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Columnas y artículos de opinión
Zeitgeist
Hacia una nueva cultura…la cultura del miedo
Armando Chama Tlaxcalteco
22 de febrero de 2011
alcalorpolitico.com
La percepción… es generalizada, se respira ahora hasta en los suburbios más tranquilos y apacibles, ya no es más una idea, es una realidad, pero no es una realidad producto de la praxis, sino que es una realidad creada, es una realidad prefabricada, es una laguna fangosa en la que se nos sumerge a través de los medios, en los comentarios y rumores del pueblo producto del miedo, y ahora, hasta con la incursión en las calles del ejercito interviniendo en la cotidianeidad de la vida.
 
Dicen los que saben, que es la guerra contra la inseguridad, contra la contaminación de las buenas costumbres y de los malos hábitos, contra las grandes corporaciones del mal; también se dice que esta guerra debe continuar, y lo peor, que la razón de toda esta parafernalia… eres tú.
 
Creo que es preciso que vayamos separando dos grandes y diferentes, pero no por ello divergentes rubros: el primero, la seguridad pública, y segundo, la posición y posesión del “mercado de las drogas”. Primero, la “seguridad pública” es un asunto en el que el Estado si podría intervenir pero solo en cuestiones de litigios de corte legal ya sea entre los diferentes ordenes que constituyen el mismo o entre particulares, en hechos que alteren las paz social y/o pongan en peligro la gobernabilidad (no confundir con gobernanza), en la venta de droga al menudeo, y porque no, hasta en la supresión de ideologías no concatenadas con el statu quo, pues en un Estado con tendencias diestras (léase neoliberales) la función de éste se limita a la de un gendarme, a la de un vigilante, listo para entrar en escena solo cuando algún choque externo sacuda la estructura económica. Segundo, el mercado de las drogas, que aquí, no me ocupa el hecho técnico de la distribución mucho menos de la producción en sí, sino de la lucha estéril y hasta sin sentido que el gobierno intenta vender como un objetivo alcanzable, que sin embargo, es solo una lucha que no pretende ser ganada, pero si mantenida.
 
A esto último, cabe hacer mención de la incesante lucha que el gobierno federal mantiene en contra del “crimen organizado”, que en un ánimo de sostener ésta como una bandera electorera y como un instrumento de miedo para generar cohesión social (pero no en su forma económica sino como sentido de pertenencia y/o nacionalismo, pese a las grandes desigualdades), lejos de aquello lo que sí ha generado es eso precisamente, miedo, desasosiego, una sociedad indigesta, una percepción social casi esquizoide de la violencia.
 
A la par de lo anterior, se aúna la cuasi nula capacidad de negociación por parte del gobierno con los grandes cárteles, pues ya que estamos hablando de una economía como la mexicana que según se dice se rige por una lógica de mercado, todo, absolutamente todo, incluyendo el “mercado de las drogas” debería seguir los mismos lineamientos; sino como explicarse que en los setentas años anteriores a los últimos dos sexenios jamás hubo (al menos desde donde mi escasa y burda memoria me favorece) esta paranoia, esta percepción enloquecida de la violencia entre los cárteles, sin embargo, lo peor es que ahora incluso los civiles están pagando por esta “lucha”, que lejos de acabarse retoña ante la escasa visión del gobierno mexicano y la displicencia del imperio americano respecto de su consumo interno.
 
Me parece, e insisto, el problema no es de seguridad pública, sino de posesión y posición del mercado por un lado, y por otro ,la capacidad del Estado para negociar los cotos de tal actividad, pues, si como lo marca la lógica neoliberal circunscrita a su vez en la dinámica capitalista según la cual cada agente es el único responsable de su posición dentro de un mercado, entonces el gobierno solo tendría que preocuparse por vigilar que tales cárteles no irrumpan de manera violenta en la vida de la sociedad mexicana (como ya lo mencione en líneas anteriores solo vigilando y concientizando a la población susceptible del uso y abuso de drogas y del perjuicio de estas, pues por lo demás seguro estoy que, y creo que esto es una opinión generalizada, los grandes cárteles no producen para el menudeo ni para un mercado interno, sino para nuestro vecino del norte, principalmente) por lo demás, estos cárteles se tendrían que repartir o como es el caso, disputarse el mercado, lo cual, generaría que la violencia no fuera a escala ingente, sino solo entre los poderosos del mercado de las drogas.
 
Pero la realidad es otra, estamos ante un gólem, ante un instrumento del miedo, ante el despropósito de un gobierno que en el afán de mantenerse en el poder, de legitimar lo ilegitimo, y ocultar lo evidente, hace patente su obnubilación, y con ello promueve una nueva cultura…la cultura del miedo.