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Columnas y artículos de opinión
Café científico
Un éxito de la ciencia (y la sociedad)
Paula Ximena García Reynaldos
8 de julio de 2016
alcalorpolitico.com
“Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía plantaría un árbol”
-Martin Luther King, activista de los derechos civiles (1929-1968)
 
 
Hace una semana, compartía con ustedes en este espacio, algunas reflexiones sobre cómo no basta que la ciencia nos dé explicaciones o nos ayude a encontrar soluciones a problemas con los que nos enfrentamos como sociedad, sino que es necesario que todos escuchemos con atención esas propuestas y trabajemos para conseguir que se vuelvan soluciones reales. (1)
 
Tristemente con el Arroz Dorado, y con muchos otros desarrollos de la biotecnología, esto no ha sido posible siempre, pues ideologías y miedos han impedido que se les vea y evalúe como soluciones eficaces a problemas de alimentación, salud y otros.

 
Sin embargo no todo es desesperanza, la semana pasada, el mismo Día del Asteroide, el mismo día que más de cien ganadores de Premios Nobel, llamaban a Greenpeace a dejar sus prejuicios sobre los transgénicos de lado, ese mismo día un grupo de científicos atmosféricos de EUA y del Reino Unido, publicaron un artículo en la revista Science en el que mostraron que las observaciones atmosféricas hechas desde el año 2000 a la fecha, en la Antártida, indican que la capa de ozono en esa región se ha regenerado sustancialmente. (2)
 
Este hecho es un éxito de la ciencia, pero también de la sociedad.
 
En 1974 dos químicos, el mexicano Mario Molina y el estadounidense Sherwood Rowland, tomando en cuenta los modelos propuestos por el neerlandés Paul Crutzen, publicaron un artículo en el que describían como el aumento en el uso de los clorofluorocarbonos, CFCs, favorecería reacciones que acabarían con el ozono, haciendo un agujero esta capa de la estratósfera. (3)

 
La capa de ozono estratosférico funciona como un escudo, pues no deja pasar radiación ultravioleta de más alta energía, que puede ser muy dañina para los seres vivos que existimos ahora en la Tierra.  La evidencia científica planteada por Molina y Rowland fue tomada en cuenta, si bien no inmediatamente, sí en un plazo más o menos corto, en el que no solo los gobiernos por separado -como el de EUA- sino en conjunto decidieron que era necesario actuar para tratar de detener ese proceso de destrucción.
 
Para eso, en 1987 prácticamente todas las naciones que forman parte de la ONU firmaron el Protocolo de Montreal, un tratado internacional que buscaba protoger la capa de ozono y que entró en vigor en 1989. (4)
 
Los CFCs se volvieron compuestos muy populares en diversas aplicaciones: desde propelentes de aerosoles -sprays para el cabello, insecticidas-, gases de refrigeración, hasta agentes extinguidores para fuego, la extensión de su uso se debió en parte a que son compuestos muy estables. Sin embargo esa estabilidad  es justo lo que los volvió indeseables, pues dado que no descomponían en otros compuestos más pequeños con facilidad, podían llegar íntegros a la estratófera, donde a través de ciertas reacciones fotoquímicas, sí se descomponen y más aún, participan en la ruptura de las moléculas de ozono.

 
Así los países que se adhirieron al Protocolo de Montreal, se comprometieron a disminuir y a la larga eliminar el uso de los CFCs en aplicaciones cotidianas e industriales, buscando como meta que para 2050 la capa de ozono se recuperaría por completo.
 
Las mediciones que recientemente presentó el grupo de investigadores encabezado por Susan Solomon, profesora de química atmosférica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT, indican que el Protocolo de Montreal es un caso excepcional de cooperación internacional, pues tan solo de 2000 a la fecha, el agujero en la capa de ozono en la región de la Antártida se ha reducido unos 4 millones de kilómetros cuadrados.
 
El éxito del Protocolo de Montreal parte de que los tomadores de decisiones involucrados, los líderes de los países aceptaron la evidencia científica que había sobre el problema real de la disminución de la cantidad de ozono en la estratósfera, consideraron las opciones que daba la ciencia para resolver ese problema y finalmente actuaron.

 
Esto a la profesora Susan Solomon le parece que “es un logro notable para la sociedad” e incluso le hace esperar más: “Solo deseo que podamos unificarnos de la misma forma sobre los muchos problemas que afectan el clima en nuestros días”.(5) Ese es mi deseo también.
 
 
Comentarios, preguntas y sugerencias en [email protected] o en twitter a @paux_gr
 

 
(1) Arroz Dorado y Asteroides, Columna Café Científico, 1 de julio de 2016: http://www.alcalorpolitico.com/informacion/columnas.php?idcolumna=11220&c=83#.V38boqIUK-c
(2) Emergence of healing in the Antartic ozone layer; Susan Solomon, Diane J. Ivy, Michael J. Mills, Ryan R. Neely III, Anja Schmidt; Science, 30 de junio de 2016: http://science.sciencemag.org/content/early/2016/06/30/science.aae0061
(3) Stratospheric sink for chlorofluormethanes: chlorine atom-catalysed destruction of ozone; Mario J. Molina, F. S. Rowland, Nature, 28 de junio de 1974: http://centromariomolina.org/wp-content/uploads/2012/05/Molina-et.-al-Nature-Stratospheric-sink-for-chlorofluoromethanes-1974.pdf
(4) Información sobre el Protocolo de Montreal: http://www.semarnat.gob.mx/temas/agenda-internacional/protocolo-de-montreal
(5) The world's decision ton fix the ozone hole is paying off 30 years later, Amar Toor, The Verge, 30 de junio de 2016: http://www.theverge.com/2016/6/30/12067830/ozone-hole-antarctica-healing-study