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Columnas y artículos de opinión
El ocaso de los siameses
Helí Herrera Hernández
31 de octubre de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
México no puede entenderse sin ellos; no puede explicarse con sólo uno porque ambos han vivido gracias a la respiración boca a boca que se han dado cuando han estado a punto de la muerte. Frente al lecho de su gravedad ha llegado el otro para inyectarle vitalidad porque sabe que no hacerlo se traduciría en la muerte de ambos.
 
La historia y la sociedad mexicana son testigos de cómo estos siameses, sin importarles el >cómo< hicieron lo impensable, lo ilegal y lo inmoral para sobrevivir como vampiros, chupándonos la sangre con tal de no morir, pero son esos mismos >cómos<, sus fechorías, las que hoy los están derrumbando y los colocan en los umbrales de la muerte, los tienen con la soga al cuello, parados sobre un banquillo podrido, apolillado que ya no soporta su peso, sus pesadillas, sus historias, sus maldades, sus abusos, sus perversidades.

 
Ellos mismos fueron a lo largo de muchas décadas construyendo sus acciones y sus omisiones y hoy, por los efectos de ambas se quiebran, se derrumban en un hoyo aún sin tocar fondo que les ha hecho hacer lo contrario a los que los encumbró: uno de los siameses combatiendo la corrupción que fue su invento, su pan de cada día, y el otro criticándolo cuando por décadas lo defendió, a grado tal que llegó a declararse su soldado-sirviente.
 
Llevan años ya sumando fracasos, desaciertos, impopularidad, repudios, enojos y odios. Han llegado al límite de la sobrevivencia y para aún respirar quieren dibujarse de demócratas, pintarse de honestos, caricaturizarse de críticos al sistema de gobierno pero nadie les cree, porque en el infierno que vivimos hemos aprendido a distinguir entre la oveja y el lobo, entre el gato y el ratón, entre el tejón y el huevo.
 
Por eso el Partido Revolucionario Institucional viene perdiendo millones de votos, perdiendo elecciones como las de este mismo año en los estados de Veracruz, Puebla, Tamaulipas, Chihuahua, Quintana Roo, Durango y Aguascalientes. Por eso ponen a un corrupto y desvergonzado que por unos meses de trabajo cobra indemnizaciones millonarias que ningún trabajador normal en 30 años de antigüedad la recibe, a denunciar a sus compañeros de parranda, de corruptos y ladrones creyendo que con correrlos de su partido ya son perdonados por una sociedad lastimada por esa camarilla, o que con meterlos a la cárcel ya los aplaudimos y les vamos a creer que hay Estado, gobierno y liderazgo. No ven el divorcio con el pueblo que ellos mismos firmaron ocasionado por sus infidelidades, engaños y falta de amor por México y los mexicanos.

 
Van en picada, ni duda cabe, porque su hermano siamés ya no puede auxiliarlo porque está igual o peor; los salvavidas que antes le tiraba los necesita hoy para intentar salvarse y evitar ahogarse en su propia sangre. Veamos si no: Las utilidades netas de TELEVISA se desplomaron 84 por ciento en el tercer trimestre de 2016 al registrar un mil 380 millones de pesos de los 6 mil 785 millones de pesos que obtuvo la televisora en el mismo periodo del año pasado.
 
Sus ratings llevan años bajando en la misma proporción en que suben sus competidores como netflix y los contenidos en las redes sociales, de allí la explicación por qué las ventas por publicidad en el tercer trimestre disminuyeron 1.5% a 5 mil 398 millones de pesos en comparación con los 5 mil 480 millones en el tercer trimestre del 2015. Hoy TELEVISA, el siamés del PRI se vio obligado por el mercado mismo no sólo a bajar sus precios de publicidad, sino como las marchantas, andar ofreciéndolos porque sus anunciantes están migrando frente a su descrédito. Los precios de los spots están poniéndolos los anunciantes, no la empresa. No hay día que no haya despidos de su plantilla laboral.
 
Hoy quieren despojarse de su pasado priísta-gobiernista y por decreto se quieren convertir en críticos de su eterno aliado. De allí la salida de Joaquín López Doriga del noticiario estelar del canal de las estrellas. De allí la llegada de Brozo en horario triple x el fin de semana para que le atice no sólo a Peña Nieto sino al partido de éste y todos sus corruptos. De allí el cambio de su programación tratando de recuperar ratings dejados por sus amoríos con los depredadores del bienestar social.

 
Es un hecho: los siameses que hasta antes de la aparición y masificación de las redes sociales era un binomio que fijaba la agenda del país e hicieron lo que quisieron con el poder, hoy respiran con dificultad. El médico los desengañó cuando después de auscultarlos les dijo que sus síntomas no son de la gripe que ellos pensaban, sino principios de neumonía severa producto de la cleptocrácia presidencial y los nulos contenidos formativos de Televisa.
 
Allí están las cifras del INEGI, en los datos y las investigaciones que presentan instituciones como Transparencia Internacional, el Instituto Mexicano para la Competitividad; está reflejado en los “Panama-papers” y en las cuentas of shore que involucran a distinguidos miembros de la clase política priísta y empresarios afines a estos, que en lugar de cumplir la misión que les fue encomendada de impulsar políticas públicas que generen desarrollo social, se han dedicado a acumular fortunas.
 
El Estado Peñanietista ha masificado la pobreza educativa, nutricional y de salud, pero ha engordado las cuentas bancarias de sus allegados, por eso pagan las consecuencias en las urnas perdiendo votos en la proporción en que el pueblo ha perdido alimentos en su cocina.

 
Y así, esos siameses que por décadas tuvieron el mismo cordón umbilical, que en momentos críticos se auxiliaban y reanimaban entre ellos para mantener el poder político y económico de México, hoy empiezan a pagar las consecuencias de sus perversidades. Se hunden en el mar profundo que por lo que se observa no tienen ya posibilidad alguna de salvación, sólo están alargando su agonía.
 
TELEVISA ha dejado de ser el monopolio mediático que protegía al PRI-GOBIERNO porque pocos le creen ya; y el PRI-GOBIERNO ha dejado de ser el ángel protector de TELEVISA porque la sociedad ya los rebasó y les ha restado poder elección tras elección.