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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Que poco duró el amor por Veracruz ya los pajaritos cantan
Francisco L. Carranco
24 de octubre de 2016
alcalorpolitico.com
Cada quien tiene una versión por la huida o fuga del ex gobernador, Javier Duarte de Ochoa, que hasta el final de su mandato envío al pueblo veracruzano, en un mensaje soberbio, que dejaba el puesto principalmente para atender las denuncias en su contra y por ese gran amor que le tiene al estado de Veracruz.
 
Y como no va a amar a esta entidad si logró, con acciones obscenas y grotescas robarse todo lo que pudo, junto con la gavilla de amigos, socios y cómplices atracando el dinero para el desarrollo y progreso de Veracruz, un caso nunca visto ni en los regímenes militares que asolaron a Latinoamérica, en décadas pasadas.
 
Javier Duarte, el proscrito, huyó de Veracruz o mejor dicho de la justicia, dejando un gran manto de corrupción que cubre no nada más a Veracruz sino a todo el país, al PRI y todos los correligionarios que emanan de ese partido político y que, durante más de 80 años, instituyeron el amor, pero, por robar y tapar lo robado, transgredir la ley, violentar el estado de derecho, burlarse del pueblo, corromper a los empresarios, comerciantes, repartir el botín entre los incondicionales y permitir que grupos delincuenciales ajenos al gobierno compartan el poder político y social con acciones de terror, imponiendo miedo, lastimado a la sociedad bajo el permiso cómplice del jefe supremo o sea el Gobernador en curso.
 

Duarte rompió las reglas que los Gobiernos priístas habían impuesto, la moderada corrupción, desde su llegada como subsecretario de finanzas. Y siendo el hombre de las confianzas de Fidel Herrera o el más tarugo, logró iniciar la construcción del aparato de corrupción y corruptor del que se tenga memoria en todo el continente.
 
Fraguó la bursatilización, los créditos para el estado, el jineteo de los recursos, el diezmo en la obra pública, el inflado de las facturas, las licitaciones amañadas con empresas fantasmas, la administración fraudulenta, la instauración de la famosa e ilustre LICUADORA, en donde le metieron la mano a los recursos federales que nunca nadie, en este país, se había atrevido a robar recursos etiquetados, destinados para la obra pública y programas asistenciales, Duarte lo hizo y ¿qué? La ASF, la Función Pública, la misma Presidencia y la Segob como los chinitos sólo “milando”.
 
Obviamente, el manejador de los dineros desde 2004, con el brazo corruptor se dedicó a tender una camita para el candidato presidencial, al cual dicen, sin poder comprobarlo hasta este momento, que el ex gobernador destino grandes sumas para la campaña presidencial.
 

No queda duda que lo haya hecho y no por ayudar al preciso, sino para construir perversamente su salida al termino de sus funciones como gobernador, según Duarte, los millones o miles de millones del erario veracruzano inyectado a la campaña presidencial, aseguraría la deseada inmunidad, que la corrupción compra a cualquier nivel, pero creo que se le pasó la mano y ahí las consecuencias, Duarte minimizó el agravio al Presidente, el PRI y a los veracruzanos.
 
Sin embargo, la mente perversa del ex gobernador, infectada de la soberbia y ambición, obligó al aparato gubernamental a violentar la ley y, a partir, quizás, de su segundo año de gobierno, empieza a sustraer, robar, desaparecer, escamotear todos los recursos económicos que entran al estado: participaciones federales, ingresos propios, nominas, recursos etiquetados, deuda, deuda, deuda a prestadores de servicio, venta indiscriminada de placas de taxis, proveedores varios y finalmente pensiones, rentas, sueldos, salarios y prestaciones de los empleados y burócratas.
 
El caos financiero total llegó. Los dos mil quinientos millones de pesos que supuestamente se destinaron a la campaña presidencial (igual puede ser un mito, igual puede ser verdad) es “pecata minuta” comparado con el salvaje robo a las arcas estatales, de Duarte y sus compinches.
 

Toda dimensión perdida del daño patrimonial hace que la cifra destinada, si es que así fue, a la campaña del mexiquense, se convierte en una vacilada ya que esa suma comparada con los miles de millones que se robó el ex gobernante veracruzano, no justifica ningún tipo de consideración del Presidente Peña Nieto, para salvar a quién hasta la fecha está enterrando la figura presidencial evidenciado como un cómplice desalmado que dejó, a Duarte, hacer y deshacer para condenar al PRI y todos sus políticos como el partido que arropa, produce, entrega fuero y el poder a los hombres más corruptos del planeta y la propia justicia que acusa, pero, también otorga amparos.
 
Gracias a Duarte el Presidente, Peña Nieto y el gabinete presidencial, tratan de disimular una lucha de carácter nacional e internacional ante la visión mundial de encubridor de bandidos, que fraguan o negocian la permanencia de la corrupción y quienes la generan hasta que no pueden más, como el caso Duarte y Veracruz, y que, tímidamente, el gobierno federal empieza a tener tibias y blandas acciones para tratar de componer los daños ocasionados por los gobernantes bandidos.
 
La historia prematura que enfrentará Peña Nieto, es haber sido tolerante con la corrupción y con Javier Duarte de Ochoa y su predecesor, artífices profesionales que reivindican a los delincuentes de cuello blanco que asaltaron Veracruz, ante la impunidad de pertenecer a una mafia de políticos similares.  
 

Los “dos mil quinientos millones de pesos” enviados a la campaña presidencial no cubren el daño hecho a la figura presidencial, el mundo ahora conoce, con la fama pública de Duarte, que cualquier gobernante, alcalde, gobernador, presidente o funcionario priísta es un corrupto que ocupa y ejerce el poder político para robarse los recursos públicos con total impunidad.
 
En el PRI siempre hay un gobernante que perdona a su antecesor. En está ocasión le toca al Presidente, Peña, cargar con el título de “tapadera” de los corruptos, con la remota excepción de erigir con un acto y mandato de gobierno: cárcel para todos los corruptos, el pueblo lo aplaudirá y sentará un antecedente como era antes: ser cochino pero no trompudo.
 
La oportunidad que tiene el Presidente, Peña Nieto, es que los pajaritos ya empezaron a cantar… en la PGR, empezando por el prófugo Moisés Mansur, las hermanitas Arzate, el asesor misterioso de Duarte, que solito llegó a declarar y los siete detenidos y otras, dicen, que están a punto de ir a soltar sopa y pedir perdón, bueno eso dicen.  
 

El pronóstico nacional dice que sí atraparán al ex… el pronóstico internacional de risa…
 
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