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Columnas y artículos de opinión
Utopías jarochas
Luciano Blanco González
28 de octubre de 2016
alcalorpolitico.com
Utopía es el nombre de la isla imaginada por el pensador y teólogo inglés Tomas Moro, en su obra literaria del mismo nombre, en ella concibe una sociedad perfecta en la que todo es armonía y no existen conflictos entre sus integrantes, la isla es dirigida y administrada por un gobierno ideal, cuya característica es la justicia.
 
A partir de este proyecto en esencia teológico, los pensadores posteriores y modernos optaron por llamar utopía al deseo o plan ideal, atractivo y benéfico, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable.
 
Las utopías tienen un carácter novelado o ficticio, pero son parte de la formación íntima del ser que aspira a una felicidad plena, a un mundo mejor de ensueño, de esperanza, todos nacemos y vivimos con un sentido utópico, porque por muy injusto, desolador y crítico que sea nuestro entorno, siempre estamos pensando en algo mejor aunque sea irrealizable, es como los sueños imposibles aunque hermosos, cargados de emoción y de ilusiones no son más que ficciones, frustradas por la realidad.
 

Los utópicos muchas veces han sido calificados de locos, ilusos, soñadores, idealistas porque lo que proyectan en su momento parece irrealizable. Locura, fantasía, ilusionismo o ficción es el motor mental que alenta la imaginación hacia planos futuros buenos o malos, pero deseables por el ser humano.
 
En este contexto nos parece que esta semana ha sido demasiado aburrida, nuestras ansias han sido retacadas de refritos que se suceden una y otra vez, en los lavanderos jarochos del café, del hostal, de la oficina y en la labor se airean los chismes imaginarios o reales sobre todo del triste destino del ex Gobernador Duarte y de su familia supuestamente acosada por toda la policía del mundo. Si aterrizáramos la idea esta argumentación puede ser una mera ficción
 
Alguno dicen al calor de la plática, que Duarte tuvo que huir despavorido por la puerta de atrás nada más con la ropa que traía puesta y unos cuantos centavitos en la bolsa, eso tratándose de un hombre tan poderoso en ese momento es una fantasía, otros que no, que él y su familia partieron en un avión hacia el extranjero cargando enormes maletas repletas de dólares y de una deslumbrante riqueza en joyas y en oro. Y que vive resguardado en un palacio donde disfruta de riquezas y de protección oficial y que ahí estará rodeado de institutrices para la educación de sus hijos y de diestros cocineros que lo agasajan con exóticos manjares. ¿Esto será ficción o realidad?.
 

Otros dicen que no, que Duarte vive temeroso en un apartado rancho donde no duerme por el temor de ser descubierto en cualquier momento, que está aislado, que no hace llamadas telefónicas, que en sus arranques se jala los cabellos y se pega en la cabeza contra la pared, que de repente se quita la camisa o agarra objetos que están a la mano y los arroja al suelo, patea la puerta, maldiciendo a sus malos colaboradores que lo traicionaron y a sus amigos que lo han dejado, que habla solo y no se explica qué pasó, en su soledad al que más extraña es a Beto Silva para con sus sabios consejos, aplacar su ira. Esto más que utopía, es una chifladura.
 
Ya en los aperitivos no falta quien afirme que sus prestanombres se truenan los dedos y rezan por un fatal desenlace, porque así tendrían la posibilidad de quedarse con todos los bienes que Javier puso a su nombre sin que nadie les pida que los regresen de nuevo. Esto no es una imaginación, es un anhelo de quienes tienen poca madre y desconsideración a su benefactor.
 
No falta el sentimiento piadoso y burlón que acota, los causantes de la mala suerte y desgracia de Duarte, tiene varios nombres y un solo apellido, Yunes. Por su insidia y mala onda de denunciarlo, tan feliz que sería en este momento preparándose para disfrutar sus riquezas que con tanta mala maña adquirió, acopiando su perversa inteligencia y facilidad de palabra y trucos al por mayor, para engañar a un mundo de incautos que antes lo adoraban, le aplaudían, lo lisonjeaban y que ahora le estarían rindiendo cálidos homenajes, entregándole una serie de pergaminos y reconocimientos, laudándolo con lágrimas de gratitud. Esta es una mal lograda utopía de un soñador alienado.
 

La risa y la burla se generaliza, imagínate si siguiera en el puesto con su cara de honesto, recibiendo comisiones para saludarlo y despedirlo con honores de benemérito, él, fingiendo humildad, hasta estaría regañando a líderes obstinados en ponerle su nombre o el de su esposa a calles, avenidas y organizaciones de beneficencia y no faltaría un lambiscón que quisiera ponerle sus apellidos a un municipio importante.
 
¡Malagradecidos! A su caída, esa misma noche en que se aprobó su dimisión, sus fotografías fueron descolgadas de todas las oficinas públicas y ahora, arrumbadas en el rincón mas obscuro son derruidas por otras ratas, desdibujando la fragante y triunfalista sonrisa que anunciaba por sí misma la utopía de la prosperidad.
 
Dónde quedó la prosperidad, a dónde fue a parar, quiénes se encargaron de destruirla, a dónde se la llevaron yo te lo voy a decir, diría el metiche, según los delatores, sus ex socios y cómplices, denuncian en los medios nacionales y ante la misma Procuraduría General de la República, que parte del abundante erario, está en los dedos y en las orejitas de la ex Primera dama, convertidos en aretitos y anillo de más de cuatro millones de pesos, en su yatecito de 15 millones, en sus mansiones de Nueva York, Miami, Arizona, Texas, Canadá, España y una que otra de Coyoacán, Las Lomas, Ixtapa, Boca del Río u otras mansiones en las zonas del glamour mexicano. Esa sí es prosperidad, abundancia, riquezas, que el pueblo quisiera adornar con altisonantes y coloridas mentadas de madre.
 

Eso es lo que se sabe de Duarte y mucho se especula sobre una camarilla indolente y rapaz, que en poco tiempo a costa del tesoro público constituyó una elite de nuevos ricos que se pavonean con sus fragante y rico plumaje en la elevada cumbre del poder y a quienes Miguel Ángel Yunes ha prometido moverles el arbolito, donde duerme el pavorreal, para que duerman en el suelo, como cualquier animal. Por tratarse de personajes muy encumbrados estamos frente a una autentica utopía.
 
Pelarlos como se pela a los pollos, desplumarlos como en el desplumadero de los bancos, despojarlos de sus plumas y restituir con ellas algo de lo mucho o lo mucho que se llevaron. Supra utopía.
 
Aunque entre café y café también se especula que todos sus cómplices están blindados y que solo serán llevados a los tribunales para justificar que ya no hay impunidad. Ahora algunos son intocables por su fuero y por su dinero, con el que pueden comprar impunidad y declararse inocentes.
 

Y la verdad le creímos a Duarte cuando juro por amor a Veracruz, que él no tenia ni prestanombres, ni propiedades en el extranjero, que lo que poseía era producto de su esfuerzo y que no pasaba de propiedades modestas, llegamos a creer que la federación estaba abusando de un hombre bueno y eso fue una mega pendejez de todos los que creímos en el.
 
Ahora las evidencias lo acusan, lo exhiben, no contaba con que alguno de sus cómplices lo iba a delatar, mostrando toda una red de corrupción con nombres, fechas, direcciones, monto de las operaciones y lugares.
 
Bendito el fuero y bendito el nuevo sistema penal acusatorio, cuyas amplias rendijas permiten que el delincuente se pasee por las calles con absoluta arrogancia y que en virtud del debido proceso tenga derecho a una serie de prerrogativas inadmisibles en estos casos.
 

Ahora el delincuente es tratado con honores, si en el camino o en la celda quiere agua, hay que darle agua, si quiere ir al baño aunque sea por ocurrencia hay que llevarlo, si quiere comer, hay que darle de comer a la hora que sea, porque de no hacerlo, la bendita Comisión de los Derechos Humanos se indigna, alega que éstos se han violado y la consecuencia es la libertad y la reposición de los procesos.
 
Por ello jueces y magistrados, cierran los ojos ante los agravios a los particulares o a la sociedad, por graves que estos delitos sean, subordinando a la autoridad a dar un trato digno y respetuoso a estos especímenes. Nada de gritarles, nada de amedrentarlos, nada de insinuar un castigo, porque la autoridad ya está practicando tortura psicológica y quienes van encausados a los tribunales son los funcionarios y los delincuentes a la calle.
 
Que bueno que en Veracruz Duarte fue indiferente al PRI, al que le negó toda ayuda, por eso en la pasada elección Héctor Yunes lo exhibió como un lastre y se atrevió a pedir su destitución, lástima que no fue escuchado a tiempo y muy saludable que para el partido no haya invertido un peso a su favor, lo que sí hizo con otros partidos y que seguramente en los números y en las cuentas o en las fotografías de los vehículos que se utilizaron para ello, propiedad del Estado para hacer su campaña, pronto saldrán a relucir. El PRI, puede decirse limpio y ajeno a los sucios contubernios duartistas, otro u otros partidos no.
 

En el oloroso humo de los cigarrillos vuela la imaginación de las palabras, imagínate si Duarte hubiera seguido engañándonos a todos y hubiera logrado sortear las investigaciones y que como premio le hubieran cumplido su sueño de ser Ministro de Hacienda, Diputado Federal, Senador o Embajador mínimo en Washington, que empachada se hubiera pegado de lana, cagaría dólares, escupiría diamantes, eruptaria caviar y orinaría pura champaña y coñac.
 
No, diría el otro, imagínate la vajilla con filos de oro en que acostumbra comer y los tenedores de oro y plata que utiliza, imagínate si lo encarcelan que tenga que usar los platos de aluminio, las cucharas de peltre, los vasos de plástico, que horror, pobre hombre. Eso es una utopía irrealizable, si lo encarcelan estará en celdas de lujo, con celular, aire acondicionado, televisión, computadora, Internet, king size, comida y atención especial.
 
Imagínate a Duarte portando el uniforme del reclusorio, sin traje fino de corte inglés, sin su ropa íntima de algodón o sus suaves zapatos italianos, viendo pasar los helicópteros y los aviones, viendo en la tele a Miguel Ángel triunfal denostar en su contra y anunciar que en términos de ley, los instrumentos y el producto del delito, pasan a poder del Estado vía extinción de dominio y que pronto se rematarán para resarcir el daño patrimonial, acordándose la ocupación desde ya y que ya ha solicitado a la Secretaría de Relaciones Exteriores, su colaboración para que los agentes fiscales intervengan sus bienes en el extranjero. Esa es una utopía, sería lo ideal, pero hasta ahora irrealizable.
 

Y la verdad le creímos cuando juro por amor a Veracruz, que él no tenia ni presta nombres, ni propiedades en el extranjero, ahora las evidencias lo acusan, lo exhiben.
 
En fin que Duarte ya se fue, lástima que no se llevó a todos los delincuentes que todavía merodean en las calles y en algunas oficinas públicas, aunque algunos parece que ya tienen que esconderse, pues al fin el Fiscal, se atrevió a ponerle queso a la ratonera y ya soltó sus feroces gatos cazadores tras las presas.
 
Por lo demás se percibe una sensible disminución de actos delictivos de amplio impacto, aunque el escéptico afirme que lo que pasa es que ahora ya no se publica nada. Sin embargo los portales informativos a la vanguardia como alcalorpolítico.com, da cuenta puntual de cada uno de ellos y se nota que no han terminado, pero en este breve tiempo han disminuido, cuando menos es lo que todos deseamos.
 

Para concluir con nuestro propio lavadero jarocho, rebosante de utopías, soñemos con un Veracruz en manos de un Gobierno ideal con recursos: que nos presten los 11,000 millones de pesos, para que se cubran todos los salarios, aguinaldos y demás prestaciones a todos los empleados, pensionados y jubilados, que se le pague a nuestra Universidad, a los empresarios y a todos los deudores. Que se acelere el paso en todas las áreas de seguridad para tranquilidad y paz de los veracruzanos. Que se aprehenda a Duarte y a su camarilla y que el licenciado Miguel Ángel Yunes cumpla con todo lo prometido durante su campaña, Para lograr un Veracruz feliz.- Por el bien de la causa.
 
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