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Columnas y artículos de opinión
Flavino
Luciano Blanco González
17 de marzo de 2017
alcalorpolitico.com
La tranquilidad y confianza que se respiraba en Veracruz, se rompió repentinamente con el duro golpe, pero mal acomodado que se dio a las buenas conciencias con la detención del licenciado Flavino Ríos Alvarado, un ciudadano probo y gentil que ha servido con eficiencia al estado de Veracruz en distintas épocas y al que no se le conocen acciones de maldad, de abuso o de corrupción.
 
Sin embargo el mal momento en que aceptó colaborar y substituir a un hombre vil y descastado, es motivo para que la autoridad considere que compartió con él, las infames tropelías que ahora relucen y que de manera infame quisieran coludirle.
 
El ambiente se enrareció más al tercer día de la referida aprehensión, cuando los veracruzanos esperanzados en que el poder legislativo. Ahora en virtud de la política del primer mandatario Miguel Ángel Yunes Linares, independiente en sí mismo, autónomo por no depender en sus decisiones de ninguna otra voluntad, haciendo uso de las facultades que le otorga la teoría de la división de poderes, acordó no aprobar la reestructuración de la deuda pública del Estado.
 

Medida que no es la panacea, ni significa la solución a los grandes problemas, sino que es una manera de alargar los plazos para el pago de la misma, pero en pagos chiquitos y menor tasa de interés, cuyo remanente millonario por cierto, se utilizaría para enfrentar las necesidades inmediatas más urgentes.
 
En ambas acciones se asoma por todas partes un fondo político cuyas graves consecuencias de no reformarse, pagaremos todos los veracruzanos de hoy y del mañana, porque lo que seguiría sería la crisis en el servicio público, pues a falta de recursos campeará la necesidad y consecuentemente la inmovilidad en todas las áreas de la administración estatal.
 
Por ello nos enfilaríamos hacia el peor gobierno que hayamos padecido y se exhibirá a Yunes como un incapaz y torpe gobernante junto con todos sus partidarios del PAN y del PRD que lo acompañan.
 

En el fondo este parece ser el deleznable propósito de quienes lo obstaculizan en el Congreso y en otras esferas oficiales.
 
En la realidad es la lucha por el poder de quienes ambicionan posicionarse en el mayor número de los 212 ayuntamientos, lo que les permitirá empoderarse estratégicamente en la gran batalla de vida o muerte para todos los partidos. Pues de sus resultados depende su presencia en la próxima Presidencia de la República, el Congreso Federal, la Gubernatura y el Congreso Local, o sea que no se está jugando cualquier cosa, se esta jugando el destino del país, de la entidad, de los líderes y de los partidos mismos y muy al último y al parecer el de menos importancia el futuro del sufrido pueblo veracruzano que pagará las consecuencias o debería de ser el gran beneficiario en caso de aprobarse.
 
Indudablemente que cada uno de los actores juega sus cartas a conveniencia por el impacto social que tendrá la solución sobre el electorado. Fortaleciendo un bando y dañando al otro.
 

De no enmendarse la grave resolución de negar la restructuración de la deuda, para junio, mes de las elecciones, estaremos ante un panorama tan dramático y desolador que desalentará al electorado para sufragar por los partidos del gobierno, (PAN y PRD) a los que no contemplará como víctimas de una oposición irresponsable, sino que los calificará como incapaces de concertar los acuerdos necesarios para salir del atolladero.
 
A todas luces se intuye que hay la intención de bloquear al Gobernador y con ello obstaculizar la carrera política de Miguel Ángel Yunes Márquez, que sería el candidato natural con altas posibilidades de que el PAN continúe en el poder, si le permiten al Gobernador hacer un buen papel, que trascienda por los hechos y las grandes obras que se esperan a pesar del desastre económico que nos heredó Duarte.
 
La dirigencia de Morena pretende un escenario adverso para la actual administración el que sería similar al de los últimos días del Duartismo, significado por el gran número de exigencias y de reclamos insatisfechos. Tendríamos entonces una sociedad irritada reclamando en los mítines y manifestaciones, los bloqueos y tomas de edificios volverían a cobrar auge y sería la pauta para una activa agitación política, rebosante de injurias, descalificaciones y señalamientos infundados en contra del Gobernador y sus colores, tendientes a influir en la opinión pública para llevar abundante agua a su molino y desde luego en ese río revuelto se sumarían las demás fuerzas para impedir que el proyecto Yunes se haga realidad y para fomentar el descontento y la desconfianza popular, principales armas en las que se apoyan para fortalecer las aspiraciones de Andrés Manuel y de quien él diga como candidato a gobernar Veracruz, aunque ya recibió leves rasguños a su autoritarismo, al imponer como candidatos a sus favoritos, rompiendo las ilusorias reglas de la igualdad democrática en las postulaciones. Cuidado Andrés que los enanos están creciendo y pronto querrán ser como tú, para exigirte y desplazarte.
 

En esta perspectiva no son buenos los augurios. Indudablemente que los candidatos y partidarios de la coalición PRI-Verde, aprovecharán todos los errores y el inmovilismo oficial, retomando el contenido de los discursos de campaña contra Duarte por parte del ahora Gobernador, revirtiéndolos en toda su intensidad en contra del licenciado Miguel Ángel Yunes, quien en estos términos será la preciada bandera de cada uno de los voceros de sus oposiciones.
 
Ojalá y las buenas intenciones se apoderen del ánimo de los legisladores en este día en que se discutirá por enésima ocasión el delicado tema de la reestructuración, ojalá y dios los ilumine para que tomen buenas decisiones que fructifiquen en abundantes beneficios para la población en general.
 
Apoyemos al Gobernador, él no es el responsable de los excesos de un Fiscal, joven e inexperto que en su afán de quedar bien con quien lo propuso en sus actos va a los peligrosos extremos, poniendo en duda la credibilidad de la justicia y la buena fe del Gobernador.
 

No es otra la razón por la que se le atribuye al mandatario que el encarcelamiento del licenciado Ríos Alvarado, es un acto de odio, de venganza y de persecución política y no una acción para someter a proceso a los corruptos saqueadores Duartistas de quienes se dice que compraron o negociaron impunidad para no ser investigados.
 
Da la impresión de que contra el licenciado Ríos Alvarado se inventan delitos y se fabrican pruebas e indebidamente se le caracteriza como un individuo peligroso que pretende huir de la justicia y de burlar a las autoridades fugándose del Estado. Ni siquiera se le otorgó el beneficio de la duda o la presunción de inocencia.
 
Rayando en lo absurdo, su detención fue una comedia, en un escenario mediático bien montado, con cámaras y entrevistas nacionales con preguntas capciosas elaboradas para el caso, pretendiendo mostrarle al país que se trataba de un funcionario cortado con la misma tijera con la que cortaron a Javier Duarte.
 

En esta tesitura es saludable que sin bajar la guardia contra la delincuencia, el señor Gobernador frene la ira del Fiscal y le recuerde que la Fiscalía de Veracruz es una institución de buena fe y que sus declaraciones y actos deben de estar apegados a este principio que nos garantiza la confianza en las instituciones y nos permite la convivencia armónica y democrática, impidiendo ver culpables donde no los hay.- Por el bien de la causa.
 
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