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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Palabras de allá y de aquí
Miguel Molina
10 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
El mundo cambió a las nueve de la mañana y ocho minutos. Desperté a la una, desperté a las dos y veinte, desperté al cuarto para las cinco, y ya no me pude volver a dormir. Del otro lado del mundo se resolvían las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y los medios de todas partes comenzaban a publicar resultados.
 
Leí sin mucha atención el principio de una novela de Orhan Pamuk. Bebí café, me asomaba a la madrugada, revisé textos viejos, leí artículos que he ido guardando. Así pasé varias horas tratando de ganarle a la curiosidad. Pero a la nueve de la mañana y ocho minutos el New York Times me sacudió a ocho columnas: Trump Triunfó.
 
Como millones de personas en todo el planeta, me estremecí. El triunfo de Donald Trump significa que la mayor parte de los estadounidenses eligieron el discurso del racismo, la violencia de la xenofobia, las palabras del odio, la perspectiva de la misoginia, y votaron por el millonario que presume de inteligente porque no ha pagado impuestos como los demás.
 

Uno pensaría que es cosa de los estadunidenses porque ellos van a pagar las consecuencias de su elección, pero no: hubo turbulencia en los mercados, el peso se desplomó, y lo más probable es que el mundo viva los próximos cuatro años esperando que Trump desate una guerra de la que todos nos arrepentiremos.
 
No faltan quienes comparan el triunfo de Trump – y su campaña – con el referendum de Brexit. Tal vez tengan razón: desde junio, cuando cincuenta y uno por ciento de los británicos decidieron que sería mejor salir de la Unión Europea, los actos de violencia racial y contra los extranjeros se dispararon en una proporción sin precedentes.
 
La premisa de los Brexit era recuperar la independencia británica. La de Trump es hacer que Estados Unidos sea grande otra vez. Pero ninguna de las dos propuestas especifica qué tipo de nación se quiere, o se necesita, ni cómo se va a lograr. Brexit ganó gracias a las mentiras que sus promotores le vendieron a los británicos.
 

Trump vendió un país que no ha existido – ni va a existir – a quienes votaron por él. Nadie se preocupó por buscar detalles de las promesas y las amenazas del candidato, que dentro de muy poco va a descubrir que una cosa es lo que se puede decir en campaña y otra lo que puede hacer desde el poder.
 
Discursos de acá
 
Las palabras de los políticos son armas poderosas, de dos filos, y quienes las pronuncian deben cuidar lo que dicen, porque sus promesas y sus amenazas pueden terminar volviéndose contra ellos mismos. Un líder cuida lo que dice porque no hay nada más difícil y más triste que gobernar una comunidad dividida.
 

Toda proporción guardada eso pasa en Veracruz. Muchos vimos el video en que Miguel Angel Yunes Márquez iniciaba una reunión llamando ladrones y mentirosos al gobernador interino y al secretario de Finanzas y Planeación. Sus calificativos y su agresividad hicieron que el encuentro terminara antes de comenzar.
 
Quién sabe si el joven alcalde de Boca del Río estaba más interesado en ofender a las autoridades o en hallar una solución a los problemas financieros de su municipio y de otros. Logró lo primero, pero lo segundo, que quizá sea más importante, quedó pendiente.
 
Lo más probable es que no se repita un encuentro del gobernador con los presidentes municipales, que de pronto encontraron la indignación que no tuvieron durante varios años y fueron a exigir lo que no habían exigido antes y a comer tacos en los patios del Palacio de Gobierno.
 

Lo cierto es que el tardío movimiento de protesta que parece encabezar Yunes Márquez abre la puerta a demonios que podrían volver dentro de poco, cuando su papá sea gobernador. Porque si ahora se vale que un grupo de alcaldes tome Palacio de Gobierno y la Casa Veracruz e injurie a las autoridades, se va a valer después.
 
Los pavorreales
 
Lo que me sorprendió fue otro video (porque ahora la política – por llamarle de algún modo – se hace en las redes sociales) en el que el joven alcalde muestra los "lujos" de la Casa Veracruz, residencia semioficial del gobernador del estado.
 

Su video muestra un jardín, pavorreales, un comedor, una sala de cine, una cava (vacía ya de los Vega Sicilia que pusieron de moda quienes tenían más dinero que buen gusto), y oficinas. Y una mesa puesta con cubiertos de plata. Es decir, todo y nada.
 
Esa fue la residencia de los gobernadores Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, Patricio Chirinos Calero (el gobernador electo y papá de Yunes Márquez fue secretario de gobierno en el sexenio de Chirinos), Miguel Alemán (aunque al parecer él no vivió en la casa), Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.
 
Tal vez con el nuevo gobierno las cosas cambien, y el nuevo gobernador viva en una casa modesta y reducida, sin ningún tipo de lujos. Es cuestión de esperar y ver. Y callar. Sobre todo de callar, porque el mundo ha cambiado.