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Columnas y artículos de opinión
¿Qué no ha entendido la gente?
Helí Herrera Hernández
2 de enero de 2017
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Llevo años en la lucha por querer transformar este país en un México de todos. Desde 1978 he salido a las calles, a los mercados, en las plazas públicas y en donde mi imaginación me lo ha permitido para denunciar desde ese año a los gobiernos que han generado pobreza, acusándolos de traicionar al pueblo de México y de haber torcido el rumbo de la revolución mexicana.
 
38 años ya, casi 39 advirtiéndole a todos y todas que el Partido Revolucionario Institucional era el responsable de fabricar políticos sin visión alguna, peleles, obedientes fieles a los dictados del Consenso de Washington que llevan años, a través del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de desarrollo dictando las políticas públicas económicas en nuestra nación, y mas adelante las educativas y de salud como hoy ocurre.

 
De mil formas lo he dicho, en la radio, en la televisión, en la cátedra, en conferencias, en charlas, en foros y en mis artículos semanales desde hace varias décadas, invitándolos a no votar por ellos por mentirosos y por privilegiar a un puñado de personas que han saqueado a México y explotado a los trabajadores del campo y la ciudad.
 
Más adelante, cuando el pueblo cansado de las devaluaciones, de la pérdida del poder de compra del salario, de la corrupción y de la falta de oportunidades de trabajo decidió votar por un charro vestido de candidato que les ofreció, coloquialmente hablando, liquidar al partido tricolor, meter a la cárcel a todos los políticos ladrones (como hoy mismo sucede en Veracruz), y a pesar de mis advertencias que no iba a cumplir sus ofertas, porque provenía Vicente Fox de la misma clase social adinerada y privilegiada a los que amenazaba privar de su libertad, ganó en el 2000 la elección, me pregunté por primera vez ¿Qué es o que no entiende el pueblo de México?, ¿Qué no ha comprendido que tan malo el pinto como el colorado, y que en lugar de sufragar y elegir a los opositores al actual modelo económico lo hacen por sus verdugos? ¿O será que es a mi y otros más que coincidimos en esta lucha, que no hemos podido explicar a la sociedad que el PRI y el PAN son lo mismo?
 
Yo creo que no, estoy convencido que durante todos estos años he realizado en ese sentido las cosas bien, y que depende de mis radio escuchas, lectores y público que me ha oído, y del grado de cultura que poseen, que no han entendido las oportunidades que la vía electoral nos brinda para derrotar a estos gobiernos que como partido y sus candidatos prometen una cosa, pero ya en poder hacen otra pero siempre, en perjuicio (hágame el favor), de los que menos tienen.  

 
¿Cuántas veces denuncié desde la tribuna del Congreso local y más adelante del federal, que sus decisiones en lugar de solucionar el hambre la iban a prodigar; que en lugar de ampliar los espacios educativos los iban a reducir; que nos iban a meter en un cuello de botella en materia de salud porque los recortes presupuestarios que hacían iban en el sentido de no comprar camas-hospital, material quirúrgico, medicinas, construcción de nuevas clínicas y hospitales, así como la contratación de médicos y enfermeras; que iban a multiplicar el desempleo, que iban a seguir las devaluaciones, la inflación y por ende crecería la inseguridad?
 
Está a punto de salir un nuevo libro mío que testimonia todas estas perversidades, todas estas premoniciones que desde la década de los 80 hacía, como si tuviera una bola de cristal que me permitiera ver el futuro y lo fotografiara con 20 ó 25 años de anticipación, confesándole que me quedé corto en el pronóstico porque nunca tomé en cuenta que muchos de esos prianistas ya se quedaron hasta sin pudor.
 
Y mire si no: el PRI, el PAN y sus partidos satélites Verde, Nueva Alianza y el PRD firmaron en 2013 el famoso Pacto por México, donde anunciaban que con todas las reformas estructurales que iban a realizar íbamos a tener crecimientos económicos y por ende, bienestar familiar. Que desde el mismo día que las aprobara el Congreso de la Unión los resultados positivos se reflejarían en el bolsillo y estómago de los mexicanos y oh pesadilla, esto nunca sucedió, sino exactamente lo que varios apuntamos en infinidad de artículos periodísticos: pobreza, miseria, inseguridad, desempleo, corrupción.

 
Ahora, con los gasolinazas que hoy mismo ya resentimos que generarán una alza indiscriminada a todas las mercancías, el líder de Acción Nacional se quiere desligar y critica al PRI y a Peña Nieto de semejante medida, cuando él mismo hasta un spot televisivo y radial sacó, diciéndonos que con la reforma energética iban a bajar los combustibles en México (electricidad, diésel, gasolinas).
 
Así son, así siempre han sido estos políticos de derecha que tiran la piedra y esconden la mano cuando ven que no les salieron las cosas bien porque para variar, volvieron a equivocarse al obedecer a los organismos financieros internacionales y a los hombres y mujeres de poder económico en México.
 
2017 va ser duro, muy difícil. La grosera infamia de subir los combustibles cuando en todo el mundo bajan traerá aparejados problemas mayúsculos de convivencia, de paz, de armonía y porque no apuntarlo, de felicidad.  

 
A mi solo me queda escribir "Se los dije, el PRI y el PAN les mienten porque esa es su estirpe: la mentira". Ahora el problema es que por culpa de éstos políticos que se prodigan contra el aborto porque la vida de alguien que aún no ha nacido debe defenderse con fuerza y entereza, no hacen nada por defender la vida de los mexicanos terrenales, los que sí existimos y cada vez vemos menos huevos, menos tortillas, menos pan, menos educación, menos salud, menos peso (nuestra moneda) por su culpa.
 
¡No Ricardo Anaya, no digas que tú no fuiste porque la historia ya te registró otra de tus trastadas! A ver si la Iglesia vuelve a convocar desde el púlpito a las masas sociales para que tomen las calles como recién lo hizo con el apotegma de la familia, para protestar contra estos gobiernos que en un país culto nunca lo hubieran sido.