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Columnas y artículos de opinión
Kairós
Los gritos de septiembre
Francisco Montfort Guillén
28 de septiembre de 2016
alcalorpolitico.com
Las noticias de este mes, es decir, las novedades y las reiteraciones de hechos sociales importantes se han acumulado. Cada una merece un trato a fondo que, por el tiempo para comentarlas, resulta difícil. Pasemos revista a unas de las más relevantes.
 
1. La gallarda lucha de la rectora de la Universidad Veracruzana en la defensa del presupuesto y la operatividad de la institución no ha encontrado respuesta positiva. Nuestra Universidad vive momentos difíciles. El empecinamiento del señor Javier Duarte por negarle los recursos presupuestales es otro más de sus desaciertos como gobernador. Capricho o venganza, coraje o berrinche cual sea la causa de negar a la UV los dineros públicos que le están destinados legalmente es una torpeza gubernamental y una ilegalidad, una infracción de sus responsabilidades y deberes como mandatario.

El gobernador se enredó en su propio laberinto de incongruencias, de manejos tontos del presupuesto público veracruzano. ¿A qué otra cosa destinó el recurso financiero de la Universidad Veracruzana? Tal vez nunca lo sabremos. Lo que sí conocemos es el daño a esta institución. Un daño irreparable. Porque cuando son cancelados proyectos, debilitado programas o postergado decisiones en educación superior se produce un mal irreparable para la sociedad. Lo menos que podemos hacer es apoyar la defensa institucional de nuestra Máxima Casa de Estudios y levantar la voz para dejar testimonio de solidaridad con la doctora Sara Ladrón de Guevara. La irresponsabilidad del señor Duarte tiene que ser condenada. Él se irá, pero el daño que ha causado permanecerá entre nosotros por mucho tiempo. Qué desgracia.
 
2. Las fluctuaciones del valor internacional de nuestra moneda revelan la fragilidad de nuestra economía y de nuestro sistema financiero. Es cierto que ahora los problemas son más de carácter externo que interno, pero las afectaciones generales son serias. Con las depreciaciones algunos grupos sociales y de productores exportadores ganan. Otros, dependientes de las importaciones, pierden. Eso sí, el aumento del precio al consumidor de los medicamentos y de algunos alimentos importados, afecta a todos por igual.

 
Otra afectación general es de carácter psicológico, de apreciación, de expectativas. Y estas cuestiones pesan mucho en el manejo de las finanzas y de las inversiones productivas. Digamos que el trauma de las devaluaciones sexenales no se ha alejado de nuestras mentes. Y en consecuencia muchos comentaristas se desgarran las vestiduras por las fluctuaciones del precio del peso, moneda que juega ya en las grandes ligas de las operaciones bursátiles, pero que tan solo es una variable más de la economía mexicana, ya no el factótum de su evolución integral. No obstante, estos comentarios introducen nerviosismo, temores en los consumidores, irritaciones en las clases medias que salen al extranjero. Esto sí forma opinión pública y causa efectos desestabilizadores en inversiones y en la evolución de la economía a nivel de los mercados de las calles y en los financieros. A pesar de todo, por el momento, la economía crece, lentamente y a tasa reducida, pero crece, la inflación está contenida, con fluctuaciones que inciden sobre algunos consumidores, más que en otros y se generan empleos, pocos, pero nuevos.
 
3. Se ha firmado la paz en Colombia entre las guerrillas y el gobierno. Una guerrilla con 17 mil activos en la selva y en pocas ciudades, muy combativa y difícil de enfrentar militarmente, que causó muchos males y sufrimientos a los colombianos, que nunca tuvo el respaldo social suficiente para poder abandonar la selva y tomar el poder. La ideologización de los grupos guerrilleros en América Latina fue producto de la ausencia de opciones ofrecidas por las oligarquías para encontrar soluciones a problemas sociales reales y a la idealización de la Revolución Cubana y sus métodos de ascenso al poder. Ojalá no reincidan en su terco método. Ya en ocasiones anteriores firmaron pactos de paz que no prosperaron. El atraso de las mentalidades políticas, tanto de los oligarcas como de sus férreos opositores comunistas han provocado el hundimiento de oportunidades de progreso colectivo. Las guerras civiles destruyen y dividen a las sociedades que las padecen.
 
En el caso colombiano las guerrillas terminaron unidas a ciertos grupos de narcotraficantes o ellas mismas hacen tráfico de cocaína principalmente. La sociedad sudamericana soportó las acciones de cada bando ilegal, y la colusión y confusión mortífera de las guerrillas de izquierda, las autodefensas de derecha y las bandas de criminales narcotraficantes. Este riesgo en México no está descartado. Oaxaca y Guerrero son ejemplos incipientes de la podredumbre social que empuja a estos actores y que algunos irresponsables críticos del sistema político mexicano apuntalan con su fascinación por las vías violentas de toma del poder político. Estudiar el caso colombiano y no sólo mencionar la “colombianización” del país, por la violencia que padecemos es una tarea que deberían emprender los encargados de la seguridad pública y la gobernanza del país y de los estados.

 
4. Otra causa de división de, o entre los mexicanos, ha sido alentada por la iglesia católica. La propuesta del presidente Enrique Peña Nieto sobre el matrimonio igualitario ha causado furiosas reacciones por parte de la jerarquía eclesiástica católica más conservadora y reaccionaria a la que se han sumado diversas iglesias cristianas. La intolerancia ha mostrado los rostros de la discriminación sobre minorías sexuales. El debate, necesario, está desarrollándose por caminos de confusión entre obligaciones del Estado de derecho y la libertad de fe personal. Para el Estado mexicano es obligatorio ofrecer respaldo legal a los derechos humanos. Entre ellos, la igualdad de todos ante las leyes.

Las minorías sexuales buscan y exigen trato igualitario para sus relaciones personales, según sus preferencias y gustos. El Estado ha decidido respaldar esta condición. La vía legal del Estado mexicano es reconocer un contrato civil. Las iglesias alegan un trato exclusivo y privilegiado. La iglesia católica busca imponer universalmente un acto que llama y considera fundamental: un sacramento. Y son cuestiones distintas. Un sacramento religioso no es un contrato civil. “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” dice una sentencia bíblica. El alegato ni siquiera debería de plantearse. La supremacía del Estado mexicano no debe ser cuestionada por ninguna iglesia: sus poderes están formalmente separados.
 
5. Javier Duarte fue suspendido de sus derechos partidistas en el PRI. ¿Duarte es priista? No lo creo. Al menos no es el militante priista, como Inocencio Yáñez Vicencio, convencido de la apuesta doctrinaria de esa agrupación. Es priista de última hora, como miles recientemente. El caso es que suspendidos sus derechos, queda a la intemperie, así sea temporalmente, respecto al pacto de complicidades que sustenta la impunidad de los integrantes del priismo. No lo apoyará su organización en caso de que la PGR lo requiera para investigar posibles delitos cometidos, acciones ilegales constatables: enriquecimiento ilícito y peculado. Porque en todo Veracruz se dicen afirmaciones sobre su fortuna mal habida, sobre sus riquezas inexplicables en términos de sus actividades e ingresos legales. Pero esos dos delitos parece que están sólidamente documentados.

 
Lo acompañan en su intemperie seis funcionarios más, destacadamente Gabriel de Antes, Antonio Chara Mansur Beltrán y Arturo Zurita Bermúdez. Aunque no pierden militancia ni son expulsados del partido, por el momento. Pueden impugnar, pero no tienen derecho de audiencia. Faltan, según el imaginario popular, que la ley se aplique a otros militantes priistas conspicuos. A ellos, a pesar de los señalamientos y demandas, los dejan en paz. No explican razones por qué a unos militantes sí se les juzga y a otros, ostensiblemente más implicados en la situación de desastre que provocaron en Veracruz, se les deja en paz.
 
La justicia (¿?) en México sigue siendo selectiva. En el caso del señor Duarte, la explicación de sus conductas puede realizarse con base en el reciente artículo que Jesús Silva-Herzog Márquez publicó en Reforma sobre la actuación del presidente de la república. El uso de la palabra estupidez, como categoría política, no como insulto, aplica para toda la cadena de decisiones que colocaron a Javier Duarte en la posibilidad de ser gobernador y llegar al poder. Inició con la perversa decisión de Fidel Herrera y continuó con la estupidez de su designado. Veracruz y sus habitantes pagan las consecuencias de esta cadena de decisiones políticas. El mal realizado es irreparable.