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Columnas y artículos de opinión
La otra elección
Helí Herrera Hernández
14 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
No es el caso referirme a las razones o sinrazones por las que Donald Trump se ha convertido en el presidente electo de Los Estados Unidos que van desde el antidemocrático sistema electoral norteamericano que en dos ocasiones ya hace presidente al que pierde la elección, hasta el reposicionamiento de la ultraderecha conservadora en aquel país que prefiere el aislacionismo a la globalización; el misoginismo a la equidad de genero; el odio a los migrantes y minorías en lugar de la integración social.
 
Si al final la minoría logró colocar en el podium al hombre que va en contra de la rueda de la historia de aquella nación, en su pecado llevarán la penitencia, porque Los Estados Unidos perderá su liderazgo mundial, dado que este hombre que manifestó públicamente tener derecho a tocar la vagina de las mujeres por tener mucho dinero, ha dado amplias muestras de involucionar el método de las políticas públicas que aplicará, que chocan con las de apertura total de los mercados que exigían los residentes de la Casa Blanca al resto de las naciones del mundo.

 
La construcción de "la muralla estadounidense" física en su frontera sur es menos peligrosa a la que se comprometió el magnate de los concursos de belleza aplicar en la frontera norte con Canadá, en los océanos Pacífico y Atlántico y por todos los cielos de su país. "Aislarse", "cerrarse" cuando en el mundo han desaparecido las fronteras comerciales es un golpe de timón a la inversa, para atrás que le costará, no me cabe la menor duda, dejar su lugar a China cuya muralla hoy la tienen como un atractivo turístico, no como un modelo económico.
 
Y así, en el país que enarbolaba la apertura y el futuro, el 20 de enero llegará un personaje que significa el pasado y la cerrazón, por lo que al gobierno de Peña Nieto se le presenta una gran oportunidad para enfrentar los riesgos que dichas políticas conllevan, si actúan con inteligencia (es difícil creerlo, lo sé), visión y patriotismo, tomando como base no sólo los resultados de la elección electoral antidemocrática norteamericana, sino los de la otra elección, la paralela a la primera, que le dio a los norteamericanos a elegir entre el No o el SI a la producción y uso legal de la marihuana, así como la pena de muerte.
 
Lo explico: en cinco estados se votó el tema de la marihuana que va desde el uso medicinal a la producción, venta y consumo del enervante. Los resultados obtenidos el martes ocho arrojan que en 25 estados ya tienen autorización para uso medicinal, y lúdico en 9 de estos, convirtiendo toda la zona oeste en territorio libre para su consumo.

 
California, Washington, Oregon, Colorado, Alaska, Massachusetts y Nevada, por mencionar algunos estados, han despenalizado la cadena de producción-consumo de la marihuana. Es decir, que ya se puede comprar en cualquier comercio el enervante mientras que en México, país potencialmente productor de esta hierba es ilegal, y por ende generadora de corrupción, crímenes e ingobernabilidad.
 
Frente a la zozobra que ha generado el triunfo de Trump respecto a deportar cientos de miles o millones de compatriotas a nuestro territorio, incapaces de reinsertarlos a un mercado laboral, de suyo competido, el gobierno federal debería, con independencia total, legislar para legalizarla, hacer que los campesinos, ejidatarios y agricultores puedan tener la posibilidad, sin criminalizarlos, de sembrar legalmente lo que hoy cosechan, pero que les puede costar la vida ya por los pleitos entre los diferentes carteles de la droga, o por su aparato gubernamental a través de sus fuerzas policíacas o militares.
 
Es tan vasto el mercado de consumo en Los Estados Unidos de marihuana que sería un error no hacerlo, porque se le dejaría a otros países esa posibilidad de generar empleo y capturar dólares con la exportación del estupefaciente. Hacerlo, legalizarla pues, lograría darle empleo a los connacionales que huyen de los Estados Unidos o los que deporte Trump. Independientemente de fortalecer el mercado interno con los millones de dólares que ingresarían al país, también está el generador de impuestos a favor del gobierno federal que aliviaría los hoyos financieros que ha dejado PEMEX, tanto por la privatización que la pandilla de Peña Nieto hizo de la petroquímica secundaria, como la baja del precio de barril del petróleo (California prevé recaudar 1.2 billones de dólares en gravámenes).

 
Aparte que sería nuestra tabla de salvación, un efecto colateral no menos importante sería la disminución significativa de la criminalidad que a lo largo y ancho permea en México.
 
Aunque no lo crean muchos mexicanos, el triunfo antidemocrático (partiendo que la democracia es el poder del pueblo y es dárselo al que tenga más votos: Hillary Clinton tuvo 59 millones 727 mil 805 votos y el candidato republicano 222 mil 192 votos menos) de Donald Trump puede traer mas beneficios a los mexicanos si el actual gobierno federal ve sin pudor la realidad nacional. No puede ser que en Estados Unidos vean normal el consumo de la marihuana y aquí no; Que allá lo ven como un negocio que fondea las arcas públicas y acá no; Que allá, con plena independencia coloquen en el mercado la siembra, producción y consumo de la hierba y acá nos exijan combatirla, ante gobiernos hipócritas, mediocres y serviles del imperio norteamericano.
 
El triunfo del xenófobo representa una gran oportunidad para México si el gobierno federal actúa sagazmente, mirando por el bienestar de su gente. Debemos aprovechar el momento porque éste va a enfrentar amenazas y debilidades multilaterales de dentro y fuera de los Estados Unidos, porque de llevar a cabo sus promesas de campaña Trump estará cavando la tumba del imperio norteamericano, aquel que generaba renta en el exterior (por las buenas o por las malas), para transferirla en beneficio de su gente. Renunciar por motu proprio a su statu quo le abre la oportunidad a China para que asuma ese liderazgo mundial vacante, y/o a la propia Rusia, que conociendo Putin perfectamente a Trump no dudó un segundo en apoyarlo, por los viejos polvos que dejó la caída del campo socialista.

 
Si éste se derrumbó por la injerencia norteamericana, ahora el imperio gringo podrá caer con la rusa. No lo crea usted tan descabellado (ya me referiré a éste en columnas futuras).
 
¿Se atreverá el timorato Enrique Peña Nieto y sus legisladores priístas a dar este audaz paso? ¿Se atreverán los mojigatos dirigentes nacionales panistas y sus senadores y diputados a legalizar la marihuana en beneficio de los mexicanos?
 
La carga de la historia está en sus manos frente a este parteaguas que nos ofrece el triunfo de Donald Trump Sí, pero también de la marihuana en los 9 estados donde fumarla, es legal ya.