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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
¿Mano dura?
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
12 de enero de 2017
alcalorpolitico.com
¡Qué difícil y engorroso es tratar de encontrar el hilo conductor (o la mano sucia) que explique como razón de ser (o como causa oculta) de los actos violentos que se han suscitado en estos días!
 
En los hechos, tenemos un gobierno enmarañado en sus propios abrojos reformistas. Bajo el rótulo de la inserción forzada del país en el mundo del liberalismo posmodernista ya feneciente, está enredado en sus propias lianas: se ha endeudado al ritmo de un billón de pesos anuales, ha mermado gravemente las reservas internacionales con la venta de millones de dólares, ha hecho vituperio de la anémica democracia que empezábamos a conocer, ha debilitado como nunca las instituciones nacionales (¿alguien cree todavía en los partidos políticos o en los legisladores, por ejemplo?), ha cerrado los ojos a las lamentables condiciones de vida de los mexicanos y se ha vuelto insensible a los reclamos de un bienestar que cada vez se ve más lejos de este país.
 
Es muy posible, como lo han indicado varios analistas críticos, que los actos vandálicos y los saqueos a los comercios (a los “grandes” comercios) se hayan promovido con la clara intención de desviar los ojos de la causa de las manifestaciones populares: protestar en contra de las medidas gubernamentales que encarecen aún más y muy peligrosamente la vida de la mayoría de los mexicanos, y se trate de generar un clamor de los comerciantes e industriales, es decir, del poder económico del país, y del poder religioso (que ya lo ha hecho con gran premura y agilidad) para que se aplique “mano dura” y se aborte el grito popular. Es posible, pues todo el que tenga un poco de materia gris en su cerebro sabe que el gobierno tiene los suficientes recursos mediáticos, humanos y económicos para “mover a México” en el sentido que convenga a los intereses del poder.
 

El rejuego de las manifestaciones tiene esos y otros riesgos, y puede suceder que lo que se organiza con un fin contestatario termine por servir precisamente a aquel en contra de quien se organizó. Nadie duda de que el poder, sea político, económico o religioso, tiene un impresionante reservorio de instrumentos para el caso. Lo importante es no hacerle el juego a la amnesia, no olvidar lo que el propio gobierno prometió para garantizarse el mínimo de votos que lo auparan al poder, y ver lo que viene, es decir, las próximas elecciones en donde se vislumbra que la respuesta a la disconformidad popular, a la manifiesta debilidad de los partidos políticos, a la anemia de la democracia, a la miseria de las previsibles candidaturas a los cargos de gobierno, sea la “mano dura” que ahora se orilla al pueblo a pedir o hasta exigir dado el “caos” que se vive.
 
Esta es una tendencia global (ejemplos sobran: EEUU, España, Brasil, etc.), producto de la perversión de los grandes detentadores del poder mundial (FMI, Banco Mundial, OCDE, etc.), que ven que sus estratagemas se les están volviendo en contra y nunca, nunca, nunca van a cejar en sus intentos.
 
A México lo han metido en esa tesitura.
 

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