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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La Comunicación Social que viene
Miguel Molina
24 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
A ver quién puede explicar el extraño caso de la comunicacion social del gobierno de Veracruz. A ver quién puede definir en qué consiste la comunicación social, para qué sirve, cuáles son sus objetivos, cuáles son los principios que regulan esta actividad, en qué beneficia a los veracruzanos.
 
Hasta el momento hay ciento ochenta y cuatro "profesionales de la información, con amplia experiencia en la materia", según declaró Irma Chesty (la heredera de Juan Octavio Pavón, Alberto Silva y Gina Domínguez) en su comparecencia ante el Congreso estatal.
 
De lo poco que nos pudimos enterar es que en la Coordinación de Comunicación Social hay "reporteros, camarógrafos, fotógrafos, diseñadores, correctores, productores, monitoristas, publicistas, web masters y editores; gente preparada, innovadora, con amplia experiencia, que se ha actualizado para atender las demandas que exige esta nueva era de la comunicación".
 

También nos enteramos que este año se han gastado trescientos dieciséis millones de pesos en esa titánica tarea de hacer algo que nadie sabe qué es ni cuánto cuesta en verdad a las arcas públicas. Pero si ese gasto fuera constante ya se habrían gastado casi mil novecientos millones de pesos en lo que va del sexenio.
 
La señora Chesty y quienes estuvieron antes en el puesto sostienen que no pueden decir cuánto le pagaron a quién porque se violaría la privacidad de las empresas que cobraron cuando menos dos mil millones de pesos al erario... Pero en este caso hay varias autoridades competentes que pueden declarar que esa información es de interés público, lo que eliminaría el secreto.
 
En todo caso, lo que pasa – o pasó – en la comunicación social de Veracruz ilustra la necesidad de replantear la relación entre el gobierno y los medios. Además de investigar dónde fue a parar el dinero que falta, procesar a quienes lo robaron, corregir los errores administrativos y organizar elecciones, el nuevo gobierno tiene que rehabilitar la confianza ciudadana, y para eso es importante que cambie la estrategia de comunicación.
 

No es un asunto simple. Muchos veracruzanos han dejado de creer en el discurso oficial, que desde hace tiempo dejó de promover las magras acciones del Estado para concentrarse en el cultivo de una imagen hecha de palabras. No tendría caso promover el cambio si se sigue haciendo lo mismo en materia de comunicación. Cambiar a las personas sin cambiar las prácticas no servirá de mucho.
 
Hace algunos meses apuntaba en este espacio que la comunicación social – como al parecer se entiende en los medios oficiales – es una vaina que terminó por viciar a los medios, que terminaron por publicar los boletines que salían de Palacio de Gobierno como si fueran información conseguida por los medios y no redactada por manos oficiales.
 
La doctrina de la inserción pagada – decía entonces – también afectó al periodismo. Ante el recurso fácil de reproducir boletines, muchos medios (y muchos colegas) eligieron creer lo que les decían en vez de hacer preguntas sobre lo que les dicen, que el derecho y el deber de todo reportero. Hace tiempo que la comunicación social no es comunicación ni es social.
 

Ahora tenemos que esperar una semana para ver si algo va a cambiar para que todo siga igual.