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Columnas y artículos de opinión
¡Después de mi... la nada!
Helí Herrera Hernández
8 de mayo de 2017
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Nunca llegué a pensar que Andrés Manuel López Obrador volvería a pecar un poquito, solo un poquito de soberbia y prepotencia, después de aquel episodio vivido en Guadalajara el 29 de mayo de 2015, que marcó su alejamiento con las fuerzas políticas del campo democrático, especialmente con Movimiento Ciudadano.
 
Era sábado y el tabasqueño asistió a un mitin de apoyo a su candidato a presidente municipal por el municipio capital del estado de Jalisco. Varios de los mismos dirigentes estatales de MORENA le habían compartido que sería bueno, en un acto de unidad de las izquierdas, apoyar a Enrique Alfaro que iba punteando las encuestas y más, cuando el suyo no alcanzaba ni siquiera el uno por ciento. Que nada ganaban con irse solos dado que ya andaban muchas voces de académicos e intelectuales que los calificaban de sectarios, lo que repercutiría aun más en los resultados de la elección, que sería 8 días después de ese acto (domingo 7 de junio).

 
No les hizo caso (como tampoco les hace caso hoy a infinidad de morenos que le han recomendado ir aliados en las elecciones estatales para preparar muy bien el terreno para la jornada electoral de 2018, donde se definirá el perfil de nación que queremos, y en consecuencia, aprovecharlas para salir con un solo candidato, comprometido a sepultar el actual modelo económico que es el que ha generado la desolación en México), y centró su discurso en denostar al candidato de Movimiento Ciudadano acusándolo –sin prueba alguna-, de ser parte de la mafia del poder y llamó a sus escasos simpatizantes allí reunidos, a que no lo hicieran.
 
9 días después Enrique Alfaro era declarado triunfador de la segunda ciudad más importante del país y Movimiento Ciudadano daba una gran sorpresa al levantarse con triunfos no sólo de Guadalajara, sino también de Tlaquepaque, Zapopan, Tlajomulco (allí repetía), Puerto y Vallarta y algunos municipios más, y MORENA y sus candidatos se quedaron en los últimos lugares sólo llegando alcanzar el uno por ciento en algunos. A López Obrador nunca le importó que ese equipo triunfador liderado por Alfaro, tres años antes habían trabajado política e incansablemente para que AMLO fuera Presidente de México. ¡No, ahora eran parte de la mafia del poder simple y llanamente porque no apoyaban a los candidatos morenos!
 
Las escribo porque son cosas que no se olvidan, que dejan heridas, que muchas veces han buscado alguna explicación porque allí se distanciaron las izquierdas más representativas de México. Por un lado Movimiento Ciudadano y por el otro MORENA. ¿Por qué don Andrés, si sabía perfectamente que en Jalisco sólo eran un partido regional (ni siquiera estatal), con algunas figuras en algunos municipios, decidió no llamar a votar por los candidatos de MC, haciendo lo que hoy dice que hacen el PT y el PRD de favorecer al PRI?

 
¿Y que más dirá hoy, dos años después, cuando Guadalajara junto con cinco municipios más de Movimiento Ciudadano están calificados dentro de los 10 municipios más transparentes y honestos de todo México, pero ocupando los tres primeros lugares en el ranking nacional, según CIMTRA (ciudadanos por municipios transparentes)?
 
Aquel hecho marcó diferencias y con el paso de los años llegue a pensar que si no pudiera rectificar con aquellos epítetos lanzados con el hígado, bien pudiera hacerlo más adelante cuando conociera estos datos y le remordiera la conciencia al ver cuán honestos han sido todos estos alcaldes, que demostraban en los hechos que no son mafia, y que él, se había equivocado.
 
Pues no, resulta que el equivocado fui yo porque en lugar de mejorar don Andrés va peor en esa actitud de alejarse de aquellas fuerzas políticas que unidas le propinarían una derrota a la derecha en México, representada por el PRI y el PAN (mas partidos satélites). No lo digo yo, lo dicen la inmensa mayoría de las encuestas. MORENA sola está un punto arriba de Margarita Zavala del PAN, pero con el margen de error podría estar a más tres, pero también podría estar a menos 2 y perdería nuevamente la elección. En cambio unido por lo menos a Movimiento Ciudadano ganaría la presidencia de la república con cinco puntos de diferencia, incluyendo el margen de error.

 
Digo esto por el discurso tajante, tronante, sepulturero lanzado por AMLO en Compostela, Nayarit el viernes 5 de mayo, cuando afirmó a todos los medios de comunicación que “si hay cariño (refiriéndose a los demás partidos de izquierda o social-demócratas), que ya empiecen a manifestarse” y que “declinen todos y todas sus candidaturas a favor de los de MORENA en Nayarit, Estado de México, Coahuila y Veracruz”, o de lo contario “no habrá unidad para las elecciones de 2018”.
 
¿Cómo interpretamos esta fulminante convocatoria de AMLO? De dos formas: la primera manda el mensaje que solo ellos merecen participar en política. ¡Después de ellos... nadie!. Y la segunda, la más peligrosa, la que muchos no quisiéramos creer: que sepulta cualquier posible unidad de las fuerzas políticas democráticas, nacionalistas y revolucionarias para derrotar a la derecha ultraconservadora en México en las próximas elecciones presidenciales de 2018.
 
Si él cierra y diluye esa gran posibilidad ¿A quién estará beneficiando indirectamente?

 
¡Claro, a la derecha, a la mafia del poder!
 
¿Luego entonces?