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Columnas y artículos de opinión
Si yo fuera diputado
Uriel Flores Aguayo
8 de abril de 2016
alcalorpolitico.com
Con afanes democráticos y de buena fe me registré en el PRD para ser considerado como su candidato a diputado local por el distrito diez con cabecera en Xalapa; para tal fin hay que cumplir con una variedad de requisitos y sujetarse a un procedimiento interno; como es lógico se utilizó una encuesta para tomar la decisión, siendo ampliamente favorable para mí. Resuelto ese paso ahora hay que prepararse para la campaña. Debo reconocer que los dirigentes del PRD, a pesar de ciertas presiones grupales, se portaron a la altura del reto que tienen enfrente, omitiendo todo tipo de favoritismo.
 
La confianza ciudadana expresada en la encuesta es muy satisfactoria para mí, me indica aceptables niveles de conocimiento y de simpatía; me coloca en el ánimo de la población. Ese es un punto de partida indispensable para solicitar el voto y caminar con relativa seguridad en qué puedo ser electo como representante popular. Siempre será mejor acudir a mecanismos de consulta sobre actitudes facciosas y de favoritismo. La calidad del diputado, su compromiso, se define desde su designación; a mayor imposición corresponde apatía y rechazo.
 
A diferencia de la campaña federal impulsada hace cuatro años ahora noto mayor apoyo, mejores niveles de conocimiento y la sensación popular de contar con amplias posibilidades de triunfo. No voy a caer en ningún triunfalismo, haré una campaña intensa, como si fuera la primera vez, como novato, para ganar voluntades que me comprometan a ser un auténtico representante popular. Obviamente respeto y valoro al resto de aspirantes, adversarios más no enemigos. Lo democrático, para todos los candidatos, es comprometerse a fomentar la participación electiva, masiva, en condiciones plenas de libertad.
 

Creo en un poder legislativo autónomo como base de la división de poderes, del estado de derecho y la democracia. Sin congreso independiente hay una especie de monarquía o dictadura, donde manda una persona, el ejecutivo, con las vistas y espantosas consecuencias en arbitrariedades, simulación y desfalcos. Al proyecto de alternancia para Veracruz le conviene, vitalmente, contar con la solidaridad de los diputados. Al darse ese resultado habrá comunión de intereses en un proyecto de democratización pero respetando los ámbitos de cada poder. La alternancia implica, entre muchos aspectos, dejar de ser una entidad "bananera"...
 
Mi compromiso formal, una vez que haga campaña, es constituirme en un diputado de verdad, representar el sentir ciudadano, defender causas colectivas, cumplir obligaciones constitucionales, gestionar recursos federales, coincidir con el Ayuntamiento y trabajar con puertas abiertas y en permanente comunicación con la ciudadanía. No pasará que nunca me vean, como ocurre con los actuales, ni repartiré objetos del ejecutivo y mucho menos seré vocero de los secretarios de despacho como patéticamente y sin decoro lo vienen haciendo algunos legisladores actuales. Sin respeto al congreso, viene la degradación de nuestra vida pública.
 
El voto por la alternancia abrirá el paso para la transición democrática, donde haya división de poderes, elecciones libres ahora sí y estado de derecho. A esos urgentes resultados hay que dedicar la campaña, con ganas y emoción, con ideas y gente, con propuestas y compromisos, con convicción e identidad. De esta forma nos asomamos al futuro con esperanza, con un mañana mucho mejor.
 

Recadito: Cuando ya no das ni siquiera risa, sino sólo pena y burla, lo mejor es retirarte por mínimos de decoro.