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Columnas y artículos de opinión
El pueblo unido jamás será vencido
Uriel Flores Aguayo
11 de marzo de 2016
alcalorpolitico.com
No, no es una consigna perdida, en un arranque trasnochado, o la nostalgia por la etapa Chilena, de la Unidad Popular, y sus efectos en toda América Latina, especialmente en el siempre solidario México. Es pensar en nuestra realidad actual, es lanzar consignas que tienen vigencia y se pueden traducir con términos apropiados o usuales en estos momentos. El pueblo es la ciudadanía que, si se une, saldrá adelante, vencerá adversidades y logrará sus objetivos. El fondo de nuestros atrasos continúa siendo el mismo, todo tiene que ver con la participación de la gente en la solución de los problemas colectivos. Sin esa participación estaremos condenados infinitamente a una mediocre y corrupta vida pública, a una democracia de fachada y gobiernos ineptos. Ser parte de los problemas y sus soluciones supone ser ciudadano, plenamente, saber lo que pasa en nuestro entorno, votar, movilizarse, exigir derechos, cumplir obligaciones, estar unidos respecto de asuntos fundamentales como la seguridad, la transparencia y un rumbo común.
 
Dicen bien algunos intelectuales cuando afirman que los cambios requieren valor, esfuerzos y lucha; que no van a llegar solos, por obra de magia, invocándolos o como gracia de los poderosos. Para que la democracia funcione y renazca nuestra vida publica, tanto en Veracruz como en el resto del país, tiene que haber ciudadanía activa, involucrada, que sacrifique algunos aspectos de su vida semanal y, sobre todo, entienda que estamos ante procesos, que pueden llevar algo de tiempo para que den resultados; así, algo debe haber de bueno, poco a poco, habiendo tolerancia para el ahora sin tener que conformarse con una espera infinita. Lo público es de todos, nos pertenece, nos ayuda o nos perjudica, por lo tanto debe pasar por nuestro consentimiento, el cual inicia con el voto, que debe ser libre y secreto. Nada de simulaciones, el poder se debe ejercer a partir de la voluntad de la gente.
 
Es obvio que los detentores del poder, espacio donde hay de todo, los que se prepararon para ocuparlo y aquellos que están ahí por accidente, van a defender sus posiciones y sus privilegios; intentarán por todos los medios seguir a cargo de los puestos y sus presupuestos, es su naturaleza; siempre han querido al ciudadano de lejitos, fuera de la información y las verdaderas decisiones; algo así como: "danos tus votos y nosotros vemos luego que hacemos". Esos personajes son camaleones cruzados con dinosaurios, poco tienen que ofrecer, adoptan poses y fachadas pero en esencia son lo mismo; si acaso algunos cambios cosméticos. El antídoto a la apatía alentada desde el poder es la más amplia participación de la gente en sus asuntos colectivos, solo la movilización libre de las voluntades, expresadas en los sufragios o en todo momento, hará posible una transformación del poder, para que sirva a la gente.
 

Ahora por las elecciones, pero es una necesidad de siempre, que los ciudadanos se involucren en los asuntos colectivos, no puede haber una vida normal sin la opinión y las acciones de la gente; no hay gran secreto cuando se afirma eso, es de una obviedad que deslumbra; claro que hay que crear las condiciones legales y los mecanismos eficientes y claros para que se expresen los ciudadanos, para que su opinión cuente y, sobre todo, su voto sea la fuente principal de legitimidad para quienes ejerzan cargos de gobierno y de representación. Los gobernantes deben ser muy cercanos a la gente, cumplir sus responsabilidades y rendir cuentas permanentemente; los representantes populares, como su nombre lo dice, son la expresión de la voluntad de los ciudadanos, no se representan a sí mismos, como suele ocurrir.
 
Esas son las formulas que nos instalaran en un círculo virtuoso, donde el que manda es el pueblo y las autoridades obedecen; no es utopía, es una realidad perfectamente posible, al alcance de nuestros deseos y necesidades. Para lograrlo primero hay que pensarlo y proponérselo, votar libremente y dar forma a gobiernos funcionales, honestos y eficaces. Las fuerzas que irán en sentido contrario son tan poderosas como un tigre de papel si vamos aclarando este camino, la ruta de la libertad y el progreso. Sólo con gobiernos decentes y eficaces saldremos del círculo vicioso de la mediocridad y la corrupción. Esta meta es para ahora, para las próximas elecciones, para lograr gobiernos cercanos, concretos, que funcionen. Esta es una democracia sin apellidos, sin una denominación ideológica, es el piso común, la base para intentar otras políticas públicas y programas de avanzada. Pero lo primero es que el voto cuente, que tengamos un estado de derecho y ejerzamos la democracia a plenitud. No es sueño, es una oportunidad que se presenta de vez en cuando. Es esta.
 
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Recadito: Tampoco se trata de poner a cualquiera, hay que ponerle cabeza, corazón y pecho; con valor y honestidad es mejor.