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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Premios estatales y fuego veracruzano
Miguel Molina
17 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
El premio estatal a la inocencia es para quien o quienes, los engañados en los más altos niveles del gobierno de Veracruz, nunca se enteraron de lo que estaba pasando: nunca entendieron que los maestros, los jubilados, los proveedores y casi todos los que protestaban frente a Palacio de Gobierno no habían recibido el dinero que les correspondía.
 
El premio estatal a la incompetencia es para quien o quienes cobraban como jefes de prensa – o con cualquier otro título – y nunca les dijeron a sus jefes que la gente estaba harta de que no se les pagara, ni que había descontento en las calles y en los centros de trabajo y en las casas. Nunca les mostraron lo que decían los medios.
 
El premio estatal a la malicia política es para quien o quienes alentaron tomas de edificios de gobierno como medio de presión para exigir los fondos que nunca les dieron los gobiernos de Javier Duarte ni de Flavino Ríos, ni les dará el de Miguel Ángel Yunes Linares, y ordenaron el desalojo de las instalaciones públicas cuando tomó posesión una secretaria de Finanzas que tampoco podrá responder a sus demandas.
 

El premio estatal a la maldad es para quien o quienes organizaron la entrega de un documento – irregular en el mejor de los casos, falso en el peor – en el que Javier Duarte anunciaba su regreso a la gubernatura, porque el episodio contribuyó a aumentar la confusión y el desarreglo político que vive Veracruz.
 
El premio estatal a la infidelidad es para quien o quienes aprovecharon la inocencia política de Javier Duarte para llenarse de dinero ajeno las bolsas y ahora se distancian de él y declaran que podría haber sido su jefe pero no su amigo, aunque el fugitivo les haya dado fueros y otras cosas.
 
El premio estatal a la hipocresía es para quien o quienes hace seis o siete años se llenaban la boca – o sus columnas – declarando que el candidato Javier Duarte era la solución a los problemas de Veracruz, que entonces no eran tantos ni tan serios. Basta consultar en Google los discursos y los renglones que elogiaban al prófugo para saber quiénes son los ganadores y ganadoras de esta distinción...
 

Jugando con fuego
 
Otra vez: ¿a quién benefician las tomas de edificios, los cierres de calles, los bloqueos de carreteras, el estrépito de la violencia, el susto de los incendios, la bulla de los escándalos? ¿Quién promueve esta agitación en la vida ya de por sí agitada de Veracruz? ¿Quién falsifica documentos de funcionarios viejos y nuevos? ¿Para qué?
 
Algunos piensan que el cálculo es que los poderes federales se verán obligados a intervenir – política y financieramente – en la entidad si el gobierno local no puede controlar la situación, como ya se ha visto. Segun esta teoría, el desorden (que se puede organizar pero no se puede controlar para siempre) haría que fluyeran los fondos que se necesitan con tanta urgencia.
 

Pero siempre hay imprevistos, sobre todo en estos tiempos. Nadie sabe qué va a pasar, nadie sabe cuándo ni cómo. Por lo pronto, es claro que hay manos que están jugando literalmente con fuego. Se pueden quemar.