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Columnas y artículos de opinión
Para gobernar hay que controlar las emociones
Luciano Blanco González
17 de junio de 2022
alcalorpolitico.com
En cualquier sistema de gobierno dictatorial o democrático para sostenerse en él, ya sea mediante la imposición o mediante el voto democrático, lo más importante es controlar las emociones del pueblo, que satisfecho o irritado en otro caso, tolerará la opresión y todas las limitaciones a sus libertades y sufrirá de buen grado las consecuencias, de lo contrario se revelará insumiso a las consignas oficiales votando en contra del gobierno en turno y sus candidatos para sacudirse el malestar emocional que le provocan las acciones que no son de su agrado.

Es por las reacciones emocionales del individuo y de la sociedad que ante un acto, una postura o una definición oficial se experimentan actitudes diferentes, dependiendo del punto cardinal en que se ubique el beneficiado o afectado de alguna manera, así una declaración política nos gusta o no nos gusta y con ello aprobamos o reprobamos lo que percibimos, de ahí que el ánimo varia de momento a momento según las circunstancias.

Por eso los triunfalismos anticipados son malos, nunca falta una piedra en el camino que se pueda oponer o hacer que se tropiece el más seguro. El PRI con todo su poder hegemónico en 1988, que desde palacio nacional dirigía los destinos de la nación con Miguel de la Madrid a la cabeza, nunca pensó que necesitaría instrumentar un monumental fraude para hacer ganar a su cachorro Carlos Salinas de Gortari, ante una figura histórica como Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del mejor presidente que ha tenido México, que repartió la tierra y realizó la expropiación petrolera entre otras cosas, la reacción popular fue emocionada y tuvo que caerse el sistema para legitimar el triunfo de Salinas.


El PRI lo tenía todo, sobrado de recursos controlaba todos los medios de comunicación, los sectores obrero, campesino y popular, los empresarios, los militares, pero en ese periodo se había forjado una mala imagen producto de la pésima situación económica por la que atravesaba el pueblo, asolado por un conjunto de devaluaciones, inflación, desempleo y carestía de lo que se culpaba al gobierno, que además había tenido que rematar las líneas de aviones, las cadenas hoteleras, los bancos y todo lo que se pudo vender, para que el país subsistiera a aquella grave crisis.

Salinas es un gran político, al igual que López Obrador, le hizo creer a varios de sus colaboradores que iban a ser los candidatos del PRI a la presidencia de la república, entre otros Manuel Camacho Solís, Emilio Gamboa Patrón y Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien resultó nominado, provocando la ira y el enfrentamiento de Manuel Camacho que se rebeló abiertamente en contra de la decisión, para entonces Cuauhtémoc Cárdenas nuevamente vuelve a competir ahora con más fuerza encabezando a la izquierda nacional y a toda la inconformidad en contra de Salinas, por su parte El PAN, hace una campaña con gran resonancia postulando a Diego Fernández de Ceballos.

Un lamentable acontecimiento da un giro a todo, el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio es asesinado en Tijuana, el país se enluta, la política y el furor de la contienda se apaga, todo se vuelve gris, todos piensan en quién es el asesino, quién lo mandó a matar, el país se sabe acechado por las fuerzas más obscuras y retrógradas, es necesaria la unidad nacional y en aquella confusión las desbordadas pasiones se calman, Diego se silencia, Cuauhtémoc con su Frente Democrático Nacional también guarda respetuosa tranquilidad que no enturbie más las perturbadas emociones del pueblo que lamenta y llora.


Este decaimiento emocional del país, propicia que a la presidencia llegue Ernesto Zedillo, con él la devaluación del peso, el Fobaproa, la quiebra de miles de empresas agrícolas, industriales, comerciales y un endeudamiento generalizado atribuible al error de diciembre, acompañado por una fuga masiva de capitales, se profundizó el agiotismo bancario, casas, ranchos y propiedades fueron embargadas y rematadas al por mayor, el país estaba en quiebra.

El desaliento y la tristeza se apoderaron del ánimo de la nación, era necesario un cambio, se aproximan las elecciones del año 2000, nuevamente Cuauhtémoc se postula a la presidencia de la república ahora por el Partido de la Revolución Democrática, apoyado por toda la izquierda nacional y, por la derecha, Vicente Fox impulsado por los empresarios y por otro lado el PRI con Francisco Labastida como candidato.

Surge la emoción que provoca la esperanza, un nuevo discurso que ofrece inversión, empleo, seguridad, se avizora la modernidad y el progreso, el candidato se rodea de periodistas, intelectuales y todo su partido, logrando con ese cúmulo de fuerza el imperio priista que duró 72 años ininterrumpidos.


Pero a donde quería llegar es al hecho de que en el gobierno de Fox, se empolla al futuro Presidente que será electo en el 2006, Felipe Calderón Hinojosa, que asciende al principal puesto de gobierno en México, solo, sin coaliciones con otros partidos y sin el apoyo de Fox quien deseaba dejar como su sucesor a Santiago Creel, quizás Calderón pudo ganar porque su antecesor tuvo la posibilidad de ampliar los programas sociales y darle al país estabilidad económica gracias a la gran cantidad de petróleo que manaba abundantemente del yacimiento de Cantarell.

Pero llegó el desengaño, esa emoción que produce el desencanto, Felipe fue un esplendido presidente, pero permitió el dispendio y los lujos sin límite, se le acusó falso o cierto de inclinarse por la comodidad del boato y lo más grave fue que entre sus promesas de campaña estuvo el de imponer y lograr la seguridad pública a como diera lugar, provocando una reacción violenta y sangrienta del crimen organizado que agudizó aun más el problema, contándose por miles los criminales y soldados abatidos en esta guerra sin cuartel.

De Enrique Peña Nieto, hay que decir que elevó las perspectivas de crecimiento y de modernidad del país colocándolo a un muy alto costo entre las principales economías del mundo, impulsando con ello un legítimo orgullo de la gente trabajadora, sembró en los mexicanos un sentimiento por la superación y la competencia y la emoción por ser mejores, pero su gran error fue que permitió el saqueo impune por parte de sus colaboradores que ahora se documenta y se exhibe, lo más grave fue la adquisison de una mansión por parte de su esposa que se presume era una regalía por el origen de la propiedad y por provenir de empresarios dedicados a la construcción mediante jugosos contratos con el gobierno, lo que le valió el sello de la corrupción y por lo mismo, la crítica y el castigo electoral a su partido que se derrumbó del peldaño presidencial.


Quien más emociones nos ha provocado es el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, con sus mensajes controla las emociones de la gente y por eso puede hacer lo que él quiera, su discurso crítico del pasado, con sus sentimientos de solidaridad hacia los desvalidos, con sus acciones de apoyo primero los pobres, con la construcción de sus obras señeras que nos darán autonomía energética en corto plazo y con la estabilidad económica que gozamos a pesar de las presiones externas, la pandemia y la controvertida política diplomática. Pero también ha decepcionado por su fallido programa de atención a la niñez, su indiferencia a las exigencias femeninas, su intención de controlar los órganos autónomos y los poderes, su cotidiano mensaje en contra de los comunicadores que lo critican y la que más duele su política de seguridad sintetizada en abrazos, no balazos, que llenan de miedo a la población que se siente con terror gobernada y sometida a las armas de la delincuencia.

Nuestro presidente en su lucha prefiere combatir las causas que la generan, sin embargo, en tres años su pasividad en este renglón la delincuencia la identifica como impunidad y las consecuencias es que esta es la semilla que ha multiplicado la mala yerba por todas partes. CUIDADO, la emoción que provoca el miedo inclina a quien la padece a agarrarse de un clavo ardiente si es necesario con tal de salvarse, no vaya a ser que la sociedad indignada dispare con votos en contra en las urnas electorales y lo peligroso es que lo haga masivamente.

Finalmente hay que anotar que muy bien se ve en el escenario nacional la presencia anticipada de los favoritos en la próxima contienda, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, que campean como si fueran solos y no hubiera rival enfrente capaz de competir con ellos y así se ve, pero no hay que descuidar que la sociedad, cuando se siente agraviada, hace causa común y disimula apoyo a conveniencia, puede hacer causa común por la urgencia de implementar programas efectivos de seguridad y es capaz de volcarse por alguien que les ofrezca esta posibilidad, así se trate de Ricardo Anaya, que por su experiencia. Por su discurso y bien acuerpado con la estructura electoral suficiente puede acalambrar a los punteros, en este tema parece ser mas tibio Luis Donaldo Colosio, a quien como estrategia cuidan con mucha discreción, al igual que el PAN en Veracruz cuida a su candidata, sin aspavientos y sin destapes adelantados que puedan exponerlos al golpeteo de los adversarios que son poderosos y para ventura nuestra con fortaleza para enfrentar a cualquier aventurero de la política, pero para triunfar hay que controlar las emociones de los gobernados.- Por el bien de la causa.