación” (Aprendiz Cósmico, 2018, p. 59). Proliferación que debe disminuir pues, de continuar el aumento de la población al actual ritmo, será imposible sostenerla con los recursos naturales que restan para el futuro.

Se posee el conocimiento científico y el avance tecnológico suficiente para incidir en un cambio de paradigma de vida que articule cinco dinámicas esenciales: 1) Cambio en la forma en que nos relacionamos con la naturaleza; 2) Cambio en la manera de producir y consumir; 3) Cambio en el pacto social; 4) Cambio en la distribución de la riqueza generada; 5) Cambio en la dinámica demográfica. El cambio debe consistir en una revolución hacia el equilibrio social, económico, cultural, político y educativo; una revolución que tenga de base la identidad planetaria y la fuerza suficiente para dar un salto hacia un nuevo proceso civilizatorio. Es menester y urgente, que se adquiera consciencia de promover la CTI como un bien público para favorecer la comprensión del conocimiento y el proceder científico; que se brinde sólido, permanente y continuo apoyo a la investigación científica fundamental, básica y humanística para cimentarla como parte íntegra en sólidas políticas científicas sobre el futuro del planeta, nuestro único hogar; que políticos y científicos aprendan a interactuar constructiva y productivamente para formular las políticas en beneficio del desarrollo sostenible que brinde justicia, equidad e igualdad para la sociedad, hoy y en el futuro por venir.

El reto es multidimensional ante las tensiones planetarias. Se tiene mucho conocimiento pero poca sabiduría y esto es lo que requerimos. La sabiduría que permita a la humanidad continuar viviendo en este planeta con sensatez, prudencia y acierto, significado mismo de la palabra. El futuro está en nuestras manos, no dejemos que al hacerse presente se nos escape como el agua que se escurre hasta dejar secas nuestras palmas.