icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La pinche prensa y el pinche poder
Miguel Molina
9 de febrero de 2017
alcalorpolitico.com
A ver, dígame como es la nota roja en Europa, me pidió una colega veracruzana hace años. No supe qué decir. En Europa la prensa no tiene sección policíaca: si un delito es noticia, los medios informan. Pero en México es otra cosa: hay tantos delitos que no se puede dejar de informar.
 
En Veracruz, la muerte, los secuestros, las desapariciones, las extorsiones y el miedo afectan las vidas de muchos aunque esas cosas hayan dejado de ser noticia porque la violencia se ha convertido en parte de la vida. Y los medios (que tenemos el derecho a preguntar para satisfacer la necesidad de saber) estamos obligados a seguir contando la historia de nuestros días.
 
Pero no todos piensan lo mismo. Esta semana, un numeroso grupo de reporteros veracruzanos publicó una carta quejándose de que la Fiscalía General del Estado – uno de los brazos de la ley – no parece dispuesta a dar información sobre esta vaina que preocupa a mucha gente.
 

Los reporteros son directos y su señalamiento es demoledor: “Ni en los peores momentos del duartismo, ni tampoco en el ocaso del sexenio del no menos polémico Fidel Herrera Beltrán, se había vivido tanta ausencia de información por parte de la FGE, como en estos 60 días”.
 
La carta de los reporteros enumera casos en los que la Fiscalía (no el gobierno, porque la Fiscalía es autónoma, al menos en teoría) se ha negado a dar datos. La Fiscalía ha invocado las nuevas prácticas penales (como la presunción de inocencia, aunque el concepto aparece en la Constitución del 24) para justificar su silencio.
 
El sistema de Whatsapp que creó la Fiscalía para mantener informados a los reporteros de la fuente terminó convertido en instrumento de chistes, y el uso constante de la cuenta de Twitter del Fiscal parece señal de que — pese a la enorme responsabilidad que tiene — el funcionario dispone de tiempo para dedicarse a publicar ocurrencias.
 

A fin de cuentas, lo que queda claro es que no hay una estrategia de comunicación. Los medios no necesitan que los regañen sino que les ofrezcan reglas claras para informar lo que tienen que informar, y eso es lo que falta.
 
La raíz del árbol del problema es vieja. La prensa y las autoridades se han acostumbrado a una relación adversarial que no le sirve a nadie. En vez de buscar coincidencias, funcionarios y reporteros han preferido concentrarse en otras cosas.
 
Lo que hace falta es un protocolo que defina el trato de la pinche prensa con el pinche poder. Lo que hace falta es que la Fiscalía actúe como una institución que trasciende a quienes la encabezan y establezca un diálogo con quienes la vigilan y dan cuenta de sus actos.
 

Ese diálogo puede producir acuerdos razonables, como pasa en otras partes. En Londres (y en general en Gran Bretaña), por ejemplo, la prensa contacta a la policía para avisar que sus reporteros van a cubrir una manifestación, y la policía señala quién es la persona con la que tienen que coordinarse y recomienda medidas de seguridad.
 
Los medios (la BBC entre ellos) ofrecen cursos de seguridad a sus reporteros. Los reporteros saben que ninguna nota vale más que su integridad física, y que el periodismo de a pie no tiene que ver con la militancia o la ideología.
 
Pero además de los cursos sobre seguridad en ambientes hostiles, los medios ofrecen a sus reporteros cursos sobre el marco legal del periodismo (los instructores del Colegio Internacional de Periodismo de la BBC insistíamos en la importancia de conocer los derechos y las obligaciones de los reporteros), porque el derecho a la información implica la obligación de respetar la ley.
 

Ese, como decía mi abuelo, es otro cantar. Resulta triste ver que hay reporteros sin curiosidad, que no preguntan, que aceptan lo que les dicen sin duda alguna, y que publican sin pensar. Para ellos, nadie más tiene derechos. Ni las víctimas tienen derecho que se respete su privacidad, ni los detenidos tienen derecho a que se les considere inocentes...
 
Tal vez hemos llegado al punto en el que autoridades y medios tenemos que hacer una pausa y pensar en lo que hacemos y preguntarnos cómo podemos hacerlo mejor. Pero eso implica que autoridades y medios sepan qué quieren y cómo pueden hacerlo.
 
Hasta el momento, ni la pinche prensa ni el pinche poder tienen idea...